Crisis de hegemonía en Venezuela

Viernes, 27/11/2020 10:52 AM

La situación que ha venido viviendo Venezuela en el último lustro, hasta llegar a lo que se siente en forma generalizada, no es más ni menos que la profundización de una crisis de hegemonía, que tiene como causas últimas, dos dimensiones que se vienen manifestando en las últimas décadas del Siglo XX.

Por un lado, la crisis estructural de la lógica del metabolismo del capital, ilustrada y analizada de manera fehaciente por los trabajos de István Mészáros, en especial en su obra magna, Más allá del Capital, como fenómeno que afecta a la mayoría de los casi ocho mil millones de habitantes del globo terráqueo; y de manera particular, en el caso venezolano, por otro lado, el llamado colapso rentístico, ilustrado y analizado a suficiencia, por parte de las investigaciones realizadas por Asdrúbal Baptista.

Ambas dimensiones, como marco de referencia necesario se encuentran a la base, como fundamento estructural, de lo que ha sido el devenir de la dinámica venezolana en el último medio siglo.

Sin su comprensión adecuada no es posible captar los intríngulis, ni la dimensión, ni la profundidad de dicha crisis de hegemonía.

La ingobernabilidad reinante que se observa en Venezuela, en la actualidad que pesa sobre las consecuencias de lo que ocurre, hoy y aquí, y a su vez el condicionamiento de ella, y las mediaciones que influyen sobre otros fenómenos, en parte, como producto de la misma crisis de hegemonía.

Entre tales situaciones, podemos observar algunas de las siguientes: que solamente en este escrito vamos brevemente a identificar: la primera, la ANOMIA SOCIAL, como parte del comportamiento de la mayoría de la población, como fenómeno opuesto al intento de mayor protagonismo, participación del pueblo, en los asuntos generales que le incumben como sujeto social activo, tanto como fuera anunciado y explicitado a lo largo del período de gobierno que se inició en diciembre del año 1998, y a lo largo del mismo hasta llegar a finales del 2012, con el último triunfo electoral de octubre de ese año.

Un segundo elemento, nunca visto en la historia de Venezuela, el ÉXODO MIGRATORIO MASIVO, casi en estampida de millones de ciudadanos que han buscado refugio en otros países del continente y fuera del mismo, tratando de superar las condiciones de vida que se han agudizado en su calidad, dejando un vacío difícil de llenar en el corto plazo, dada la desinversión profunda que se ha dado en tan corto tiempo, particularmente, como expulsión de una mano de obra barata, aceptada en los países de recepción, no obstante la pesada y cínica retórica asumida por sus gobiernos, y parte de la población en general en los lugares donde dicho éxodo tuvo lugar.

Un tercer elemento, se refiere a la PROSTITUCIÓN INSTITUCIONAL que se ha dado en este período, impulsado por la irracionalidad, incompetencia, prepotencia del propio desgobierno venezolano, que ha impulsado un desmantelamiento no solo de los principios alcanzados con la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) lograda luego del proceso constituyente y posterior aprobación en diciembre del año 1999, sino también en lo concerniente a su cultura popular libertaria y revolucionaria.

Un cuarto elemento, se refiere al EMPANTANAMIENTO POLITICO, al cual han concurrido tanto las acciones del desgobierno actual, como la supuesta oposición política cuyo legado del llamado puntofijismo, como suerte escoria política, de derivado partidista, de deslave de las dos grandes agrupaciones que ocuparon la hegemonía político partidista durante cuatro décadas a partir de 1958.

Un quinto elemento, se refiere a la más grave INVOLUCIÓN HISTÓRICA, sufrida en Venezuela, posiblemente desde el nacimiento como República fuera de la Gran Colombia, a partir de 1830, proceso de descomposición que pone a riesgo la propia existencia de la Nación y la de los ideales sostenidos a a lo largo de la incruenta Guerra de Independencia de hace más de dos siglos; al poner en juego hasta la identidad nacional con la entrega del mismo territorio a mano de los intereses de las potencias internacionales, representadas por las unidades productivas transnacionales.

Consecuencias estas, brevemente descritas, que pesan y hacen mella en la posibilidad de un cambio como el que se estaba tratando de impulsar en el gobierno liderizado por el Comandante Hugo Chávez, durante el período 1999-2012, dejando de lado hasta un sentimiento mayoritario del pueblo venezolano, hoy y aquí, imbuido en una especie de crisis existencial, de frustración generalizada, subsumida en un laberinto que deberá ser superado, nuevamente, como lo han hecho tanto el pueblo como su Fuerza Armada, en otras oportunidades históricas, teniendo como ícono los tres siglos primeros de dominación del imperio español, y luego los otros dos siguientes enmarcados en el período post Independentista, parte del cual ha estado signado por el rentismo petrolero a partir de los inicios del Siglo XX.

En parte dicho fenómeno, bajo la égida de un caudillismo petrolero, que hoy ya siente los estertores de dicho proceso, planteando la necesidad de superar, en el fondo, también aquel famoso dilema de socialismo o barbarie, teniendo que dar respuesta, no solamente a la profunda crisis de hegemonía, sino también a las causas últimas de su incubación actual, como fuera señalado al principio de este escrito.

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