Tratado de Regularización de la Guerra, genialidad diplomática de Simón Bolívar

Sábado, 28/11/2020 07:06 AM

Los tratados de Trujillo, el de "Armisticio" y "Regularización" son actos de amor al ser humano; por la paz entre los pueblos y por la independencia

El Presidente Simón Bolívar desde 1812, con el Manifiesto de Cartagena, comprendía la necesidad de internacionalizar la guerra de independencia y buscar el reconocimiento internacional de la Confederación de Estados de Venezuela

En 1810, Bolívar fue enviado por el canciller Juan Germán Roscio Nieves a Gran Bretaña en búsqueda de apoyo y reconocimiento. Otro tanto hicieron personeros como José Rafael Revenga, Fernando Bolívar, Andrés Bello, entre otros en aquella oleada diplomática de abril que condujo el ilustre guariqueño.

Ese paso por la diplomacia queda en el caraqueño que desde entonces no parará de escribir epístolas a todos los confines del mundo. A Europa, a EEUU, a las naciones de América que aspiraban la independencia y la libertad.

En la capitulación de Julio de 1812, Miranda intentó el reconocimiento a la Confederación de Venezuela, pero Monteverde lo niega rotundamente. En ese momento, España reconoce la beligerancia de las tropas caraqueñas pero luego incumple la capitulación al apresar a Miranda, Roscio, Madariaga y otros.

Los documentos de Simón Bolívar, como el Manifiesto de Cartagena, Carta de Jamaica, Cartas a las Provincias Unidas de Río de La Plata, a Petión van en la línea del reconocimiento internacional.

En 1813, con el Decreto de Guerra Muerte, el Libertador procura el reconocimiento, por España, de ser parte beligerante contrincante en un conflicto armado. Bolívar con el decreto propicia abiertamente la polarización entre españoles y venezolanos. Solo los venezolanos serán objeto de perdón "aun cuando seáis culpables".

Las circunstancias de la guerra que desde 1819 comenzó a favorecer ampliamente a los patriotas, la creciente organización de los territorios en torno a Colombia, el fortalecimiento del ejército con la entrada de lleno de los refuerzos de los pueblos afros y llaneros a favor de la emancipación, la acción de San Martín en el Sur; en la luchas se reavivaron con la noticia de la Constitución Liberal de España y la negativa de los soldados del reino a continuar haciendo guerras en ultramar.

España optó por buscar un mal menor en la América Abya Yala, su proveedora de metales preciosos y materia prima. Al menos lograr hacerlos "territorios autónomos" pero no independientes.

El Presidente Bolívar

En un primer momento de aquel año 1820, a pesar del claro liderazgo de Bolívar evidenciado en las batallas de Pantano de Vargas y Boyacá, y luego con su proclamación General en Jefe del Ejército, Libertador, Presidente la República y Terror del Despotismo, Morillo escribe por separado a connotados jefes venezolanos Páez, Bermúdez, Monagas, Zaraza, Montilla, Cedeño y Rojas, anunciado que había mandado a suspender las hostilidades.

Estos, en muestra de disciplina y unidad informan al Libertador, quien ordena que toda comunicación sobre el tema del armisticio sería manejada personalmente por él, de acuerdo con la Constitución

Correspondencia Jefes realistas con el Presidente Bolívar

2 de julio de 1820: De La Torre escribe a Simón Bolívar, con el trato de "su excelencia", y le pide suspender las hostilidades por un mes. Lo trata de hermano

4 de julio: El Libertador le responde, que el plazo de suspensión puede ser mayor, siempre que se reconozca la Independencia de Colombia. De lo contrario no recibirá al nuevo emisario.

De la Torre (segundo de Morillo) y este comienzan a dar tratamiento a Simón Bolívar de "su excelencia", tratamiento reservado a altas autoridades nacionales. A principios de noviembre de 1820, De la Torre, en carta a Bolívar lo trata de Su Excelencia el Presidente "¿Cuál sería mi admiración al ver que S.E. el Presidente hacía uso de esta conversación en una nota oficial?".

Por parte del gobierno colombiano, los encabezados o membretes de las cartas del Libertador comenzaban así:

 

 

"República de Colombia.

 

 

Cuartel General de Trujillo…

 

 

Simón Bolívar, Libertador, Presidente de la República, General en Jefe del Ejército"

 

 

El reconocimiento de la República en los dos tratados. En el Armisticio y el de Regularización de la Guerra. El Armisticio fue solicitado por Morillo, el de Regularización de la Guerra, más profundo y trascendental por el Bolívar, y su firma era condición para aceptar el primero.

El primer objetivo de Bolívar, se materializa al más alto nivel con los tratados firmados y ratificados los días 25, 26 y 27 de noviembre de 1820. En el preámbulo o exposición de motivo España reconoce expresamente a la República de Colombia y al Presidente Simón Bolívar:

"Deseando los Gobiernos de España y de Colombia manifestar al mundo el horror con que ven la guerra de exterminio que ha devastado hasta ahora estos territorios convirtiéndolos en un teatro de sangre; y deseando aprovechar el primer momento de calma que se presenta para regularizar la guerra que existe entre ambos gobiernos, conforme a las leyes de las naciones cultas, y a los principios más liberales y filantrópicos, han convenido en nombrar comisionados que estipulen y fijen un tratado de regularización de la guerra, y en efecto han nombrado el excelentísimo señor General en Jefe del Ejército Expedicionario de Costa Firme, don Pablo Morillo, conde de Cartagena, de parte del Gobierno español, a los señores Jefe Superior Político de Venezuela, brigadier don Ramón Correa; alcalde primero constitucional de Caracas, don Juan Rodríguez de Toro, y don Francisco González de Linares; y el excelentísimo señor Presidente de la República de Colombia, Simón Bolívar, como Jefe de la República, de parte de ella, a los señores general de brigada Antonio José de Sucre, coronel Pedro Briceño Méndez y teniente coronel José Gabriel Pérez, los cuales, autorizados competentemente, han convenido y convienen en los siguientes artículos:"

Pablo Morillo, tenía credenciales o plenos poderes de su Rey para aquel acto. Bolívar en todo momento daba poder a sus oficiales para negociar y exigía a los comisionados las credenciales respectivas. España cedía ante el peso de los hechos.

El Tratado de Regularización de la Guerra como antecedente al Derecho Internacional Humanitario formalizado en la Convención de Ginebra de Finales de 1864.

El derecho internacional puede definirse como el conjunto de reglas internacionales, convencionales o costumbristas, destinadas a aplicarse en los conflictos armados para limitar, por motivos humanitarios los efectos de la guerra el Código de Hammurabi, el Código de Manu y el Derecho de Gentes desarrollado por Hugo Grocio.

Los griegos y romanos no avanzaron en el derecho humanitario, antes bien esclavizaban o daban muerte a los prisioneros.

El más avanzado de los acuerdos bilaterales antes del firmado por Bolívar y Morillo, sería el tratado de amistad y paz entre Gran Bretaña y EEUU, en 1783, el cual acordaba la liberación de los prisioneros de guerra. Era un tratado posguerra.

Lo humanitario en el tratado propuesto por Bolívar y negociado por Sucre

En las cartas a Morillo, el Libertador va esbozando lo que iba a ser el Tratado de Regularización. En cada carta le señala la necesidad de evitar el sufrimiento de la gente debido a la guerra. Hay párrafos de esas misivas que fueron incluidos casi íntegramente en el Tratado.

Una vez hecha la propuesta, el Libertador va carteándose con Morillo y sus comisionados, para personalmente hacer observaciones al tratado

El 24 de noviembre el Libertador autoriza a Sucre concluir la negociación de los dos tratados

El Tratado de Regularización de la Guerra va más allá de los heridos, hasta aborda el respetuoso y sagrado tratamiento a las víctimas mortales. A continuaciones algunas de sus sustanciales artículos:

Art. 1º La guerra entre España y Colombia se hará como la hacen los pueblos civilizados, siempre que no se opongan las prácticas de ellos a algunos de los artículos del presente tratado que deben ser la primera y más inviolable regla de ambos gobiernos.

Art. 7º Originándose esta guerra de la diferencia de opiniones; hallándose ligados con vínculos y relaciones muy estrechas los individuos que han combatido encarnizadamente por las dos causas; y deseando economizar la sangre, cuanto sea posible, se establece que los militares o empleados que habiendo antes servido a cualquiera de los dos gobiernos, hayan desertado de sus banderas y se aprehendan alistados bajo las banderas del otro, no pueden ser castigados con pena capital. Lo mismo se entenderá con respecto a los conspiradores y desafectos de una y otra parte.

Art. 8º El canje de prisioneros será obligatorio

Art. 12. Los cadáveres de los que gloriosamente terminen su carrera en los campos de batalla, o en cualquier combate, choque o encuentro entre las armas de los dos gobiernos, recibirán los últimos honores de la sepultura. El ejército o cuerpo vencedor será el obligado a cumplir con este sagrado deber

El Abrazo de la Paz y el respeto entre el Presidente Simón Bolívar y el Jefe Español Pablo Morillo:

El 27 de noviembre se realizó el inédito hecho del abrazo entre el Jefe de los Ejércitos Españoles General en Jefe Pablo Morillo y el General en Jefe y Presidente de la República de Colombia Simón Bolívar.

Un detalle curioso era como iba vestido Bolívar y su medio de transporte de Ciudad Trujillo (en poder de los Patriotas) y Santa Ana (en poder de los españoles):

De acuerdo al reglamento que el propio Libertador Presidente había aprobado decía: Art. 57ª. Los oficiales generales y coroneles en actos que no sean del servicio de armas, y en marchas y en campaña, podrán usar levita, o sobretodo azul, con el sombrero y faja correspondiente a su grado. Simón Bolívar va al encuentro con Morillo, montado en mula por la gran fuerza de esta bestia necesaria para subir las difíciles e inclinadas montañas.

La entrevista fue propuesta por Pablo Morillo. El jefe español tenía en sus manos los dos tratados, para su ratificación. Pero quería aprovechar la reunión para persuadir a Bolívar de que aceptará que Colombia fuera parte de España con un estatuto especial en el cual tendría sus diputados.

Simón de Bolívar acude a la entrevista de Santa Ana en un ejercicio de diplomacia directa. Fue un duelo de altos jefes que no podía eludir. Su máxima experiencia con dignatarios las había tenido en Nueva Granada, en Jamaica, en Haití y en la propia España. Los dos jefes no iban solo a conocerse. Bolívar también iba a hacer sentir su autoridad de presidente de un país.

En Santa Ana Bolívar y Morillo fueron a tratar fundamentalmente la situación política y militar que se vivía. Es decir, se quiso procurar obtener con la persuasión y con la influencia personal la conclusión de extremos valiosos que habían dejado pendientes las comisiones constituidas. Morillo fue en pos de ultimar satisfactoriamente el contenido de las categóricas "Instrucciones" recibidas de su gobierno. Bolívar concurrió a la cita para consolidar los avanzados progresos militares obtenidos hasta el momento y para concretar lo relativo al reconocimiento Estado-nación y de su gobierno.

¿Qué pasó aquel día 27 de noviembre?

Era lunes, 27 de noviembre de 1820. El sábado y domingo fueron de trabajo para los comisionados. Bolívar llegó con una pequeña comitiva y sin armas. Morillo, hizo retirar a varios de los suyos para igualarse en número a la del Libertador. Morillo vestía un vistoso uniforme de general en jefe español, lleno de medallas; mientras que Bolívar lucía su levita azul con solo una faja. En el camino se produjo el primer abrazo de los jefes contrarios.

Morillo era el anfitrión, dirigía todo el protocolo. La agenda era de tres actos:

1.- Ratificación del Tratado de Regularización de la Guerra y canje

2.- Reunión Bilateral entre Morillo y Bolívar sobre la situación de la guerra.

3.- Banquete de celebración ofrecido por Morillo en celebración de la firma de los tratados.

En el sencillo banquete se produjeron los discursos de Bolívar y Morillo. Morillo propuso hacer un monumento en el lugar del abrazo. Bolívar aceptó. El discurso del Libertador, relata el cronista, fue emotivo al punto de hacer derramar lágrimas a varias personas. Luego brindó con las siguientes palabras:

"A la heroica firmeza de los combatientes de uno y otro ejército; a la constancia, sufrimientos y valor sin ejemplo; a los hombres dignos, que a través de males horrorosos, sostienen y defienden la libertad; a los que han muerto gloriosamente en defensa de su patria o de su gobierno; a los heridos de ambos ejércitos, que han mostrado su intrepidez, su dignidad y su carácter. Odio eterno a los que desean sangre y la derraman injustamente".

Pablo Morillo, respondió al brindis con estas palabras

"Castigue el cielo a los que no estén animados de los mismos sentimientos de paz y amistad que nosotros".

Las impresiones de Morillo de aquel día, las escribió en su informe al Rey:

"Nada es comparable a la incansable actividad de este caudillo. Su arrojo y su talento son sus títulos para mantenerse a la cabeza de la revolución y de la guerra; pero es cierto que tiene de su estirpe española rastros y cualidades que le hacen superior a cuantos le rodean. Él es la revolución"

Bolívar más directo le escribió el 30 de noviembre a Morillo:

"Parece que una mutación universal se ha hecho con nuestras sensaciones para verlo todo bajo el aspecto más lisonjero. Por mi parte, confieso que mi corazón se ha mudado con respecto a mis nuevos amigos. No hay momento que no recuerde algunas ideas, alguna sensación agradable originada de nuestra entrevista".

Bolívar escribe al Vicepresidente de Colombia, de entonces, Santander:

El tratado que regulariza la guerra nos hace un gran honor, porque ha sido propuesto todo por nosotros.

No he visto un solo oficial que manifestarse, ni en su semblante, deseos de continuar la guerra; pero ninguno ha tampoco indicado siquiera que la paz pueda obtenerse sino con la independencia. Todos ellos se prometen que no se disparará un tiro después del armisticio, porque a ésta sucederá la paz.

El armisticio se rompió en enero, las hostilidades se retomarán muy pronto. Pero el Tratado de Regularización de la Guerra seguiría vigente. Se aplicaría, en Carabobo, y se recuerda su aplicación por Antonio José de Sucre en Ayacucho, Perú.

Ya no habrá más guerra a muerte

Bolívar, se encargó de que se cumpliera, al que no lo hiciera se aplicaría la pena capital.

Con el Tratado de Regularización de la Guerra, quedan atrás las atrocidades del conflicto bélico que en 7 años había aniquilado entre 250 mil a 400 mil venezolanos.

Simón Bolívar, demostrando su grandeza de estadista deja esto muy claro en sus siguientes órdenes:

El 17 de abril de 1821, el Libertador encabeza su Proclama de Reinicio de las Hostilidades con la frase:

YA NO HABRÁ GUERRA A MUERTE, SERÄ UNA GUERRA SANTA

El derecho de gentes y el sagrado que hemos establecido para nuestra salvación, se llevarán más allá de lo justo. Todos son colombianos para nosotros; y hasta nuestros invasores, cuando quieran, serán colombianos. Cuartel General Libertador en Barinas, a 17 de abril de 1821.

Si en 1813 rechazó tajantemente a los españoles y canarios, ahora los invita a sumarse a la patria, cuando así lo quisieran, era el llamado a la paz, la cordialidad y la humanidad entre los pueblos. Mientras ello ocurriera, la "guerra será santa".

 

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