El ex-diputado Juan Guaidó, porque ya lo es, sigue con el diablo adentro. Persiste en querer convocar una consulta popular, que no se traduce en un referéndum, como legalmente está contemplado en la Constitución, para desconocer al presidente Nicolás Maduro, por cuanto ni siquiera acepta que en el mismo participe el Consejo Nacional Electoral (CN) a pesar de ser el único organismo rector del país para convocar consultas o procesos electorales.
No hay duda que la angustia y el desespero embarga a Guaidó, más ahora que el resultado de la pasada contienda electoral le fue adversa y se entiende que su protector, el presidente de los EE.UU, Donald Trump, acaba de perder también las elecciones en ese país.
Guaidó se cree con derecho pleno, por encima de cualquier cosa, que se le reconozca en Venezuela como el único Presidente legítimo, solo porque Trump, tras una idea descabellada y sin sentido, decidió que así sea, como si nuestro país fuera una colonia del imperio.
La mal llamada consulta popular la piensa realizar el ex diputado golpista y fascista del partido terrorista, Voluntad Popular, el próximo 12 de diciembre, esperanzado que el pueblo venezolano la acate y le haga la venia.
Guaidó, asegura además que el presidente Nicolás Maduro, está derrotado, tras los resultados de las elecciones parlamentarias celebradas el domingo.
Argumenta que se mantendrá firme y en resistencia, es decir, retador, hasta sacar a Venezuela, según dice, a la democracia y a la libertad.
En nuestro caso opinamos que no sabíamos que vivimos en dictadura, porque al menos, hasta ahora, la gente anda libremente en la calle, todo el mundo dice lo que le viene en gana, e incluso se ofende continuamente, por las redes sociales, sin que pase nada, la figura del jefe del Estado, y hay quienes, incluso, piden que nos impongan sanciones y se de una invasión armada, sin que estén detenidos.
El autonombrado presidente niega finalmente que el domingo no hubo una elección, quizás por aquello que el resultado de la misma no favoreció, como en el fondo era su deseo, a su corriente política, es decir a la ultraderecha, y desde luego al imperio. o tal vez también porque está quedando ciego.
Guaidó, en definitiva, no tiene otra alternativa que ir comenzando a preparar maletas para salir huyendo del país como lo hizo Leopoldo López, por cuanto una vez que la nueva Asamblea Nacional asuma sus funciones, en enero próximo, de seguro aprobará la Ley que va a permitir imputar a todos aquellos parlamentarios que solicitaron, como auténticos antipatriotas, sanciones y bloqueo en contra de Venezuela, tal cual como lo desea el pueblo al exigir justicia.