"Que de una mujer que es buena
mil cosas buenas se aprenden"
Me decía una humilde mujer, con la sonrisa de siempre haciendo contraste con el ranchito donde vive, desde hace varios años, y ahí precisamente la conocí, el cual parece moverse a la menor brisa, y parada frente al mismo su rostro le da vida a unas paredes agrietadas, descoloridas, donde apenas quedan unos manchones blancos; su voz firme llena de esperanza parece estallar para que la oiga: ¡Mi amigo, y camarada, pasó el 6 y me vino el alma al cuerpo, porque no veía la manera de ganarle a los escuálidos; estaba preparada para aguantar el chaparrón de burlas de dos o tres vecinos, quienes no pelan una del gobierno, y hasta vivienda le dieron; y yo todavía en el rancho, que se me está cayendo; menos mal que abandonaron la pelea, no quieren votar! Casi, cuando me marchaba se oyó la voz de su compañero de vida ¡Mejor pa´ el perro, cuando la perra es chuta!
El tiempo que me detuve para saludarla, y compartir su buen estado de ánimo por los resultados, aproveché para indagar el motivo de no haber sido seleccionada para una vivienda digna de las que vienen construyendo. Rápido me dio la respuesta, como si la tuviera preparada para defenderse de cualquiera acción de burla tratando de humillarla: "En este terreno apenas cabe la fosa para enterrarme, pero me he convencido que no necesitó más, porque mi viejo me enseñó, que la riqueza de un ser humano es tener dignidad, y cuando veo al tal Guaidó, me convenzo que es un auténtico miserable"
Al marcharme recorrí el largo trecho para llegar a mí residencia, con el rostro de la matrona atravesado en la retina de mis ojos, como repitiéndome lo antes expresado, y a pesar de la escasa diferencia entre su edad y la mía, me sirvió de consejera para seguir firme en mi manera de pensar y actuar, porque el que pierde la moral y la dignidad, no tiene nada que perder mientras viva. La demostración a la vista de todo el mundo, la viene dando el autoengañado, pero convertido en una inflada referencia mediática, con buenos resultados al comienzo de la bufonada montada, mientras no había demostrado sus habilidades delincuenciales, el cual esconde en un rostro serio programado para tal fin.
La opinión de la señora, se agiganta en medio de las adversidades sufridas por un pueblo, y a la vez sirve para hacer la comparación, de cómo se manifiesta la lucha de clases, entre los que aman a la patria, y los que solamente piensan en los dólares, y poco les importa andar arrastrados e inventando cualquier clase de tramoya para tratar de entregar la patria al peor enemigo de los pueblos: el imperialismo estadounidense, con la ayuda de una oligarquía voraz sembrada en Colombia, y buscando todas la vías para penetrar definitivamente en suelo venezolano; donde por cierto no le faltan aduladores, aunque el autoproclamado les ha robado cualquier clase de iniciativa en contra de la patria, y por eso le espera una espantosa soledad, y no es raro, que entre en libertad, pero en la libertad del cuento de Mario Benedetti (BEATRIZ, UNA PALABRA ENORME).
La expresión de euforia y alegría de la camarada por saber, que seguimos respirando en medio de los ataques brutales, reconforta y llama a no bajar la guardia, porque el enemigo sigue montado en la misma jugada, y sabe perfectamente la clase de estratega, que se encuentra en Miraflores; como lo demuestra en su artículo (ROSALINDA) * el profesor universitario Manuel Gragirena; porque innegablemente el Presidente de todos los venezolanos, Nicolás Maduro, se la jugó, y los que no votaron, simplemente siguen sin resolver un problema elemental: la democracia es participación del ciudadano, y mientras sigan buscando argumentos para seguir mintiendo, los engañados son ellos mismos. Ahora, no es el CNE, ni las maquinas, como ridículamente lo insinuó el abogado de Trump, Rudy Giuliani. El tema es la abstención, y los verdaderos abstencionistas son precisamente ellos, con una campaña de terror.