El Agua, el agua; hay que ver lo que ha significado en nuestro planeta, "Elemento" fundamental en las interrogantes que sobre el origen de la vida se hacían los más antiguos pobladores, a quienes llamaron filósofos. Después otros más avanzados se atrevieron a decir que de las aguas, empapados salieron a la tierra especies, que se fueron transformando y de allí, surgieron estos bípedos actuales, o sea, nosotros; hechos estructuras de tal "elemento", y que, sin él, no sería posible la vida.
En las Leyes de Indias, se contemplaba la fundación de las ciudades bajo ciertas normas, entre ellas el acceso al agua, Caracas es un ejemplo de ello. A un centenar de kilómetros de Trípoli, en Leptis Magna, aún se pueden observar extraordinarios vestigios del aprovechamiento del agua en las conocidas Termas, más tarde la dinastía de los Severos, que en esa ciudad tuvo su origen construyeron las famosas termas de Caracalla, en Roma donde varios siglos después hubo el concierto de los Tres Tenores: Pavarotti, Placido Domingo, Carreras.(1990).
En el centro de la Nación, en su corazón, entre Maracay y Valencia, la naturaleza nos proveyó del Lago de Tacarigua, enorme masa de agua, que muchas naciones desearían tener. En cambio esta riqueza acuífera y territorial, cuyo uso para diversos fines se pierde de vista, está rodeada ¿o asediada? por nosotros, una comunidad indolente, de precaria formación sobre los recursos naturales, condición que nos ha colocado indefensos en manos de una clase gobernante, posiblemente ilustrada, pero seguramente más ducha en ocupar el poder, que docta en el ejercicio de la Política y por los resultados de sus gobernanzas: de escasa visión estratégica nacional.
Sin embargo en estos tiempos de pandemias y renovaciones imperiales, no podemos seguir alimentando la historia venezolana de excusas, refugiarnos en la ignorancia y comportarnos como el avestruz. La realidad está allí, sin poder alegar inocencia; por ello somos absolutamente corresponsables por tan mal tino a la hora de elegir: gobernadores, alcaldes, concejales, diputados regionales, nacionales y Presidencia de la República. ¿Qué historia se escribirá en el futuro y ahora mismo, ante tanta orfandad creativa, propositiva, imaginativa, y alta escasez productiva del Poder en todas sus instancias?.
En el pasado hubo quién, en un "destello profundo de inteligencia" pensó hacer uso del Lago, y se le ocurrió, habilitar una de sus islas como cárcel para "delincuentes comunes y de prisioneros políticos", que para los efectos del poder de turno, en todos los tiempos ha sido la misma vaina. Sin embargo en un país de excusas hay que preguntarse por si acaso: ¿ No será una vieja estrategia de alta política y casi profética, de los gobiernos, tener el lago en esas condiciones poco atractivas, para protegerlo de la agresiva voracidad bursátil, que con el agua ahora se presenta en Wall Street?
Sobre el Rio fósil del Sahara, poco se habla; aquel gigantesco y costoso acueducto que se construía en el gobierno de Muamar el Gadafi, en Libia, y las grandes inversiones en planes agrícolas que estaban planteadas en aquella nación del norte africano; una de las mejores posicionadas en el índice de desarrollo humano de la región. Necesario es recordar que la masacre del pueblo Libio y la desarticulación del país, ocurre a la par de la acentuada crisis del agua en Europa y en buena parte del mundo. ¿Sería aquel evento genocida un asunto del petróleo o del agua, o ambas cosas?. ¿Y, que pasó con la ONU, y los "Amigos" con derecho a veto, y, la civilizada Europa?. Los primeros avalaron la aventura; los amigos, que como que no eran tan amigos, al parecer se hicieron los pendejos; y algunos sino todos los de la civilizada Europa estaban metidos hasta los teque teque en la jugada.
Hace unos meses ciudadanos suizos, salieron a la calle en manifestación de duelo por haberse secado un importante glaciar. Desde hace tiempo es motivo de alta preocupación en algunos países europeos, entre ellos Suiza, por la costosa inversión en agua para la producción entre otras cosas, de forrajes para la alimentación del ganado; tal asunto en el marco de esta grave situación climática mundial los va a llevar a tomar drásticas decisiones.
Este detalle en Venezuela, al parecer no está claro, para algunos, particularmente por los que aquí se ha dado en llamar "burguesía revolucionaria del siglo XXI", que se vanaglorian en estos tiempos de hambres y carencias por exportar vacuno en pie para capturar dólares, cuando una simple reflexión económico-política de salud y sobrevivencia nacional, nos indica, que no es estratégicamente pertinente, quitarle proteínas a la población, que bastante la necesita; colocando en el mercado internacional un bien, que en términos reales es de alto costo de producción; porque aunque se obtengan algunas divisas, y un pequeñísimo grupo se gane unos reales, corremos el riesgo de terminar importando enlatados cárnicos para el consumo de élites muy reducidas, pagaderos con una buena parte de esas mismas divisas.
Es evidente que esto no es una negociación que beneficie a la población venezolana al menos a la mayoría. Y que al final, final, en términos políticos e históricos, si se trata de movimientos y negocios orientados a la conformación de una nueva clase dominante como lo señalan algunos analistas políticos; podría pensarse que ello no se consolidaría como una estructura histórica, más bien puede percibirse como un deslizamiento quimérico nada ideológicamente novedoso, y sostenible, cuyos resultados no pasarán de breves narrativas del poco original oportunismo económico-político en nuestra historia republicana.
Por otra parte las tradicionales deficiencias del Estado venezolano en la prestación de los servicios públicos se ha acelerado en los últimos años; el caso del agua es alarmante. Se ha desatado una privatización de facto del vital líquido, impulsada por la mala calidad del agua que se envía a los hogares, dando origen a la proliferación de expendios "potabilizadores del agua", adonde obligatoriamente hemos tenido que migrar a pesar de los precios que no son precisamente solidarios, al menos para el bolsillo de las mayorías.
En este marco de calamidades Wall Street, lanza su misilazo contra la humanidad; por supuesto ello no debe haber sorprendido a los "hijos del agua", que somos todos: gobernantes o simples ciudadanos. Esto es sencillamente la aceptación Urbi et orbi formal, de una realidad del agua a escala planetaria como otro comodities; eso sí, una importante mercancía que cada vez cobrará mayor valor ante la creciente escasez que nos depara el futuro. Nos acostumbraremos a verla en las carteleras de las bolsas mundiales.
Estos asuntos del agua, nos va a exigir a los venezolanos profundas y urgentes reflexiones; mientras tanto se nos ocurre que la clave para proteger el Lago de Tacarigua, para que deje de ser un vertedero, es que trabajemos para mejorar la calidad de los gobiernos, que dispongamos de un sistema educativo que genere criterios de pertenencia y conciencia social sobre el territorio, sus recursos y su gente, con docentes valorados y respetados, y que rescatemos y hagamos uso de aquel título que Simón Bolívar quiso para nosotros, y para sí, el de CIUDADANO, pues le parecía más importante que el de Libertador.
LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL