Según el evangelio de Mateo (2:13-15): Un Ángel del Señor apareció en sueños a José, diciendo: Levántate; toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. Entonces José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliese lo que habló el Señor por medio del Profeta, diciendo: De Egipto llamé a mi hijo.
Así surgió esta tradición cristiana de celebración de la Navidad, empañada por la persecución, el exilio y el retorno de José y su familia. Dice (Mateo 2:19-21): Cuando había muerto Herodes, he aquí un Ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y ve a la tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban quitar la vida al niño. Entonces él se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.
Así será de nuevo, cuando volverá a celebrarse una Navidad sin el gobierno perseguidor y opresor que hoy tenemos los venezolanos. Una Navidad sin abuelos durmiendo en las calles por cobrar la pensión, una Navidad sin venezolanos comiendo de la basura, una Navidad sin presos políticos, sin torturados ni asesinados, una Navidad sin perseguidos, una Navidad sin millones de José, María y Jesús, que deambulan por nuestro planeta tierra, a la espera que, de nuevo, el Ángel del Señor les diga: Levántense, tomen a sus Madres, a sus niños y regresen a esta su tierra de donde nunca debieron partir.
Aconteció en aquellos días que salió un Edicto de parte de César Augusto, para levantar un censo de todo el mundo habitado. Todos iban para inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad.
Entonces José también subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, porque él era de la casa y de la familia de David, para inscribirse con María, su esposa, quien estaba encinta. Aconteció que, mientras ellos estaban allí, se cumplieron los días de su alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito. (Lucas 2:1-7)
Los venezolanos también atravesaremos nuestro desierto y de nuevo volveremos a celebrar la llegada del primogénito de María y José, en paz, en unión y en felicidad. A pesar del Herodes que hoy gobierna en tierras de Miraflores, mientras tanto, en medio de nuestras penurias, celebremos como podamos la llegada del niño Dios.
¡Feliz Navidad a todos!
Medellín 22 de diciembre 2020