Crónica del 24

Lunes, 28/12/2020 12:32 AM

24 de Diciembre de 2020, como todos los días ya ando despierto sobre las cinco de la mañana, reviso las redes y esta vez me encuentro con una entrevista a Alberto Wollmer, empresario venezolano, de los pocos que en nuestro país encuandran en la clásica categoría de burguesía nacional, que no revolucionaria. En esa entrevista, entre muchas cosas, él expresa que "las sanciones produjeron un cambio económico obligado", más adelante explica que eso ha ocurrido porque ya el gobierno no tiene "caja chica, los ingresos y los recursos que tenía antes…". Wollmer anuncia que el cambio económico que se está produciendo empujara el cambio político.

Amanece y nos activamos con la familia a hacer diligencias, paso por una Comuna de Petare con la que mantengo una fraterna relación política, converso un rato, una de las comuneras labora en la administración pública y me cuenta, que con dolor, en Enero renunciará porque el salario no le alcanza y tiene que buscar una actividad que le genere más ingresos. Las dejamos activadas, como siempre en mil tareas, con Chávez en el corazón y su comunidad como compromiso. Vaya nuestra admiración.

Seguimos nuestro periplo, ahora visitamos a una antigua vecina, la encontramos convertida en una vigorosa emprendedora de pastelería y de productos vegetales deshidratados. "Yo no me paro, hay que fluir con las circunstancias" nos dice. Ella es expresión de las capas medias de la población trabajadora defendiendo su nivel de vida, con una inmensa capacidad de creatividad y mística.

Avanzamos en las tareas, en la calle vemos a una señora mayor con una niña grande cargada, nos paramos. Conversamos, es la abuela de cuatro niños que están a su cargo. La niña que sostiene en sus brazos tiene 7 años y una condición especial. Me dice "yo no soy una pedidora de oficio, yo trabajo", me muestra su recibo de pago. Ella trabaja en una empresa privada de mantenimiento, su ingreso es de 2 millones de Bolívares. La auxiliamos en el momento, y la contactamos con el sistema de protección social del gobierno, creado en socialismo, que funciona a pesar de que, como expresa Wollmer en la referida entrevista, debido a las sanciones "ya no hay caja chica".

En la panadería cercana, compramos algo de comer, mientras esperamos que salgan las "canillas" converso con la vendedora del modernizado establecimiento. Le pregunto, costumbre que heredé de Chávez, ¿hasta que hora trabajan?, responde: "hoy hasta la tres y media de la tarde y eso porque lo peleamos, igual para que nos dieran libre mañana 25". La clase trabajadora en lucha contra la explotación, eso es la lucha de clase. Vuelvo a preguntar: ¿Cómo es la jornada diaria? La trabajadora me cuenta "debemos estar acá a las 6 de la mañana, salimos a las 8 de la noche, de lunes a lunes. En mi caso tengo un bebé, me paro a las 4 de la mañana, salgo a las cinco de la casa y llego a las 10 de la noche". Saco la cuenta delante de ella, entre la jornada laboral de 14 horas (totalmente ilegal) y las labores de cuido y transporte, aquella muchacha tiene una jornada diaria de al menos 18 horas. Sin duda, hace falta que funcione de nuevo el sistema de protección laboral.

"Compartimos el pan" con la abuela y la niña, y nos enrumbamos a nuestra visita final de este día de víspera de navidad. Llegamos a unas de las casas de protección de niños y niñas del gobierno bolivariano, cuya labor acompañamos como familia desde hace algunos años. Salen los niños y niñas bien vestidos y vestidas, como siempre están, se arma el bullicio, ya hay un afecto compartido entre ellos, ellas y nosotros. Tienen estrenos y juguetes aportados por el despacho de la Presidencia de la República.

Están felices. Compartimos jugos y chucherías, jugamos, somos niños de nuevo armando los juguetes. Llega la hora de la despedida. La hora de los sentimientos encontrados, por un lado la satisfacción de verificar un Estado que tiene la voluntad y aún la capacidad de protegerlos a pesar de "ya no tener los recursos del petróleo", como afirma el empresario de la entrevista leída en la madrugada, y la conciencia de que una familia es insustituible para los afectos y que para ello se debe promover con fuerza una política de adopción para todos los niños, niñas y jóvenes que están en esa situación. Nos despedimos de las abnegadas trabajadoras sociales, que la noche buena no la pasaran en su casa, sino con los niños y niñas que son de todos nosotros y nosotras. Mil bendiciones para ellas.

Llegamos a casa, al compartir de Navidad con la familia intima, en medio de los comentarios a la entrevista del empresario y sobre las vivencias del día que por cierto, preciso, todas son reales y las he contado en este escrito, resumidas pero con exactitud.

Coincido con Alberto Wollmer, a quien conozco y respeto, que se necesita empresarios generando empleo, inversión, ahorro y productividad. Bien, ojala lo hagan. Hoy como nunca, tienen libertad cambiaria, de fijar precios, de importación, lo que no tienen es excusa y lo que no pueden aspirar es a tener una fuerza de trabajo gratis y sobrexplotada para siempre.

A pesar que por ahora nos han "obligado", como analiza Wollmer, a vivir o a sobrevivir en el modelo del capitalismo salvaje, y no es cuestión de dogmas ideológicos, se trata de derechos humanos, los y las socialistas, como siempre, vamos luchar junto al pueblo por salarios justos y condiciones laborales que respeten la vida, la salud y la dignidad humana. Igual seguiremos luchando por nuestra soberanía nacional, para que no nos "obliguen" desde el exterior a cambios económicos y políticos que no respeten nuestro derecho a vivir bien, con igualdad, justicia y dignidad. Los necesarios cambios para despejar el horizonte hacia un buen porvenir, deben ser decisión de nosotros los venezolanos y de las venezolanas. Así será.

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