Trump y Guaidò. Adiós, addio, adieu, tschûss, bye-bye, sayonara, zàijiàn. ¿Y López dónde lo metemos?

Jueves, 31/12/2020 09:41 AM

Trump se va. No le queda otra salida. La idea del golpe de Estado que inventaron unos “analistas”, a quienes no vale decirles poco serios, sino mejor infantiles, que se aviene con lo del muchachito malcriado y ricachón que escenifica el presidente derrotado, no cabe en cabeza de nadie siquiera medio cuerdo.

Y se va, como ya dije, cual muchachito malcriado; estuvo protestando, pataleando hasta el final y gritando “me quitaron mi caballito”.

Metió no sé cuantas demandas en un promontorio de tribunales que creyó le darían la razón porque es el hijo de papá, como tirando patadas y manotazos, porque “ese caballito y aquel que tiene ese carajito de allí también es mío”.

“Mira mami, todos esos caballitos son míos; tú y papá me los compraron y cada uno de esos carajitos agarró uno para sí y se los intentan llevar como si fueran suyos”.

Tanta fue su rabia y contundentes sus demostraciones de malcriadez que, hasta ayer, se estuvo negando a admitir que había perdido y puso a correr por el mundo que le habían hecho trampa. Entonces según él, en EEUU, donde es presidente todavía, las elecciones no son libres, hacen tantas trampas que hasta a él se las hicieron. Pero mientras eso dice, manda a Pompeo, ahorita mismo, que demande elecciones libres en Nicaragua y Venezuela, porque que las que antes en esos países hicieron no lo fueron. Pero no pide y menos ordena que se repitan las que él perdió, ya que según le hicieron trampa. Sólo se limita a lo que ya comentamos, hacer gestos de carajito insoportable, hijo de mami y papi.

Tanta es su rabia que hasta ayer mismo se estuvo negando a firmar para proteger a millones de desempleados a causa de la pandemia.

“Mami, yo no firmo esa vaina para que esos carajos que votaron por Biden me la paguen. ¿Qué se jodan y vayan mucho al carajo!”

Pero al final, alguien más sensato, le habló con la sensibilidad y paciencia con la que se suelen hablar a los carajitos que se comportan como él y optó por firmar, mientras los mocos caían sobre el papel, poniendo en peligro la salud de quienes ese documento porten, accedan y examinen.

Pero ahora anda en otra pataletera, porque las cámaras del congreso, hasta con votos de su propia gente, del Partido Republicano, se proponen levantar un veto, por él impuesto, a la Ley de Autorización de Defensa Nacional, que, entre otras cosas, incluye eliminar los nombres de militares del “sur esclavista” que se usan para denominar a varias bases militares.

Por eso también está pataleteando y moqueando tanto que, en el diario New York Post, su propietario, Rupert Murdoch, alguien que le ha estado apoyando firmemente, viendo al carajito armando tan tristes espectáculos, esos tremendos berrenchines, le ha dicho, “detenga la locura”.

https://www.panorama.com.ve/mundo/Un-debilitado-Trump-se-encamina-a-una-nueva-derrota-en-el-Congreso-20201228-0052.html.

Prefirió llamarle loco y no “carajito malcriado y mala vaina”.

Pero se va con sus gestos a otra parte, con toda su egolatría a cuestas, a sus empresas, donde es dueño y quienes con él en ellas trabajan, están mala y hasta lastimosamente obligados a aguantarle sus pataleteras.

Guaidò se va, sólo que no de donde él cree. No se va de la presidencia porque el presidente despacha y hasta vive en Miraflores; se va de los espacios donde anda y frecuenta. Sus soportes se han caído. El 4E fenece la AN de la cual dice ser presidente y con ésta la razón en la que se fundamentó para autoproclamarse, por orden del carajito malcriado de Trump, como “presidente interino”.

Biden no viene con la intención de fortalecer a Maduro y mucho menos. Aunque uno podría decir, sin temor a equivocarse, que pudiera venir con el ánimo de ponerle de su parte, con todo lo que eso significa. Pero no es esta una meta fácil de alcanzar, no justamente por el susodicho o el tipo de marras, sino por un conjunto de factores más allá de él mismo. Al nuevo presidente de USA lo que le interesa es hacer lo que sea necesario para que en Miraflores terminen de meter el acelerador y con esa Ley Antibloqueo y los prevalecientes ánimos, se vengan hacia la bajadita donde él, al contrario de Trump, va a esperar con paciencia. Es un simplismo creer que Biden y lo que la Casa Blanca necesitan es que aquí haya un gobierno de uno u otra forma, democracia o dictadura, como la llama tontamente Guaidò, para atraerse a los gringos y no una política que les garantice a ellos lo que aquí hay y estando bastante cerca.

Porque la paciencia pudiera imponerse en los predios de Biden y entender que hay otros medios y caminos para lograr lo que ellos quieren, pues los utilizados por Trump si no se agotaron y cerraron, por lo menos se les han puesto por demás difíciles y complicados.

Claro, es como demasiado sencillo entender que, para eso hay que cambiar de actores. En la Casa Blanca ya hay un cambio, se cambió a Biden por Trump. Y allà se quiere cambiar a Maduro por otro o hasta dejarle por un tiempo, pero cambiándole de parecer y hacer. Y esto, por lo que dije antes, no parece imposible.

Pero si hay que cambiar a Guaidò y Leopoldo López. Y esto por dos razones. Ellos son los causantes de la diáspora habida en el campo opositor. Los factores que impiden que allí, en nada puedan acordarse. Se dejaron manejar cual corderitos por el carajito malcriado de Trump y sus muchachitos secuaces como Bolton, aunque con este terminó peleándose, Pompeo y Abrams.

Claro también es verdad que, desde que se metieron en política, López y Guaidò, no saben de otra cosa que no sea tirar piedras, petardos y todo aquello que destruya y divida.

Pero esto último, lo que se ha sucedido, no es lo determinante. Lo importante es lo que cada quien está dispuesto a hacer; pues rectificar es de humanos y también lo es que, a quien rectifique se le entienda y olvide sus errores anteriores. ¿Pero habrá en la oposición disposición de perdonarle y hasta olvidar sus errores, como para dejarles a ellos dos, López y Guaidò que sigan en el comando? No parece.

Pero también es verdad y esto es lo contundente, que ninguno de ellos dos está dispuesto a rectificar y hasta parecieran decididos a imponerle a Biden las políticas que ellos practicaron por mandato de Trump.

Desde España y más recientemente desde Colombia, bajo el cobijo de su camarada de oficio Iván Duque, López ha venido reiterando lo que sido su política. Su propósito es tumbar al gobierno, lo que implica un acto de fuerza. Pero como no tiene adentro militares con quien ejecutar esa tarea, sigue pidiendo a EEUU y la comunidad internacional que siga presionando e intervenga. Es decir que hagan lo que ellos no pueden.

“Seguir presionando”, en claro lenguaje significa que ahonden las sanciones que nos matan de hambre y hacen imposible todo tipo de ayuda humanitaria, empezando por medicinas. “Intervenga”, no es otra cosa que nos invadan, nos hagan la guerra, destruyan lo poco que nos queda y maten tanta gente como puedan.

Pero si algo va a unir a mucha gente con Maduro, pese lo malo que es como gobernante, es ver, entrando al territorio nuestro, fuerzas militares extranjeras.

Por su parte, Guaidò, hace apenas horas, ha dicho “Sabemos, además, que hoy la dictadura no saldrá voluntariamente del poder, a menos que se vea obligada a hacerlo y claro que necesitamos la fuerza, tanto de la Fuerza Armada como de la Comunidad internacional”.

https://www.aporrea.org/actualidad/n361603.html

Aparte del disparate que implica la construcción de ese párrafo, muestra de la escasez del individuo, allí se revela que para él no hay pueblo y menos votos. Sólo es un asunto de fuerza y violencia. Además, se trata de un análisis de quien como que juega dominó solo y acomoda las piezas a su conveniencia y parecer para trancar la cochina.

Es decir, en ese lado no hay síntomas ni posibilidad de cambio que permitan a Biden desarrollar el juego que le conviene y, màs a sabiendas que el de Trump, no sólo fue una perdedera de tiempo, dinero y prestigio de la diplomacia estadounidense.

Entonces Trump, López y Guaidò, adiós, addio, adieu, tschûss, bye-bye, sayonara, zàijiàn. ¡Váyanse! En todos los idiomas.

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