"La diferencia entre el capitalismo del libre mercado y el capitalismo de estado es precisamente la diferencia entre, por una parte, la paz, el intercambio voluntario, y, por otra parte, la extorsión violenta".
Murray Newton Rothbard.
Hay quien ha querido definir al modelo económico venezolano ya entrado en el año 2021, como una máquina certera de producir pobreza. Y aunque debemos reconocer que esta aseveración carece de los matices precisos que explican lo que verdaderamente, es en sí el comunismo de Karl Marx, sin embargo, se debe señalar que este ideario comunista-cubano tiene sus aberraciones.
A pesar de que esta ideología la han metido a la fuerza en Cuba, no existe ningún país a lo largo de la historia que haya aplicado este sistema político, y que no se encuentre en la miseria, y hayan desaparecido como en la década de los 90, con la ex-URSS, y toda la Europa Oriental comunista. Es evidente que resulta del todo imposible igualar a todos los venezolanos en la riqueza.
Por eso, la única posibilidad de hacernos iguales, si es que debemos serlo, en un grado mayor es en la miseria, y en la pobreza, como está sucediendo actualmente con el pueblo venezolano.
Por un lado, no somos todos iguales, y por otro es una aberración imperdonable dispensar un trato igual a los desiguales.
Además, no debemos olvidar, que en lo relativo a la economía venezolana, hasta la fecha todo intento de implantación a lo arrecho con el apoyo de chinos, árabes, iraníes, de lo que se viene denominando como una economía planificada dolarizada de facto, al final, esto está demostrando que hasta ahora empezando el año 2021, todo esto ha resultado un estrepitoso fracaso.
Resulta prácticamente imposible pretender resucitar, y arrastrar un cadáver como modelo absoluto de 62 años de muerto hacia Venezuela, como el de la ruinosa economía cubana, sea esto como tragedia, o como comedia de terror. Se trata de algo inviable, y los economistas afectos al chavismo unos, y otros no afectos, han explicado perfectamente su motivo a través de lo que denominan caos socioeconómico venezolano del siglo XXI.
Además, en este planeta cambiante en el que vivimos, y en la aldea tecnológica global en que nos encontramos, se debe competir constantemente en los mercados internacionales, mas como país petrolero, minero, y con las mayores riquezas naturales que Dios le dio a esta tierra bendita.
Y para esto es absolutamente necesario, y razonable que se pueda ser flexible, para poder cambiar lo que sea pertinente, con la inmediatez debida para salir de este pantano, en aras de poder, buscar la inversión extranjera para explotar, producir y transformar, todas nuestra riquezas naturales, y así poder ofrecer a los mercados mundiales, todos los bienes o servicios que sean demandados, para poder obtener las ventajas competitivas suficientes, y así obtener las posiciones deseadas, que nos permitan una sostenibilidad como potencia económica, de cualquier empresa establecida en suelo venezolano, cita: "ya que Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político". Esto lo dice el artículo número dos de la Constitución Bolivariana de Venezuela. Fin de la cita.
Intentar sostener la tesis de que el modelo económico cubano planificado es mejor que una economía de mercado; resulta ser del todo equivocado, de modo totalitario, estalinista e ilógico en nuestros días, y en pleno siglo XXI.
Ese tipo de economías como la cubana nunca podrán ser productivas en la práctica, como lo ha demostrado a lo largo de 62 años, precisamente por no ser competitiva, y dictatorial. Y esto obviamente de no haber un cambio de rumbo en el timonel de la embarcación llamada Venezuela, desembocará irremediablemente en un desastre económico aun mayor, sin ningún género de dudas.
Por eso mismo resulta más que evidente que una economía social de mercado, con la concurrencia de una sana competencia, continúa siendo la mejor elección, como lo demuestran los países hacia donde huye el venezolano, en lo que a sistemas económicos de progresos se refiere.