La Patria en Disolución

Miércoles, 06/01/2021 12:41 AM

La noción de Patria nace en el ser humano como un sentimiento común que es difícil de explicar pero, definitivamente, está asociado a la crianza, a sensaciones, valores y costumbres compartidos: olores, sabores, sonidos, lenguaje, juegos infantiles, todos ellos desarrollándose en un contacto esencial entre el niño y la madre, aunque ésta no sea necesariamente biológica. De allí es que deriva la expresión que todos conocemos "idioma materno". Con el tiempo esa relación se amplía y se profundiza: la familia, la escuela, los amigos, todos compartiendo esos valores y sensaciones y, también con el tiempo, se comparte con otros grupos y colectivos. Es algo profundo que lleva incluso a que las personas estén dispuestas a sacrificar sus vidas en la "defensa de la Patria". De allí que sea considerada universalmente a la familia como institución base de la sociedad y cuando esa institución se desmorona todas las demás corren con la misma suerte porque el conjunto pierde el cemento que une más íntimamente sus partes y ese conjunto se llama sociedad. La Patria venezolana comenzó a gestarse mucho antes de la independencia, aún mucho antes de 1810, aunque la nación venezolana y mucho menos la República siquiera existiese como proyecto. Eso condujo a que una proporción muy importante de los venezolanos de ese momento hayan sido capaces de sacrificar sus vidas en pos de la independencia, no sólo de Venezuela sino muchísimo más allá, aunque el término patria probablemente no haya sido utilizado hasta ese momento para calificar este territorio.

Aunque en Venezuela las cifras en cuanto a emigrados no terminan de aclararse ya que no coinciden las oficiales del gobierno con las demás de otras fuentes, incluyendo las familiares de cada uno de los venezolanos y las que se citan en organismos internacionales, sin embargo lo que todos sabemos es que es difícil encontrar una familia en Venezuela que no esté afectada porque alguno o algunos de sus miembros haya tenido que emigrar y no necesariamente a "limpiar pocetas" como despreciativamente los calificara el Presidente Nicolás Maduro (Agosto 2018); por la medida chiquita se trata de cinco millones de migrantes venezolanos, es decir, millones de familias afectadas en mayor o menor grado, pero desafortunadamente ya se anuncia un incremento importante para este año 2021. Los lamentables sucesos de pérdida de vidas, especialmente niños hasta de meses de vida, en el mar, fenómeno que conocíamos en el pasado como lejano, como propio del mediterráneo en donde la injusticia social, la pérdida de identidad nacional y de soberanía y la explotación del hombre por el hombre tienen milenios, se ha hecho presente ahora en nuestro Caribe, en nuestra tierra, en nuestra gente, en nuestro pueblo; se trata de nuestros hijos para los cuales pareciera que no existe Patria que los proteja, que los cobije. Esa separación de los miembros de las familias sin perspectivas de retorno, con sus efectos en la disolución de parejas o en los "niños dejados atrás" con amigos, tíos, abuelos o simplemente amigos, va lentamente disolviendo la institución fundamental, es decir que va disolviendo a la Patria misma y ésta queda progresivamente indefensa y también, aunque con otros tipos de efectos, la emigración cada día incluye a profesionales universitarios que integraban el plantel de nuestros centros de investigación, nuestras universidades y nuestras escuelas, nuestros hospitales, nuestras fábricas, la producción agrícola y pecuaria, etc. y hoy ocupan posiciones destacadas al servicio de otros países tanto de nuestra América como de otras partes del mundo o incluso realizan tareas aquí en Venezuela en el trabajo informal. Ese es el segundo efecto de la disolución de la Patria a que hacemos referencia, mencionando, especialmente por su significación, el desmantelamiento del Sistema Educativo que había tenido un impulso muy importante en Venezuela en la primera década de este siglo, con la creación de las Escuelas Bolivarianas y su consecuente incremento en la cobertura escolar (primaria y secundaria) a más de un 90%, con la fundación de varias universidades y la desaparición de los "bachilleres sin cupo", con la victoria total contra el analfabetismo reconocida mundialmente. Si bien en la familia nace la Patria como concepto y como elemento primigenio, en las escuelas y en la educación en general, esta noción se refuerza y se consolida.

En diferentes actividades públicas con asistentes de muy variados orígenes políticos, incluyendo militantes del partido o de los partidos de gobierno, hemos hecho la siguiente pregunta que proponemos como ejercicio normal: ¿Puede usted nombrar una sola institución del Estado que funcione correctamente aunque sin exageraciones puristas? Resulta asombroso el silencio.

Cuando en tiempos relativamente recientes, a propósito de la entrega inconstitucional e ilegal a factores nacionales y transnacionales del Arco Minero del Orinoco, el Presidente Nicolás Maduro explicó (2016), a manera de justificación, que en esa entrega las propias transnacionales ayudarían a poner el orden, estaba admitiendo que una institución fundamental para la conservación de la Patria como es la Institución Armada, no funcionaba adecuadamente de acuerdo a su razón de ser, a sus objetivos. Otra evidencia de las condiciones de esa institución es lo ocurrido con el helicóptero accidentado en Amazonas: un helicóptero militar con ruta absolutamente conocida, itinerario preestablecido con normas militares y operando en un país en el cual por iniciativa del presidente Hugo Chávez todo el territorio se encuentra monitoreado por radares, se pierde en su ruta y su ubicación tarda tres meses 2016-2017; INSÓLITO. Nadie ha ofrecido una explicación coherente.

Por otro lado, las instituciones responsables de la seguridad de los ciudadanos cada día aparecen más vinculadas con problemas de narcotráfico, casos de corrupción como el propio presidente Maduro ha señalado en varias oportunidades (aunque sin consecuencias conocidas), y señalamientos múltiples de ejecuciones extrajudiciales en sectores humildes de nuestro país y, en particular, con los pueblos indígenas, llegando el tema incluso a ámbitos internacionales.

En relación a las empresas de producción y/o servicios, tanto las grandes como las pequeñas, ha venido ocurriendo un proceso de deterioro (o exterminio) extremadamente veloz. En todas ellas lo común es que estén paralizadas o produciendo en un mínimo y a punto de quiebra, incluyendo la más significativa para los venezolanos, por su impacto de más de cien años en nuestra economía, como es PDVSA. Se está ejecutando un procedimiento muy parecido al que se llevó a cabo durante la cuarta república en empresas claves como SIDOR y CANTV y que tenía por objeto privatizarlas a precios muy bajos en beneficio de factores vinculados al poder y a intereses transnacionales. Lo más dañino es que esto ocurra ya no en unos pocos ejemplos, los más rentables, como en la cuarta república, sino que se aplique la fórmula a prácticamente todas las instituciones y que, además, se haga a nombre del SOCIALISMO y de CHÁVEZ. Resulta obvio la pregunta: ¿esto es sólo consecuencia de la incapacidad técnica y gerencial generalizada, como abiertamente y tercamente ha ocurrido en CORPOELEC o tiene necesariamente que existir un proyecto deliberado para destruir la Patria vía disolución, un proyecto de traición a la Patria?

Y este proceso de disolución de la Patria ocurre mientras la información oficial cada día está más desacreditada: nadie cree absolutamente en lo que se anuncia o en lo que se informa porque simplemente, como ha ocurrido tantas y tantas veces, lo que se anuncia no se cumple, incluso los anuncios presidenciales que deberían cuidarse con esmero, y lo que se informa no se ajusta a la verdad como ha ocurrido repetidamente cuando oficialmente se informa que las refinerías están operando al cien por ciento y que, por consiguiente, el problema de la gasolina está resuelto.

En cuanto a lo político, la situación de disolución es dramática. La vulneración a que han sido sometidas las organizaciones políticas vía intervención por parte del TSJ, sin tomar en cuenta los deseos y necesidades de los militantes por la vía democrática, definitivamente acaba con cualquier proyecto democrático por más incipiente que éste sea. Y en este tema de la disolución de la patria también concurren factores importantes de la oposición venezolana cuando abiertamente se invita a una intervención armada, a una invasión militar en toda la regla por parte de potencias extranjeras a partir de la instalación de un gobierno paralelo con Poder Ejecutivo, Legislativo y también Judicial aunque en el exilio. Gobierno que, además compromete y dispone de recursos que son de todos los venezolanos, al parecer, según lo informado en varias oportunidades por diferentes medios internacionales, de maneras que dejan muy poco que desear en cuanto a la pulcritud de intenciones, procedimientos y controles, todo ello con la complicidad de los grandes factores políticos y financieros internacionales.

Pero la vulneración más importante se ha producido cuando ante el pueblo se instrumentó la convocatoria altamente cuestionada por inconstitucional, de una Asamblea Nacional Constituyente ANC que, según la Constitución, tenía como misión la elaboración de una Nueva Constitución que debería entrar en vigencia luego de su aprobación por el pueblo en Referéndum de acuerdo a la práctica revolucionaria y profundamente democrática establecida en 1999. Pero, anunciada la finalización de las actividades de tal ANC, el balance o producto de la misma es un conjunto de decisiones llamadas constituyentes, no aprobadas en ninguna consulta popular, pero ninguna nueva Constitución. Este accionar lesiona profundamente a la democracia y a la confianza de los ciudadanos en las instituciones y es muy posible que allí se puedan encontrar las causas de la extraordinariamente abultada cifra de abstención ocurrida en las elecciones legislativas del 6D y que el partido de gobierno pretende presentar como una gran victoria cuando en realidad se trata de una derrota, no sólo de ese partido, sino de la nación entera, de la democracia.

Ya para concluir, el diseño de la estrategia de quienes gobiernan para explotar las riquezas que se ubican al sur del Orinoco, un territorio que representa casi la mitad de la extensión de Venezuela, pero además de una extrema fragilidad ecológica y humana es, en términos prácticos, un abandono por parte del Estado, de la República, de esa OCTAVA ESTRELLA del Libertador, reforzada por Chávez. Ese espacio, comenzando por el Arco Minero del Orinoco de una extensión superior a la de más de la mitad de los países representados en la Organización de las Naciones Unidas, se está convirtiendo en "tierra de nadie" porque allí están convergiendo factores internacionales de mucho poder que se encuentran o se han encontrado históricamente involucrados en conflictos de naturaleza bélica en muchas partes del mundo. Se trata de concesiones para la explotación de materiales estratégicos, sin contar oro y diamantes, escasos en el planeta y por los cuales, en consecuencia, se han producido y se siguen produciendo en la actualidad, grandes calamidades en el planeta como pérdida de soberanía, división y hasta desaparición de países, así como, genocidios con enormes pérdidas de vidas humanas. Y parte del diseño y puesta ya en marcha de esa estrategia contempla el impedimento legal, bajo amenaza incluso de prisión, del derecho de los ciudadanos a conocer y opinar sobre los asuntos públicos, esto es, la aprobación ilegal y anticonstitucional de la llamada Ley Anti Bloqueo.

Deberíamos esperar de lo que queda de las individualidades e instituciones pensantes de nuestra Patria, una profunda reflexión acerca de todo esto que está ocurriendo y las consecuencia para el futuro de nuestros hijos y nietos. Hay que salvar la Patria. Impidamos que dentro de cincuenta años o menos ya el nombre VENEZUELA sea sólo un recuerdo.

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