Raúl Zibechi da en el clavo

Domingo, 17/01/2021 07:25 AM


Recientemente el intelectual de izquierda Raúl Zibechi ha escrito un artículo en donde reseña que las urgencias y el pragmatismo demolieron el pensamiento crítico en América Latina y El Caribe, dicho escrito lo leí del diario electrónico “Resumen Latinoamericano” que dirige, el no menos famoso e intelectual de izquierda también Mario Hernández, aunque tiene fecha de ayer, 12 de enero, aparece publicado en la versión digital de hoy, 13 de enero del 21 (https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/01/12/nuestramerica-las-urgencias-y-el-pragmatismo-demolieron-el-pensamiento-critico/), en él Zibechi se lamenta porque en el Abya Yala, la urgencia y el pragmatismo “demolieron” al pensamiento crítico y lo describe, sobre todo sus características, muy poéticamente, como la capacidad de mirar largo y lejos y el otear por encima de los árboles para divisar el horizonte.

Lo dicho, anteriormente por Raúl Zibechi, con respecto al pensamiento crítico, traduce, que recurre a la memoria histórica, por supuesto de luchas en condiciones análogas a las actuales, su desenvolvimiento, termino y consecuencias; asimismo, también implica no quedarse en lo inmediato, en lo local o concreto sino ver el fenómeno ligado al mundo en general y la época; el pensamiento crítico es una impugnación al pensamiento formalmente existente y predominante, en donde se pugna por crear algo nuevo, mejorando y perfeccionando a lo existente y desplazándolo, por supuesto y continuar con la investigación, la creación y la critica permanente, es decir, nunca para, porque al detenerse la sociedad se anquilosa.

El pensamiento crítico debe ser el pensamiento por antonomasia y este es estudio, investigación, análisis, síntesis, critica y auto-critica, como elementos ejecutores del proceso “Ensayo-Error” que es la forma de los humanos aprender, aumentar su sabiduría y crear conocimiento; el pensamiento crítico es prácticamente el causante de la progresividad y con ello su consecuencia ultima la felicidad humana, al decir de Bolívar, en Angostura “La máxima suma de felicidad social posible”; todo este tesoro, innato al hombre y la mujer, se está perdiendo o algo peor ha sido demolido por la inmediatez y el pragmatismo, en otras palabras por el oportunismo, la falta de visión estratégica y el espíritu revolucionario, en Nuestramérica, incluyendo, por supuesto a Venezuela, de donde escribo.

Dice Raúl Zibechi que el pensamiento crítico se ha venido ahogando en la inmediatez, se pierde en la coyuntura que pasa de una a otra sin haber terminado la anterior y buscando el mal menor, ruta segura para perderse en el laberinto de la democracia burguesa y al mismo tiempo perderse del camino de la revolución.

Otro ejemplo, palabras más o palabras menos, dice Zibechi que en estos últimos años la izquierda y la academia la ha emprendido en contra de Trump, cosa que es lógica y natural, pero a la par parecen haber olvidado los ochos años de Barack Obama, el supuesto progresista; y agrego yo, quien continuó en gran parte con la guerra infinita en contra del terrorismo de Bush, hijo, fue un desarrollador de la “guerra por representación” del viejo imperio colonialista Británico manifestada en el narcoparamilitarismo colombiano, el paramilitarismo de los carteles mexicanos (Ambos casos en Nuestramérica) y el terrorismo islámico del DAESH, por sus siglas en Árabe, EIIL (Estado Islámico de Iraq y Levante), en castellano e ISIS, en Ingles (Islamic State of the Iraq and Siria), un grupo paramilitar y terrorista de bandera islámica desfigurada con fines de crear un califato en territorio de los musulmanes anti-imperialistas y anti-Israel; todos estos estilos de guerra consubstanciales con lo pautado por el ejercito del imperialismo yanqui para una nueva centuria gringa, la tesis del caos constructivo de Brzezinski pero llevadas al extremo y la permanencia o la tesis de los dos mundo, uno de los países “estables” y otro de los países en caos, por supuesto provocado.

Y de paso no es que apoye a Trump o al Trumpismo pero este se oponía a esta estrategia diabólica, anteriormente descrita, no porque sean buenos sino porque son “nacionalistas y supremacistas blancos y manifiestan que USA no debe seguir siendo el “policía del mundo” sino que se debe dedicar a que sigan siendo superiores, el “Nº 1” como dice su slogan. La victoria de Trump, hace 4 años paró la invasión a Venezuela que ya estaba lista de haber ganado Hillary Clinton; ahora con Biden se replantea la invasión, aunque primero va a tratar de llegar a un acuerdo personal con la cúpula del chavismo, una especie de indulto para que abandone el poder y le dejen libre el camino a los gringos para la reconquista de Venezuela. Al final nos vamos a dar cuenta que el Trumpismo (Nacionalistas, Jacksonianos, republicanismo), sin dejar de ser nocivos, lo son en menor proporción que el hibrido Republicano-Demócrata o Globalistas o “el estado profundo”, o sea, el imperialismo de Joe Biden.

Otra critica que hace Zibechi desde la izquierda y para la izquierda con respecto a la mencionada “demolición” del pensamiento crítico, es que el inmediatismo o vivir solamente para la coyuntura y el análisis de lo coyuntural, deja de lado los factores estructurales, lo estratégico; y coloca un ejemplo que les aseguro que va a pisar muchos callos y es que los gobiernos denominados o auto-denominados progresistas profundizaron el extractivismo que lo denomina también “acumulación por despojo” o “cuarta guerra mundial”; y no solo han sido extractivistas, agrego yo, sino que su política es reformista, no revolucionaria y no apunta hacia el desmantelamiento y desmontajes del capitalismo y la aplicación del socialismo; pero todas las izquierdas evaden este debate utilizando la táctica del avestruz, meten la cabeza en un hueco, pretendiendo que no viendo el problema se va a acabar o dejará de existir. Aunque Zibechi, reconoce, como reconozco yo también, que se debe impulsar los gobierno progresistas ante el neoliberalismo.

Pero en donde Raúl Zibechi, rompe todos los esquemas y es en donde verdaderamente da en el clavo, es que por primera vez, al menos en los tiempos recientes y que yo sepa, alguien formante parte de la intelectualidad de izquierda en nuestro continente, en un 99% marxista, se atreva a colocar en cuestionamiento a la institución del estado, una discusión “ya saldada por la historia”, al decir de los viejos marxistas, marxista-leninistas y derivados, sin darse cuenta que con la caída del muro de Berlín en 1989 y luego de la URSS, en diciembre de 1991, perdió su carácter supuestamente científico que se le daba cuando era “el socialismo real” porque aun no ha sido verificado pragmáticamente por la historia, lo que ha demostrado el socialismo de estado, autoritario o marxista con la URSS y los países de Europa del este, es que no dura 100 años (Menos, del 7-11-1917 al 25-12-1991, hay 74 años, 1 mes y 18 días) y no sirve para hacer socialismo, solo reproduce un tipo de capitalismo “nuevo”, el capitalismo de estado, en donde el poder económico y político a la vez, están en las mismas manos, es decir, una súper dictadura.

Zibechi, pone en cuestionamiento al estado mismo; cuando dice “Algunos nos negamos a considerar que los Estados estén en el centro del horizonte emancipatorio, mientras muchos otros no conciben la acción política por fuera de la institución estatal. No es un asunto menor. Es el rompeolas contra el que se estrellarán las futuras generaciones, incluyendo los movimientos indígenas y feministas, los más pujantes en estos años….Se viene difuminando una idea nefasta que dice: si las personas, los colectivos o los movimientos adecuados llegan al Estado, por ese sólo hecho lo modifican, cambian su carácter. Como si el Estado fuera una herramienta neutra, utilizable tanto para oprimir y reprimir como para liberar pueblos y ajustar cuentas con la clase dominante”.

Rompe esquemas Raúl y a la vez da en el clavo, cuando replantea el cuestionamiento a la institución estado, en Venezuela de no existir una cúpula que vive aplicando técnicas de distracción a las masas revolucionarias para que no se traten los problemas candentes del proceso bolivariano revolucionario sino temas irrelevantes, superfluos u “otros temas” y a quien se atreva a plantearlos le aplican censura previa; sería un tema importantísimo conjuntamente con el tema del combate a la guerra económica que no sea para evadir responsabilidades justificarse con el bloqueo imperialista y la preparación para una guerra popular de resistencia a una invasión yanqui o mercenaria en su representación pero de verdad, verdad. Si en alguna parte la experiencia revolucionaria sirve para demostrar, una vez más, que desde el estado no se puede hacer ninguna revoluciona porque es un instrumento que nació precisamente para el dominio de unos hombres por otros, para avalar y promover la explotación, las injusticias y las desigualdades sociales; repito, si en alguna parte, junto con otras muchas es demostrable la incapacidad e ineficacia del estado para la transformación social progresiva, es en Venezuela.

Digo que Venezuela sirve para fortalecer la tesis, hipótesis por ahora, al igual que la estatista, de no estado o libertaria porque aquí hemos tenido un estado “bolivariano” con gente nueva, en su mayoría de las clase populares y que nunca habían ocupado cargos en la burocracia, lo contrario de la europea que son instituciones centenarias y hasta los socialistas son cerrados y les cuesta hacer los cambios, por el contrario aquí eran personas aptas para un cambio, para una renovación, para ideas nuevas y revolucionarias y no solo después se corrompieron sino que primero adoptaron una actitud prepotente y de aires de superioridad frente a sus ex iguales del barrio, de la fábrica, del campo, del gremio y terminaron conjuntamente con la cúpula primigenia prevaricando y traicionando la revolución, sin dejar de hablar de socialismo hasta en la sopa pero como un mecanismo de simulación y manipulación psicológica y mediática

Es que una institución como el estado que nació precisamente para la acepción de personas, para la existencia de clases, castas, para la especialización de unos en detrimento de otros, para el dominio de un grupo humano minoritario sobre otro mayoritario y su existencia es consubstancial con el verticalismo, el centralismo, autoritarismo, militarismo y la represión policiaca; no puede de la noche a la mañana convertirse en instrumento de liberación, igualdad y fraternidad.

Ya para concluir agrego, que Lenin en su célebre folleto desmovilizador y un cantico al reformismo y el conformismo “La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo”, criticó a la izquierda alemana de Gorter y Pannekoek porque entre otros varios argumentos, manifestaron que el estado corrompía a los cuadros y de una forma burlesca e irónica respondió que deberían ser incorruptibles los tildó de “infantiles”, debo decir, primero, no fue nada original puesto que utilizó los mismos argumentos de Federico Engels en 1891 en el congreso de Erfurt, en contra de la corriente disidente interna de izquierda radical, denominadas “Jóvenes” (En donde se encontraba el muchacho Rudolf Rocker, uno de los grandes anarquistas del siglo XX), cuyo congreso fue el definitivo acoplamiento no solo de la socialdemocracia alemana al carruaje de la democracia burguesa sino de todo el movimiento obrero global y fue el preludio de una consecuencia lógica a que conduce el legalismo, el reformismo y el ir a la cola de la burguesía cuya conclusión fue el 4 de agosto de 1914, cuando la Germania del Keiser se incorpora a la primera guerra mundial y así se consuma la traición del internacionalismo socialista y proletario. Entre los argumentos utilizados por Engels, quien monitorio personalmente todo el desarrollo del congreso, estuvieron precisamente la frase de “infantilismo” adobado con los epítetos de “quinta columnas” e “infiltrados” y de paso, también los descalificó y expulsaron del partido por “anarquistas”.

Banalizar, el hecho de que el estado corrompa a los cuadros revolucionarios aduciendo que deberían ser incorruptibles, es un argumento de irrespeto a lo que debe ser una transformación social, ya que el hecho de corromperlos es suficiente para descalificarlo como ente de revolución social porque no solo corrompe a las personas obligándolos a corromperse o de lo contrario quedan fuera del sistema (Por no ser “competitivos”), que sería la tercera o cuarta de las críticas que se le hacen al estado sino que es factor de desigualdad de dominio y sometimiento del hombre por el hombre es un factor que refuerza las clases sociales y crea los privilegios dentro de la comunidad, la especialización de unos en detrimento de otros y la acepción de personas.

Deseando desde lo más profundo de mi corazón que estas críticas de Raúl Zibechi, origine un despertar de la crítica hacia el estado como factor de transformación social que su papel dentro de una revoluciona social sea cuestionado y puesto en duda como elemento principal y determinante para la existencia de una democracia directa una democracia participativa y protagónica de asamblea, referéndums, critica, autocritica, contraloría social, rendición de cuentas, transparencia, de simples administradores de las cosas de meros voceros y jamás de representantes con poderes plenos.

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