A la Fuerza Armada Nacional Bolivariana: El Esequibo

Domingo, 17/01/2021 11:18 AM


Lo que ha venido sucediendo en las aguas del Esequibo desde 2013, no es más que un despojo de nuestra soberanía, la pérdida de facto de un inmenso territorio, de sus recursos naturales y de nuestra fachada Atlántica. Es muy grave.

Esta situación debería constituir un alerta para todo el país, para el gobierno, las instituciones del Estado, los sectores políticos y para todo el pueblo venezolano. Sin embargo; no ha sido así, por un lado el gobierno ha estado inmerso en una estrategia de ceder soberanía ante los intereses transnacionales y potencias extranjeras para mantenerse en el poder mientras que, por el otro, las instituciones del Estado están desmanteladas y se mueven por intereses subalternos, los sectores políticos no han querido denunciar ni hacer nada frente a las pretensiones transnacionales para no irritar a los factores políticos internacionales y el pueblo venezolano trata de sobrevivir a su tragedia económica y social.

Los factores políticos que se han disputado el poder en el país, luego de la muerte del presidente Chavez, sean estos de maduro o de guaidó, han demostrado no tener ningún apego por nuestra soberanía, ni por el futuro del país. Acostumbrados al pacto, a la maniobra, a la trampa, sin más intereses que mantenerse o llegar al poder, han hecho caso omiso o, peor aún, han callado de manera deliberada ante lo que pasa en el Esequibo, con el fin de buscar un arreglo con las transnacionales petroleras o con los EEUU que les permita mantener o lograr su apoyo. A estos políticos parece no importarles, no les duele lo que está pasando con el Esequibo y las implicaciones que esta situación acarrea para el futuro del país.

La Constitución, obligaciones y responsabilidades.

La Constitución es clara cuando establece la soberanía e integridad territorial como parte de sus principios fundamentales, (Título I, Principios Fundamentales) y asigna al Estado, en su Artículo 15, “… la obligación de establecer una política integral en los espacios fronterizos, terrestres insulares y marítimos, preservando la integridad territorial, la soberanía, la seguridad, la defensa…, (Título II, Del espacio geográfico y de la división política).

Luego, al referirse a la Fuerza Armada Nacional, la Constitución en su Capítulo III, (De la Fuerza Armada Nacional), le asigna a ésta, en su Artículo 328, la responsabilidad de “…garantizar la independencia y la soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, …” para luego agregar, en el mismo Capítulo, que la Fuerza Armada “… En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio de la nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, obediencia y la subordinación…” (Título VII, De la Seguridad de la Nación)

Es muy importante el rol que la Constitución le asigna a la Fuerza Armada Nacional: garantizar la soberanía y la integridad territorial de la nación y que esta función no puede estar al servicio de ninguna parcialidad ni persona, por lo que al referirse a sus pilares fundamentales de disciplina, subordinación y obediencia, está claro que ésta se refiere a la Constitución y sus disposiciones fundamentales.

En la situación del despojo del Esequibo, se viola la Constitución y se evade la obligación del Estado de defender la soberanía e integridad territorial de la nación, obligación y responsabilidad que recae sobre el gobierno de nicolás maduro y sobre la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

El petróleo y la soberanía

No hay nada más vinculado a la soberanía que el petróleo, un recurso natural que se encuentra en las entrañas de la patria, en nuestro territorio y cuya propiedad y explotación, en nuestra Constitución, está reservada al Estado en su Artículo 302, manteniendo vigente un principio que se remonta al Decreto del Libertador Simón Bolívar de 1829.

Puedo hablar con toda propiedad sobre este tema, porque desde que asumimos la responsabilidad como Ministro de Petróleo con el presidente Chávez, el 17 de julio de 2002, todas nuestras acciones estuvieron orientadas a recuperar el ejercicio pleno de nuestra soberanía nacional al rescatar las inmensas reservas de petróleo y gas que nos habían sido arrebatadas durante la nefasta apertura petrolera y coadyuvar al Estado venezolano en el ejercicio de la soberanía sobre sus espacios geográficos, tanto los internos, como la Faja Petrolífera del Orinoco y el Mariscal Sucre, como los espacios fronterizos de nuestras áreas terrestres y marinas.

Muy temprano en el gobierno, en 2003, denunciamos desde el Ministerio de Petróleo, las nuevas pretensiones de la ExxonMobil de iniciar actividades de exploración en concesiones otorgadas por Guyana y ubicadas en aguas territoriales del Esequibo, ya lo había intentado en 1999 y el gobierno había emitido nota de protesta.

Nosotros preparamos todas las imágenes y coordenadas que demostraban mostraban que las pretensiones guyanesas vulneraban el territorio en disputa, lo que permitió que nuestro gobierno, a través de Cancillería, emitir las protestas correspondientes ante Guyana, al mismo tiempo que nosotros advertimos a la Exxon Mobil, empresa que tenía una importante presencia en el país, que no toleraríamos su presencia en el área, porque violaba nuestra soberanía.

La ExxonMobil, empresa transnacional que señoreó en nuestro país durante todos los años del periodo concesionario y que luego, durante la nefasta apertura petrolera (1986-2002), se hizo de manera ilegal de los inmensos recursos de la Faja Petrolífera del Orinoco, de la mano de la meritocracia petrolera de la vieja PDVSA, conocía muy bien nuestras formaciones geológicas y petrolíferas y sabía con certeza de los inmensos recursos de petróleo y gas que se concentran en el área de la Faja Petrolífera del Orinoco, y que se extienden, en menor medida y con otras características, hacia nuestro flanco oriental, permeando el área del Delta y nuestra fachada Atlántica, llegando incluso hasta Trinidad y Tobago, el territorio Esequibo y Surinam.

ExxonMobil no solo lo sabía, sino que su plan estratégico siempre fue el de extender su control de los recursos petrolíferos a lo largo de toda la franja sur de nuestro país, desde la Faja Petrolífera hasta nuestra fachada Atlántica, incluido el Esequibo. Por eso, a partir de la Plena Soberanía Petrolera y la Nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco en el 2007, se convertiría en nuestro enemigo más enconado.

Ante la fortaleza y actuación de nuestro gobierno, del presidente Hugo Chávez y de nuestro Ministerio de Petróleo de entonces, la ExxonMobil desistió de sus pretensiones en el área, y así lo informó en un comunicado de empresa en el año 2000, cuando manifestó que no podía seguir avanzando en sus actividades debido a los problemas de delimitación del territorio entre Venezuela y Guyana.

Estando conscientes de que este era un peligro latente para la soberanía del país iniciamos, desde el ministerio de Petróleo, entonces ministerio de energía y minas, un proceso para aumentar nuestra presencia en nuestra fachada Atlántica.

De allí que en 2002, iniciamos el proceso de exploración de gas y petróleo en la Plataforma Deltana, así como el proceso de unificación de yacimientos de gas con Trinidad y Tobago, único país del Caribe Oriental con el que tenemos límites fronterizos definidos, entendiendo que este proceso, que ha sido el primero en su tipo en este hemisferio, nos daría solidez jurídica en nuestra posición ante cualquier intento de Guyana sobre el Esequibo. Al delimitar con Trinidad y Tobago, proceso exitoso que culminó en 2010, garantizamos nuestra salida hacia la fachada Atlántica.

De igual forma, con el propósito de afirmar nuestra soberanía y nuestras leyes, desde el ministerio de Petróleo, dimos por terminado el proyecto Cristóbal Colón, no sólo por sus términos y condiciones absolutamente ilegales y contrarias al interés nacional, sino porque el mismo dejaba en manos de las transnacionales los abundantes recursos gasíferos ubicados al norte del estado Sucre, limítrofes con Trinidad y Tobago. Con base en esta política de ejercicio de nuestra soberanía se planificó e inició el proyecto Mariscal Sucre, que traería ese gas al estado Sucre, en Güiria, para convertirla en un Polo Petroquímico y Gasífero y así tener activa presencia en un estado fronterizo, la tierra del Gran Mariscal Antonio José de Sucre, uno de los estados más pobres del país.

Mientras tanto, en el Golfo de Paria, avanzamos en el proyecto de explotación petrolera del campo Corocoro, con la empresa Mixta Petrosucre, desarrollamos la infraestructura petrolera, incluyendo la primera plataforma petrolera construida enteramente en el país, el CPF 4 de febrero, en un área tan compleja como importante porque nos da presencia soberana justo en Punta Pescador, para efectos del diferendo con Guyana.

En el extremo occidental del país, iniciamos un proceso de exploración de petróleo y gas en el Golfo de Venezuela, precisamente para marcar la presencia de Venezuela en nuestras aguas territoriales y dejar sin efecto la tesis colombiana de que las aguas del Golfo “no eran vitales” para el país. En este esfuerzo exploratorio se descubrió el yacimiento gigante Perla 3X, con 15 TCF de gas, el cual aportaría gas para el occidente del país y respaldaría el desarrollo petroquímico tanto en el Tablazo como en la Península de Paraguaná, además de que nos permitiría exportar excedentes a Colombia.

Debo decir que estos extraordinarios esfuerzos, con un importante costo en recursos materiales y humanos, nos hubiesen permitido tener una posición más consolidada en nuestras zonas fronterizas si no fuese por el hecho de que el gobierno de maduro revirtió estos planes y entregó nuestro gas a las transnacionales.

En el caso de la Plataforma Deltana y el Mariscal Sucre, el gobierno de maduro detuvo las actividades de PDVSA en el área y entregó el gas del Mariscal Sucre, para su exportación, a la empresa rusa Rosneft, y el Gas de la Plataforma Deltana a las transnacionales que operan en Trinidad y Tobago. De aquel esfuerzo soberano sólo queda el buque Nabarima, que hace poco estaba a punto de hacer aguas en el Golfo de Paria, como muestra de la negligencia de este gobierno.

En el Golfo de Venezuela, el gas del Perla 3X se entregó a las transnacionales europeas, quienes disponen del mismo de acuerdo a sus intereses, mientras el occidente sigue padeciendo escasez de gas para su desarrollo interno, petrolero, petroquímico y eléctrico.

Petrocaribe

Esta extraordinaria iniciativa política del presidente Chávez se desarrolló nuevamente en base al suministro de petróleo y productos a más de 18 países del área del Caribe, lo cual nos otorgó un extraordinario posicionamiento geopolítico en una región a la cual Venezuela siempre le había dado la espalda, por lo que existía un sentimiento de hostilidad o distancia respecto al país.

El desarrollo de Petrocaribe, además de los extraordinarios beneficios para los pueblos de la región, nos permitió mejorar de manera radical nuestra posición y allanar el camino para que el presidente Chávez se convirtiese en una figura admirada y querida en el área, lo cual permitió avanzar en una política de acercamiento con el Caricom y Guyana, país que era partícipe del acuerdo de cooperación. Estas acciones allanaron el camino para un posible acuerdo en el área en disputa con Guyana, no con las transnacionales.

Hoy día, hay que decirlo, Petrocaribe no existe más. El gobierno ha incumplido con los acuerdos desde el mismo 2015, acabando en poco tiempo el trabajo de más de diez años y perdiendo el espacio político ganado en la región, sobre todo de cara a una posición más balanceada del Caricom en torno a las pretensiones guyanesas en el Esequibo.

La actuación del gobierno

El gobierno de maduro ha actuado de manera negligente, débil y a destiempo ante una situación que compromete la soberanía sobre el territorio del Esequibo y nuestra salida al Atlántico.

maduro fue durante 6 años canciller de la República y se suponía que debía haber trabajado este tema en el marco de sus responsabilidades anteriores. Pero resulta que no fue así. Los avances que se habían logrado en materia geopolítica en el Caribe eran el resultado del liderazgo y genio político del presidente Chávez y de la acción del Ministerio de Petróleo y PDVSA en la concepción, coordinación y desarrollo de la Iniciativa Petrocaribe.

La cancillería de maduro no fue capaz ni siquiera de aprovechar el “momentum” de Petrocaribe para delimitar nuestra frontera con los países del Caribe Oriental, mucho menos con Guyana.

Cuando llegué a Cancillería por ese corto periodo entre septiembre-diciembre 2014, me sorprendió el estado de abandono en que esta se encontraba, no solo desde el punto de vista de su infraestructura, una verdadera vergüenza en las “torres” de la esquina de Carmelitas, sino en el abandono de los profesionales de carrera, de los trabajadores, la fractura de la institución y el desmantelamiento de la dirección de Fronteras, donde los profesionales del área, civiles y militares, estaban allí sin ninguna incidencia, sin siquiera ser escuchados o hechos de lado porque no eran de confianza del grupo del Canciller..

En 2013, ya fallecido el presidente Chávez e instalado maduro al frente del gobierno, yo todavía como ministro de Petróleo y presidente de PDVSA le alerté directamente a maduro que Guyana había reactivado el otorgamiento de bloques de exploración en aguas del Esequibo y que la Exxon Mobil, la Hess Corporation y la CNOOC, iniciaron actividades en el área.

Esta actividad en Guyana la detectó nuestro equipo del Viceministerio de Hidrocarburos y de inmediato verificamos las coordenadas corroborando que se otorgaban derechos sobre las aguas en litigio. Esos mapas y toda la información al respecto se la presenté a maduro y ante la vicepresidencia Política.

En el primer viaje de maduro como presidente, precisamente a Guyana, como parte de la comitiva, solicité una reunión donde estuvieran maduro, el presidente de Guyana y los dos cancilleres. Allí presenté todos los mapas y los datos de lo que Guyana estaba haciendo. El presidente guyanés fue esquivo, maduro no dijo nada. Actuó como si no fuese con él.

En octubre de 2013, la Armada venezolana capturó dos buques que hacían exploración sísmica para la Anadarko en el Esequibo fue retenido y llevado a puerto venezolano. En una reunión de la vicepresidencia política, manifesté que esa actividad sísmica era la antesala de la actividad de perforación en el área. Había que confiscar la data sísmica del buque, porque pertenecía a Venezuela y además esta acción impedirá que la Exxon avanzara en sus planes. Nadie hizo caso, más importante fue la presión política de Guyana. El gobierno venezolano no tenía ni la capacidad ni la voluntad de tomar una acción definitiva ni fuerte que nos permitiese negociar en mejores condiciones. Entregaron el barco, la sísmica, dieron una señal de debilidad y la actividad exploratoria continuó en el área.

Los guyaneses retaron al gobierno venezolano y éste no hizo nada. Venezuela dejó que Guyana y las transnacionales actuaran sobre el territorio a sus anchas, hicieran exploración y delineación de los grandes yacimientos que ya conocían en el Bloque Stabroek, especialmente el Liza, con reservas entre 3,5 y 4 mil millones de barriles de petróleo, hasta que, finalmente, en 2019, se instalaron y comenzaron la explotación del petróleo en el territorio. Hoy día las transnacionales producen 100 MBD de petróleo, con importantes perspectivas de aumentar hasta 750 MBD para el año 2025, lo que convierte a Guyana, uno de los países más pobres de Suramérica, en una nueva provincia petrolera, un país petrolero en manos de las transnacionales.

La Exxon Mobil anunció sus planes de producción en el Esequibo sin que nada la detenga, es la cara de Guyana y, por supuesto, tienen el apoyo norteamericano. La trasnacional está confiada en que ni este gobierno de maduro, ni uno eventual de la oposición de guaidó harán nada al respecto. Tiene sus razones:

En mi artículo “La verdad sobre el Esequibo”, del 21 de septiembre de 2019, expliqué en detalle cómo el gobierno de maduro, a sabiendas de lo que hacía la Exxon Mobil en área en reclamación, no sólo no hizo nada, sino que buscó junto a su canciller de entonces y hoy vicepresidente, Delcy Rodríguez, un acuerdo secreto de explotación conjunta, Exxon Mobil-PDVSA de los descubrimientos de la Exxon en el Esequibo. La transnacional ni la recibió. No van a llegar a ningún acuerdo con maduro.

Pretendía maduro que, cediendo nuestra soberanía en el Esequibo, la ExxonMobil, a la cual incluso se le estaba ofreciendo volver a la Faja Petrolífera del Orinoco en 2017 -como sí hizo con Crystallex en 2018-, abogaría por su gobierno ante la administración de Donald Trump, para así alcanzar algún acuerdo político con él. Una “inspiración” más de maduro dentro de sus acostumbradas triquiñuelas parlamentarias. Pero no funciona así. Las transnacionales no necesitan a maduro para operar y llevarse el petróleo del Esequibo. En mi VIDEO del Esequibo explico esta jugada fallida del madurismo.

Pero la oposición no se queda atrás. Tuvieron el control absoluto de la Asamblea Nacional entre 2015-2020 y no dijeron NADA. Sus diputados estaban más pendientes de otras cosas, incluso trabajar para Alex Saab, en vez de denunciar y repudiar la actuación de Guyana y la ExxonMobil. Recuerdo todavía el audio de una “embajadora” de Guaidó que decía que no había que mencionar lo del Esequibo para no perder apoyo internacional.

Una débil posición jurídica y negociadora

Venezuela está muy débil y disminuida en su posición ante Guyana, por más tendencia de Twitter que logre posicionar los boots de Jorge Rodríguez y que ahora maduro se rasgue las vestiduras.

En manos de este gobierno se perdió lo logrado con el Acuerdo de Ginebra de 1966 y la actuación de los buenos oficios del Secretario General de la ONU.

He relatado en mi artículo del 28 de junio 2020, que durante la gestión de Ban Ki-moon, estando yo todavía como Embajador de Venezuela ante la ONU y Delcy Rodríguez como canciller, alerté que el nuevo presidente de Guyana, D. Granger, utilizaría su discurso en la 72 Asamblea General de la ONU para denunciar a Venezuela por un absurdo decreto donde el país se anexaba áreas en litigio del Esequibo, a pesar de que Guyana había entregado todo tipo de concesiones en el área en disputa.

Granger, agente de las transnacionales, se victimizaría en la ONU y haría todo lo posible por salirse del mecanismo de buenos oficios de la ONU. Así lo hizo ante la Asamblea General de la ONU, era el centro de su actuación diplomática. Ni maduro, ni su canciller hicieron nada, No sabía Granger que estos serían su mejor aliado.

En una reunión entre Ban Ki-moon, Granger, Maduro y los cancilleres, a la que pude asistir –a pesar de la oposición de la Canciller no podía estar ausente el embajador ante la ONU–, presencié el talante agresivo de Granger y el silencio de maduro. Este no sabía qué hacer, ni qué decir.

Al fallecer el último buen oficiante de la ONU, Norman Girvan, el 09 abril de 2014, el Secretario General postuló candidatos a ambos países para continuar con los buenos oficios. Uno tras otro todos fueron desestimados por Delcy. No entiendo cómo un asunto tan grave se dejó en manos de ella. Para la Canciller todos los candidatos a buen oficiante eran sospechosos de ser agentes de la CIA.

Ban Ki-moon llegó al límite de su paciencia e iba a dar por culminado sus oficios. Gracias a nuestra relación con el Secretario General recién electo, Antonio Guterres, logramos que éste mantuviera sus buenos oficios por un periodo de al menos un año, designando como buen oficiante a Dag Nylander, quien venía de negociar los acuerdos de paz en Colombia. Finalmente, el noruego fue aceptado, a pesar de que Delcy estaba convencida que este también era informante de la CIA.

Asumió Arreaza como Canciller, y delegó el tema en Samuel Moncada, cuya única aspiración parecía ser volver a ser embajador de Venezuela ante la ONU. Sin embargo, su pasantía por el área Esequibo le permitió hacer un folleto sobre el tema y dar entrevistas en VTV. Así, transcurrió el tiempo en conversaciones a las cuales me impidieron asistir y que finalmente no llegaron a nada. Ya había pasado el tiempo.

El 30 de enero de 2018, el Secretario General Guterres anuncia el cese de sus buenos oficios y recomienda enviar el caso a la Corte Internacional de Justicia, lo cual significa un triunfo para Guyana y un estruendoso fracaso para el gobierno de maduro. Se perdió, entre la indolencia y negligencia del gobierno, una extraordinaria conquista diplomática del país que se había obtenido en el año 1966, producto del Acuerdo de Ginebra.

Ahora Guyana, ante la Corte Internacional de Justicia, incluso aboga por la vigencia del írrito Laudo Arbitral de 1899, que tras el Acuerdo de Ginebra, había quedado sin efecto para ambas partes.

Mientras tanto, la Exxon Mobil y otras compañías transnacionales, no sólo americanas, sino también chinas –y lo menciono a efectos del discurso antiimperialista del gobierno–, operan y producen petróleo en el área. A la par, Guyana sigue otorgando concesiones, y ya las actividades petroleras llegan a abarcar hasta Suriname.

Algo que parecen no entender los políticos del gobierno, ni nuestros estrategas militares, es que ahora Guyana tiene una ventaja estratégica, y es que son ellos quienes ocupan el territorio, de la mano de la ExxonMobil, la empresa norteamericana más emblemática, que llega con el apoyo de todo el poderío militar de esa potencia con el fin de proteger esa ocupación. De hecho, desde el 8 de enero EE.UU. y Guyana están realizando patrullaje conjunto en las aguas del Esequibo.

Por otra parte, los grandes descubrimientos, como el caso del yacimiento Liza en el Bloque Starbroek en El Esequibo, operado por la indicada compañía, atraen el interés y apetito de otras transnacionales petroleras, sobre todo porque Guyana no solo les brinda la seguridad política y militar que se deriva del apoyo norteamericano, sino que está dispuesta a firmar contratos petroleros típicos de la época colonial, modelos impuestos por la ExxonMobil a un país pobre y necesitado de cualquier tipo de recursos y desconocedor de la materia petrolera.

La Corte Internacional de Justicia

Este Tribunal es el principal órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas, del cual Venezuela es parte. El país, le guste o no a maduro, ha reconocido la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, en los términos que están establecidos en su acuerdo de fundación.

De tal manera que de poco vale para la comunidad internacional lo que diga o haga maduro con respecto a la CIJ. El caso ante este tribunal seguirá su curso independientemente de lo que haga el gobierno venezolano, porque su sentencia servirá para darle cualquier viso de legalidad a la ocupación de facto que tiene Guyana sobre el territorio Esequibo, así como, a la actuación de las transnacionales.

Por otra parte, Guyana tiene ante el CIJ un equipo legal poderoso, puesto a sus servicios por las transnacionales, un equipo de juristas de varias partes del mundo integrado por el ex secretario general de la Commonwealth, Sir Shridath Ramphal; los expertos en derecho internacional, Alain Peillet, Phillipe Sands, Paul Reichler y Payam Akahvan; Alain Peillet, ex presidente de la Comisión de Derecho Internacional; Phillipe Sands, del bufete de abogados Matrix Chambers (Reino Unido); Paul Reichler del bufete Holey-Foag, uno de los más influyentes de Estados Unidos, y miembro del Colegio de Abogados de la Corte Suprema; y Payan Akhavan abogado miembro de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya. Mientras que la actuación de Venezuela está siendo dirigida por Delcy Rodríguez, utilizando para ello a dos profesores penalistas de las UCV, que son, por cierto, los dos abogados que Delcy usa para todo.

Soy muy respetuoso de todas las personas y en especial de los profesionales, particularmente los profesores, pero con base en nuestra experiencia en juicios internacionales, puedo afirmar que no se está haciendo lo correcto.

Luego de la migración de los convenios a empresas mixtas en 2006 y las nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco en 2007, aunque fue un proceso exitoso para el país y logramos que 31 de las 33 empresas se ajustarán a nuestro marco legal y constitucional, sin embargo tuvimos que ir a juicios de arbitraje internacional interpuestos por la ExxonMobil y la ConocoPhilips, debido a que en la apertura petrolera se renunció a nuestra soberanía jurisdiccional y los contratos suscritos entonces consienten expresamente los juicios de arbitraje para solución de controversias; esto es lo mismo, por cierto, que aprobó la Asamblea Nacional Constituyente con la Ley de Protección de Inversiones Extranjeras sometida por maduro el 07 de septiembre de 2017.

Por eso en aquel momento, sabiendo que nos enfrentábamos a las transnacionales más poderosas del sector petrolero, lo que es decir del mundo, constituimos un equipo político jurídico nacional multidisciplinario, de alto nivel, apoyados por una firma internacional especializada en representar los intereses de los países productores de petróleo.

Nosotros ganamos todos los juicios y eso ahora se dice fácil, pero fueron años de intenso trabajo y de confrontar a los poderes fácticos más poderosos del mundo en tribunales absolutamente hostiles al derecho soberano de los países. Pero tuvimos que hacerlo y lo hicimos bien.

Por eso, insisto, no es posible que un tema con implicaciones tan graves para el país sea manejado con la prepotencia y ligereza que ha caracterizado a los funcionarios que devengan altas responsabilidades en este gobierno –empezando por maduro–, quienes han obrado con negligencia y han faltado a sus responsabilidades.

Si este gobierno, incluyendo su Canciller, hubiesen defendido al Esequibo con la misma pasión y constancia con que han defendido a su agente Alex Saab en Cabo Verde, tal vez estaríamos en una mejor situación ante este problema.

La fachada atlántica.

maduro decreta “la fachada atlántica”̈, acto inútil y efectista para la propaganda, como ya nos tiene acostumbrados el gobierno. Ha podido aprovechar para decretar el Orinoco, la Isla de Margarita, Los Andes Venezolanos. Pero más allá de las maromas publicitarias del gobierno, lo que ha sucedido con la presencia de la Exxon Mobil y otras transnacionales en el Esequibo, tal como lo he denunciado en mi video “La Entrega del Esequibo”, es que la ocupación de facto que hace Guyana de las aguas territoriales del Esequibo, bloquea nuestra salida a la fachada atlántica.

En la imagen, podemos observar cómo los bloques y concesiones que ha otorgado Guyana interfieren con nuestro acceso Lo más grave es que, tal como lo señalamos anteriormente, la presencia transnacional viene acompañada de la presencia militar norteamericana, el pasado 08 de enero naves de guerra norteamericanas y guyanesas iniciaron operativos de patrullaje en aguas del Esequibo.

Ya en la página web de las transnacional norteamericana, se puede observar en el mapa donde muestran la ubicación de sus proyectos en El Esequibo, que los límites entre Venezuela y Guyana quedan allí establecidos a partir de la proyección desde Punta Peñas a Punta Playa, dando así por sentado que los límites corresponden a la hipótesis fronteriza de Guyana en el litigio.

La FANB y la Soberanía del país.

Cuando me dirijo en este artículo a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, es para llamar la atención sobre el hecho de que, en el caso de el Esequibo, nuestro país no solo está perdiendo el control de un inmenso territorio y del mar territorial que este territorio genera, no solo estamos perdiendo los cuantiosos recursos naturales que éste alberga, sino que desde el punto de vista geopolítico y de Seguridad y Defensa de la Nación, estamos perdiendo de facto nuestro acceso a la fachada Atlántica, independientemente de los decretos de maduro.

Me podría dirigir a todo el país, pero resulta que ustedes son la Institución que tiene el mandato constitucional de defender nuestra soberanía e integridad territorial por encima de cualquier consideración o cálculo político que pueda hacer el gobierno de turno.

Me gustaría saber qué piensa el ALTO MANDO MILITAR y demás responsables en la defensa del país, sobre CÓMO quedamos de cara al futuro, debido a la negligencia de este gobierno.

El General en Jefe Padrino López aparentemente escribió y publicó un libro, el cual llegó a mis manos, titulado “La escalada de Tucídides. Hacia la tripolaridad”, donde hace un análisis de la estrategia de China a nivel mundial. Aunque el tema no deja de ser interesante, sería muy importante conocer cuál es el posicionamiento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, de su Alto Mando Militar y del Ministro de la Defensa Padrino López, sobre lo que está sucediendo en El Esequibo.

El gobierno de maduro ha mantenido durante varios años a la Fuerza Armada movilizada para una posible confrontación con Colombia, con gran despliegue de armamento y recursos de todo tipo, a veces pareciera que buscan un choque militar con el hermano país, al mismo tiempo que, por omisión o cálculo político han permitido que sobre nuestras fronteras orientales se consuma una de las peores afectaciones a nuestra soberanía y se consolide una de las principales amenazas a nuestra integridad territorial y seguridad nacional.

Lo he venido denunciando, la estrategia del gobierno para mantenerse en el poder es entregar nuestra economía, nuestro petróleo y gas y nuestra soberanía y territorio en el marco de una estrategia para mantenerse en el poder, para salvarse ellos, para mantener sus privilegios. Pero resulta que están condenando la patria, entregando el futuro de nuestro pueblo. Ya no solo es PDVSA y el petróleo, la economía, las empresas del Estado y el Arco Minero, ahora se pierde CITGO y el Esequibo.

Mientras esto pasa, sin que nadie diga o haga algo, sin nadie que defienda la Constitución y las leyes, el pueblo pobre sigue recibiendo la cachetada indolente de la injusticia, de los Hoteles y restaurantes de lujo, Bodegones y Ferraris. Un país de contradicciones, del miedo, donde pareciera que el destino de Chavez fue como diría el padre de la Patria Simón Bolívar, “Me tocó la misión del relámpago: rasgar un instante las tinieblas, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderse en el vacío”

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