Con este cuento algunos quieren contrabandear su "reformismo" capitalista o simplemente el liberalismo de siempre. El socialismo es una voluntad de cambio de la sociedad y de cambiarse a sí mismo, para eso hay que escuchar a la gente pero, ante todo escucharse uno mismo; qué hay, dentro de cada uno de nosotros, de egoístas, de mezquinos, codiciosos… y cuánto estamos dispuestos a mentir para disimularlo y engañar en su nombre a los demás. El socialismo democrático no existe porque el socialismo es, usando palabras de Marx, una realización particular, además de solidara, no es eso que llama la derecha "socialismo real", que es una deformación política de sus principios básicos en gobiernos más o menos democráticos o totalitarios. Socialismo es una manera de vivir, y cuando luchamos por él, nuestra vida debe cambiar. No se puede hacer socialismo aupando los intereses privados, colocándolos por encima del interés común… "en nombre de la democracia", estafar, robar, engañar, con el cuento del socialismo y con el cuento de la democracia.
En lo dicho por Rodrigo Cabezas en su último artículo – con las denuncias estamos perfectamente de acuerdo – mienten los dos lados, el del gobierno cuando de forma insincera acusa al Rodrigo Cabezas de neoliberal –siendo ellos los que aplican el paquetazo –; es decir que lo que realmente rechazó el gobierno del ex ministro, que llevó a su salida, fue el hecho de que era un plan de recorte del gasto público y de eliminación de las trampas con el dólar y el descontrol de los créditos a los empresarios choros (el terreno ideal donde ha crecido el madurismo y la "burguesía revolucionaria"), la acusación que se le hizo de neoliberal fue pura hipocresía. Pero miente el ex ministro Cabezas cuando defiende una democracia donde "cabemos todos", donde se acusa a Chávez de estatista y se lo nivela con este atajo de flojos y medrosos (él incluido) que no quisieron seguir el camino del socialismo, el del siglo XXI o el que fuera, y manipula cuando confunde a Chávez con Maduro en una análisis superficial economicista.
La superficialidad de su análisis está en el economicismo, en reducir la sociedad a fuerza de trabajo y nada más, a pensar los problemas sociales en función a la producción y a la producción capitalista, no de la satisfacción de las necesidades fundamentales para la vida material. Ese socialismo que él llama democrático está referido a una forma de abrir espacios, en socialismo impreso en nuestras leyes, a la actividad capitalista privada, a la inversión privada en procesos que debe controlar y administrar el Estado (en nombre de toda la sociedad)
Más honesto y decente de parte del ex ministro Rodrigo Cabezas es que hablara de "capitalismo eficiente", de democracia burguesa, que mezclar en su discurso al socialismo con el capital privado estructurado a la sociedad, como algo necesario para una sociedad democrática, lo cual es una fantasía, es imposible por su contrasentido; más honesto es que elimine la palabra socialista de su discurso. Lo mismo debe hacer el gobierno de Maduro.
En Chávez la palabra socialismo cobra sentido en función de su angustia por resolver los problemas sociales y los cambios necesarios desde la raíz. En él cuadra hablar de socialismo desde el mismo momento que habla de vencer la "lógica del capital", cuando habla de "una lógica" que hay que vencer, la cual se mueve de fondo, que explica y conduce a la sociedad capitalista; sociedad de consumo, la sociedad que exacerba del egoísmo, una sociedad gregaria pero individualista, ignorante, excluyente, racista, etc. Nadie ni nada explica mejor el sentido del socialismo que conducirse en la vida en contra de esa "lógica". Pero apostar de forma impensada por la empresa privada para que desde ella se construya el socialismo es demagogia, uno huele desde lejos (en esa "falsa democracia") un engaño. Bajo el espíritu socialista la empresa privada y el interés privado se reducen o mueren, se disuelven en el interés social: la gran propiedad privada (de las tierras, de los medios de producción industrial, el monopolio comercial, de la comunicación, etc.) diluida en la propiedad social.
Basta de calumniar al socialismo con el mote de democrático, el socialismo es sinónimo de la verdadera democracia. Y calumniar así mismo a los verdaderos socialistas, como si fuera posible que de ellos naciera el monstruo de la tiranía: la tiranía de las democracias burguesas o la "de fuerza", de los gobernantes más débiles y veleidosos.
Donde quiera que lo ataquen vamos a defender los 12 años de una revolución auténtica la cual, a pesar de líderes pusilánimes, de los falsos que ahora gobiernan la traición, a pesar de la derecha, de demócratas, tecnócratas, intelectuales neutrales, se dio en el espíritu de un líder como Chávez, capaz de tener ideas a contracorriente del sistema y escribirlas en un plan, morir por ellas, y se hizo presente en un pueblo esperanzado, el tiempo que duró el entusiasmo de los cambios y el espíritu de lucha; hasta que asesinaron a su comandante. De nada les vale los calificativos y clasificaciones si no confrontan sus contradicciones con sus deseos y anhelos.
¡Viva Chávez socialista y revolucionario! ¡Patria socialista… o muerte!