Porque amamos a Bolívar

Frente al rebrote todos a cuidarse y a cuidar, con serenidad y fortaleza

Lunes, 22/03/2021 08:38 AM

Desde hace poco más de un año el pueblo venezolano asumió las medidas impulsadas por el gobierno de Nicolás Maduro para protegernos, pese a los profetas del desastre y las sanciones recrudecidas de manera inhumana, para aprovecharse de la pandemia e intentar nuevamente derrocarnos, las decisiones tomadas y la conciencia de este pueblo nos han permitido avanzar y protegernos. Con métodos novedosos, que incluyen el autoaislamiento voluntario, el uso de mascarillas, la higienización personal y colectiva, la desinfección de sitios públicos, un plan de salud adecuado a la contingencia, el 7 + 7, entre otras medidas, hemos tenido éxito en donde otros han fracasado.

Nunca ha sido más válida la expresión mal de muchos, consuelo de tontos. Porque en este caso el padecer de muchos se traduce en enfermedad y muerte, lo que de hecho nos impide por razones humanas básicas sentir algún consuelo. Ninguno de nosotros se va a alegrar ni puede regocijarse por situaciones terribles entre otros pueblos. La diferencia fundamental entre nuestros países, específicamente en la región, es que aquellos gobiernos de derecha que fracasaron estrepitosamente en el manejo de los contagios, en forma prepotente han pretendido y aun pretenden descalificarnos y derrocarnos.

Se podrían usar muchos ejemplos, sobre todo en el mal autollamado Grupo de Lima, donde Brasil se ha convertido en el epicentro mundial de contagios y fallecimientos, mientras su presidente Bolsonaro, ensordecido por la arrogancia, quiere por vía legal suspender las acciones protectoras establecidas por los gobernadores de este vecino país. El otro desastre es el del gobierno colombiano, quienes en cada oportunidad que pueden calumnian a nuestro país y a nuestro gentilicio, mientras obvian que abandonaron a los colombianos a su suerte y en manos de escuadrones de la muerte.

Nuestro gobierno ha asumido la protección de nuestro pueblo como prioridad. Ningún interés corporativo ha estado dirigiendo o imponiendo condiciones. De manera soberana se ha decido y se ha actuado en función de contener los contagios y salvar vidas. Hasta unas gotas milagrosas fueron elaboradas por nuestros científicos y estamos a la espera de su masificación.

Dejando claro que se han tomado y se están tomando las medidas necesarias, tenemos que asumir este rebrote con la misma inteligencia colectiva e individual con que asumimos los contagios desde hace un año. Cierto es que la cepa brasilera es más contagiosa y aparentemente tiene una mayor rapidez en la aparición de los síntomas y las complicaciones, nos corresponde actuar con serenidad, con la fortaleza y los aprendizajes que hemos aprendido en el último año.

#El COVID no juega ha sido una de las etiquetas que se han usado en esta etapa, con el objeto de llamar la atención sobre los relajamientos que se venían manifestando en distintas ciudades, muchos compatriotas asumían que lo peor ya había pasado y que no hacían falta tantas protecciones.

La cepa brasilera ha elevado nuestros números, sin llegar a ser exponencial, pero lo suficientemente alto en algunos estados que implicaron tomar medidas adicionales, como es el caso de Bolívar. También se tomaron medidas nacionales como lo es la nueva suspensión de vuelos desde Europa y Colombia.

De parte de la Clase Obrera continuamos apoyando en materia de salud, mejorando las condiciones en los CDI, Hospital de Guaiparo en el Hospital de Trauma y Soporte Vital en el mismo Guaiparo. Y lo seguiremos haciendo, pese a las manipulaciones que desde la derecha se están tramando, específicamente contra la Misión Médica Cubana, que tanto bien han hecho en el mundo y en nuestro país. Vaya toda nuestra solidaridad y reconocimientos a estos hermanos que en medio de una pandemia están fuera de su país atendiendo a los venezolanos y las venezolanas.

También vaya nuestro reconocimiento a los profesionales de la salud de nuestro país, que están dando el todo por el todo en condiciones muy difíciles y que han resistido con estoicismo los cantos de sirena de la migración inducida. La patria siempre estará agradecida por todo lo que vienen haciendo, más allá de cualquier remuneración, más allá del deber cumplido.

Corresponde continuar haciendo nuestra parte en forma serena, sin dejar que nos lleven al temor o al terror. Los sacrificios que hace todo el personal de salud en el país tienen que valer la pena, todas las limitaciones que auto asumimos en las cuarentenas radical y flexible tienen que valer la pena, no pueden perderse. Cuidarnos y cuidar a los demás implica muy pocas molestias, si lo comparamos con el esfuerzo que se realizan en los centros de salud: solo hay que usar mascarilla y taparse bien la nariz y la boca, hay que lavarse las manos regularmente, mantener el distanciamiento social, evitando cualquier aglomeración. En caso de estar expuestos hay que lavarse bien cuando lleguemos a casa y limpiar las suelas del calzado. Igual hay que tratar de higienizar las casas y solicitar apoyo a las autoridades para que ayuden en la higienización. Si no tenemos alcohol o gel, el agua jabonosa es también efectiva, más económica y fácil de realizar, frotándose bien las manos por todos los dedos, palmas y el dorso.

Seguro estamos de que vamos a trascender la nueva cepa y que tenemos derecho a seguir construyendo nuestro país y nuestro estado después de que derrotemos esta pandemia. La vacunación avanza bien y estamos esperando que lleguen más inoculaciones para clausurar definitivamente este triste y lamentable episodio en la historia de la humanidad. Por ello, cobra fuerza el planteamiento de nuestro presidente Nicolás Maduro de que liberen al menos 300 millones de dólares del oro depositado en Londres para que podemos adquirir vacunas y así acelerar nuestra inmunización total.

En ese futuro postpandémico tenemos que mantener el aprendizaje de estos años de bloqueos imperialista sumados a los contagios por COVID. Estos valiosos conocimientos nos han servido para vencer en lo cotidiano los intentos de derrocar a la democracia venezolana. Lo que hemos madurado conscientemente en estos retos, desafíos sociales y políticos son las bases para la consolidación de una nueva economía, no dependiente estrictamente de la renta petrolera, diversificada y próspera, democrática y soberana.

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