¡Increíble! Ya conozco algunos pocos casos de personas que, con la excusa de visitar a sus hijos en el exterior, viajan calladitos para vacunarse en USA. ¿Tal vez en otros países?
Otra conocida en Bogotá, retenida ahí por la pandemia, debe regresar a Caracas, pero espera antes a ser vacunada.
Y recuerdo la situación de un camino inverso. Varios amigos y parientes que se marcharon al exterior ya hace unos años, y que regresaban a Venezuela, hasta hace muy poco, a darse una vueltita útil pues la acompañaban con odontólogo, médicos especialistas, de pronto hasta pasaban por una cirugía. ¿Todo eso por qué? Pues para que se enteren los jóvenes o desentendidos (hay muchos) a Venezuela venían hacer un turismo de conveniencia, asegurando que los médicos venezolanos están mucho más preparados que afuera, y yo sinceramente lo creo con firmeza, pero la intención principal era pagar menos, muchísimo menos que allá, donde decidieron transferirse.
Pero hoy en día, hablando de las consultas médicas, un buen especialista cobra entre cincuenta y cien lechugas verdes para una visita. De hecho, mi estupendo endocrinólogo, compañero de la facultad, se fue hace unos años a Chile, y confieso que ya le escribí para animarlo a regresar informándole de esta atractiva y novedosa realidad. Su colega que lo remplazó me dice que "está esperando a que la situación en Venezuela se resuelva definitivamente". ¡Habrase visto!
Ya no regresarán esas personas que venían a Venezuela a utilizar los servicios médicos de nuestros maravillosos profesionales venezolanos. Recordando, ahora que escribo esto, al amigo cardiólogo que atendía los problemas de salud de mi padre, quien, por hacerle caso a la familia de afuera, fue a Houston a revisarse. Y allá el diagnóstico fue exactamente el mismo, y añadieron algo al tratamiento que más bien repercutió desfavorablemente en su condición.
Apreciados lectores, nuestros médicos venezolanos, en líneas generales, son excelentes. Lo digo con conocimiento de causa pues fui docente de ellos durante más de 20 años, y en lo particular, no aprobaba, redondeando la nota, a los que sacaban 9,4/10 en la materia, pues esos alumnos, estudiantes de medicina en sus primeros años, serían los futuros médicos de mis hijos y nietos. Lo que me valió una terrible fama de estricta y antipática, que espero no seguir llevando ahora que son profesionales hechos y derechos.
Pero da dolor que muchos de ellos estén en otros países, cuando Venezuela los formó con tanta dedicación, en estudios gratuitos porque la carrera de medicina existe sólo en las universidades públicas, asociadas a hospitales, ahora muchos de ellos centros centinelas en la lucha contra este malvado virus, como lo califican por ahí.
Pues sí, algunos de ellos se han vuelto muy conocidos y famosos, indispensables en la investigación en esta pandemia. Por ejemplo, el hijo de una compañera que trabaja en los famosos anticuerpos monoclonales contra el covid-19, que ha sido utilizado en el expresidente Trump. Estos anticuerpos de los cuales no se habla mucho, pero con los que ya se está contando en Europa y en USA. Según le oí decir al doctor Julio Castro, reconocido infectólogo, cuestan alrededor de 15 mil verdes por un tratamiento. Otra información desde Alemania, habla de dos mil euros por tratamiento. Muy lejos de las manos de Venezuela.
Y hasta le escribí a esa compañera para saber si su hijo, investigador egresado de la facultad de ciencias de la UCV, podía ayudar al país, apoyar a otros médicos, ex alumnos conocidos, que trabajan en la Comisión Presidencial para el Covid. Sin respuesta.
Pues si apreciados lectores, ya Venezuela es el país que dio mucho hasta hace pocos años, excelentes profesionales absorbidos por los países ricos, quienes cuentan ahora con ellos en esta grave pandemia mundial, mientras que los que quedaron, exponen su vida día a día para cumplir su deber. Como la doctora, especialista en infectología, coordinadora del área de Covid en la Universidad de Carabobo. Otra profesional de la salud, de casi 400 que ya han fallecido, que no alcanzó a recibir de las pocas dosis que llegaron al país y murió el día de ayer por esa causa.
¿Y me pregunto qué tan preparados, o desprevenidos, tomó esta pandemia a los médicos de atención integral, cuyo programa en medicina fue implementado en esta revolución? Prometo averiguar sobre el tema para no escribir tonterías. Lo que sí creo que ha sido un recurso muy importante para la atención de los pacientes, pero extraña no saber mucho de su actuación en esta prueba de fuego.
A las amigas y amigos que se van a vacunar afuera, calladamente para no sentirse mal por los que quedamos aquí, apoyando a la revolución, y según ellos y ellas, recibiendo este "justo castigo", vamos a asegurarles que no se preocupen. Esperaremos con optimismo, con la esperanza real de vacunarnos este año, seguros de que el gobierno bolivariano velará por todos los venezolanos y venezolanas, que confían y hasta por todos aquellos que lo adversan.
Eso sí, sería muy triste saber de diputados y gente del gobierno que viajen a Rusia a vacunarse. Hoy informaron que los vuelos a Rusia se reanudarán en abril. ¿O acaso estarían tentados a irse a Cuba?
¡Venceremos!