Espuelazos… a quienes corresponda

Miércoles, 14/04/2021 07:44 AM

Karl Marx, con sólo 26 años, en referencia a sus expresiones mordaces y posiciones intransigentes, sentenció: «la crítica no es una pasión del cerebro, sino el cerebro de la pasión. No es el escalpelo anatómico: es un arma.»[1]

El joven de Tréveris, en ese texto, añadió que «El arma de la crítica no puede soportar evidentemente la crítica de las armas; la fuerza material debe ser superada por la fuerza material; pero también la teoría llega a ser fuerza material tan pronto como se apodera de las masas».

De ahí que complementara: «Así como la filosofía encuentra en el proletariado su arma material, así el proletariado halla en la filosofía su arma espiritual».

Con esa base, poco después escribió: «La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación […], olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias», y que «La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.»[2]

Por ende, demostrando una sólida y consecuente concepción dialéctico-materialista del mundo y de la historia, Marx puso de relieve la importancia de la contradicción como «categoría que expresa la fuente interior de todo desarrollo o movimiento», que «actúa en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, la conciencia»[3], y enfatizó el papel de la crítica, la teoría y la filosofía como instrumentos con los cuales debe armarse al proletariado y a las masas para transformar la realidad.

Así, hace casi 180 años –y a lo largo de su vida–, nos dejó trazados lineamientos para ejercer una verdadera práctica revolucionaria, frente al paralizante fatalismo[4] y al subjetivista idealismo[5] filosófico de muchos.

Incluso, en esos tiempos, en el primer libro de coautoría con Engels, habiéndose distribuido la redacción de los capítulos y apartados, Marx patentizó un principio cardinal, antagónico con enfoques salomónicos o complacientes, y que debería regir a los comunistas: «No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado íntegro, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer»[6].

MEJOR TARDE QUE NUNCA

En consonancia con este legado genuinamente revolucionario, Lenin, al fundamentar las bases ideológicas para el Partido de vanguardia, alertaba: «no trafiquéis con los principios, no hagáis "concesiones" teóricas. Tal era el pensamiento de Marx, ¡pero resulta que entre nosotros hay gente que en nombre de Marx trata de aminorar la importancia de la teoría!»[7].

Y seguidamente, el futuro arquitecto de la Revolución Bolchevique, expresó con firmeza: «sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir la misión de combatiente de vanguardia», por lo que aclaraba: «no basta con titularse "vanguardia", destacamento avanzado: es preciso, además, actuar de tal modo», y que «no basta con pegar el marbete de "vanguardia" a una teoría y una práctica de retaguardia».

En épocas más recientes, pero siguiendo el mismo hilo conceptual, Álvaro Cunhal, uno de los más destacados intelectuales comunistas y constructor de Partido, advirtió que «si se debilitan las posiciones de defensa de los intereses de clase, si los objetivos de lucha no son definidos con rigor, es inevitable que el Partido, pese a presentarse como vanguardia, deje de serlo», y que «Los errores de orientación se pagan caro y afectan al reconocimiento del Partido como vanguardia.»[8]

La significación de todo ese marco referencial ideopolítico y de su connotación para el caso específico de Venezuela en los pasados 22 años, tiene relevancia para muchos de quienes continuamos militando en el PCV y una buena parte de quienes lamentablemente en la última década se vieron obligados a dejar de militar.

Unos cuantos –como lo hizo múltiples veces quien suscribe, a lo largo de varios años, en Plenos del Comité Central (CC) y reuniones del Buró Político (BP)–, sobre todo basados en la re-caracterización del «proceso» que llevó a cabo el 14º Congreso del PCV (2011)[9], hemos expresado que la razón de la abismal diferencia que hay entre nuestros planteamientos teóricos, por una parte, y lo que se dice en discursos y se hace en la práctica concreta, se encuentra en la enorme influencia de las concepciones chavistas en todos los niveles de la estructura del Partido, incluyendo el CC y el BP[10].

Por eso, seguimos y seguiremos insistiendo en la imperiosa necesidad de que hagamos una profunda y desapasionada autocrítica acerca del papel complaciente y seguidista que –como militantes, cuadros y dirigentes, por acción u omisión– hicimos desempeñar al PCV con respecto a la «revolución bolivariana» y a las concepciones del «proyecto político estratégico que levantó Hugo Chávez»[11].

Tomar ese rumbo, sin temores ni complejos, sin la imagen de ficticias unanimidades, debe conducirnos –aunque tardío, históricamente ineludible– a un razonado y verdadero deslinde del reformismo chavista, de ese «progresismo» populista –anticomunista por antonomasia y reaccionario por esencia– que en Latinoamérica y el mundo ha servido de espejismo distractor del proletariado y las masas, alejándolos de sus genuinos intereses de clase y de los objetivos de lucha de la teoría de vanguardia.

Con ese ímpetu, fuerza y renovada convicción, podremos asumir los correctivos requeridos, emprender la reconstrucción revolucionaria de una genuina alternativa obrero-popular y cumplir la misión de combatiente de vanguardia.

RELEYENDO «LA CAMISA SUCIA»

15 años antes de sus contundentes y memorables «Tesis de Abril», de 1917, Lenin expresó su confianza en que «la retaguardia oportunista será "relevada" por un verdadero destacamento de vanguardia de la clase más revolucionaria»[12].

Luego, además, frente a la rutina, el aletargamiento y la inercia del Partido tras el derrocamiento del zarismo, llamó a reivindicar la plataforma comunista y reclamó sin tapujos: «No nos decidimos a quitarnos la camisa sucia a que estamos "habituados" y a la que hemos tomado "apego"… Mas ha llegado la hora de quitarse la camisa sucia, ha llegado la hora de ponerse ropa limpia.»[13]

Hay quienes llegaron hasta este párrafo con honesto interés; y están aquellos que describimos en un artículo anterior («Hay que decir lo que algunos no quieren que se diga»), interesados malsanamente en evaluar y analizar los textos que suscribo, aunque les desagrade el «estilo de escritura» y consideren que necesito un psiquiatra, pero que requieren precaver previsibles polvaredas y preparar el lanzamiento de ataques espurios.

Pues, a todos les invito a constatar si en las siguientes citas hay un ápice de marxismo o si encuentran la «camisa sucia» que debemos quitarnos; si ven reflejada una teoría de vanguardia o de retaguardia; si se defienden los intereses del proletariado o hay una subordinada concesión teórica –y práctica– a las concepciones socialreformistas de su «Comandante»:

+ «Tesis Programáticas», 12º Congreso del PCV, julio de 2006

«Es evidente que el carácter nacional liberador, antiimperialista y antimonopólico de la revolución bolivariana introdujo cambios cualitativos en el contenido del Estado burgués heredado del régimen puntofijista. […]

»Este Estado expresa, entre otras cosas:

a) la ubicación del proceso revolucionario en una fase de transición sistémica;

b) el surgimiento de escenarios caracterizados por la dualidad de poderes, donde coexisten en permanente contradicción estructuras del viejo Estado, que responde a la clase políticamente dominante del pasado, es decir, a la burguesía, con estructuras que obedecen a los intereses de desarrollo independiente y soberano; […]

»Los comunistas caracterizamos la Revolución Bolivariana, de acuerdo a sus objetivos estratégicos y los actores que en ella participan, como una revolución de liberación nacional, de claro carácter antiimperialista, antimonopólico, democrático y popular, que abre perspectivas hacia el socialismo […]

»[…] Esto significa, que el proceso actual debe ser concebido como una fase de transición al socialismo, es decir, […] de progresivo establecimiento de los cimientos del socialismo.»

+ «Línea Política», 12º Congreso del PCV, julio de 2006

«[…] la caracterización que ha hecho el PCV sobre el proceso revolucionario bolivariano, como una revolución de liberación nacional, cuyos contenidos […] son expresión de la más amplia democracia participativa y protagónica, y abren caminos hacia la construcción del socialismo. […]

»El gobierno del Presidente Chávez actúa, en general y en lo fundamental, en coherencia con la actual fase del proceso, […] en el sentido de neutralizar y ganar a sectores del capital privado y capas medias.

»En la actualidad, no podemos esperar que los cambios hacia la sustitución del modo de producción capitalista, a favor del socialismo, se sucedan de forma rápida e intempestiva. […]

»En el contexto del actual período de transición, el Partido Comunista debe contribuir a impulsar, desde el seno de la alianza bolivariana, ciertas tareas de importancia con miras al desarrollo ulterior del proceso. […]

»Dado el carácter de nuestro proceso revolucionario, es inevitable que en la actual transición coexistan diversos modos de producción y de formas de propiedad, siendo determinante el modo de producción capitalista.

»A tal efecto, los comunistas necesitamos cohesionar nuestro trabajo político-sindical […] apuntando sobre todo a una creciente participación protagónica de la clase obrera y demás trabajadores, en la formación y consolidación de las nuevas relaciones de producción y la nueva cultura productiva, para avanzar en la transición al socialismo.»

+ «Resolución Política», 13º Congreso (Extraordinario) del PCV, marzo de 2007

«El Partido Comunista de Venezuela reitera la caracterización de la Revolución Bolivariana como de liberación nacional, antiimperialista, democrática y popular; una revolución que avanza en el camino de la construcción del socialismo. […]

»El XIII Congreso (Extraordinario) del PCV resalta el papel del Presidente Hugo Chávez Frías como líder del proceso revolucionario, de nuevos procesos de integración, de la lucha antiimperialista y por el socialismo […]

»Nuestra revolución ha avanzado victoriosamente en la profundización de su carácter antiimperialista y en el objetivo estratégico del socialismo; […]

»[…] En este proceso de lucha contra los vicios que incuba el capitalismo, juegan papel fundamental los Consejos Comunales y los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, tal y como ha sido propuesto por el Comandante Chávez, cuyas ideas centrales en estas materias han sido apoyadas sin excepción por el PCV.

»Frente a la agudización de las contradicciones internas y externas, y las tareas de profundización del proceso, la defensa de la revolución y de la patria exigen el concurso de la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo y su férrea unidad para la construcción del socialismo. […]»

+ «Tesis sobre el partido de la revolución», 13º Congreso (Extraordinario) del PCV, marzo de 2007

«[…] podemos también identificar las fuerzas motrices de la revolución en su fase actual de transición […]. Se trata de una alianza cuyos componentes son de distinta naturaleza y esencia de clase, alianza que debemos construir, mantener y dirigir como clase obrera, movimiento popular y Estado revolucionarios, con el liderazgo indiscutible del Comandante Presidente Hugo Chávez Frías, para avanzar victoriosamente rumbo al socialismo.

»En el liderazgo actual del proceso, junto al Presidente Chávez, quien es consecuente antiimperialista, antioligárquico, impulsor de la democracia popular y revolucionaria, con visión y perspectiva socialista, hay también sectores de la pequeña burguesía y capas medias, militares y civiles […]

»Por tanto, respaldamos por principio y necesidad política objetiva de la revolución el planteamiento formulado por el Comandante Chávez, en el entendido de que a partir de éste se abriría un fructífero debate ideopolítico y orgánico que debía llevarnos a un Congreso Ideológico […]

»Consideramos que el proceso debería avanzar según una metodología sustentada en la conformación de una instancia unitaria que, liderada por el Comandante Chávez, impulsaría la creación de los espacios para el debate y la construcción colectiva, cuya primera fase culminaría con la realización este año del Congreso ideológico propuesto por el Presidente, para definir el rumbo de la nueva organización, su carácter y forma organizativa, su estrategia y su táctica.

»En el actual período de transición al socialismo, el partido desarrollará un accionar dirigido en forma determinante a construir la correlación de fuerzas que garantice que la lucha por la transformación del poder político se resuelva a favor de las fuerzas más consecuentes de la revolución bolivariana. […]»

COMO POR NO DEJAR

Me pregunto: ¿Estos elementos y conceptos son los que quieren legitimar cuando dicen «recuperar el curso nacional liberador», y que desean volver a incluir en la Línea Política del PCV?

«Un partido que decide con soberanía –explica Cunhal–, pero que no se libera de la dependencia ideológica y política de la burguesía, pierde de hecho la independencia de clase, rasgo esencial de la independencia comunista.»[14]

Cuando se han hecho señalamientos, no ha faltado quien replique, intentando justificar: «En el 12º Congreso estaba Roberto Hernández, presidente del Partido, y cuadros de peso como "Xuman" Faría o Euro Faría; eso generó que esos planteamientos estuvieran en la Línea Política»[15].

Sin embargo, tanto los términos del 13º Congreso (Extraordinario) así como declaraciones y documentos de años posteriores –y sobre todo de meses recientes–, desdicen de esa afirmación. Pero eso lo dejaremos para un próximo texto.

 



[1] Karl Marx, «Sobre la crítica de la filosofía del derecho de Hegel», en Anuarios Germano-Franceses, París, 1844.

[2] Karl Marx, «Tesis sobre Feuerbach» (1845), en C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, Tomo I, Editorial Progreso, Moscú, 1976.

[3] Diccionario de filosofía, Editorial Progreso, Moscú, 1984.

[4] FATALISMO: Doctrina filosófica o religiosa de la total dependencia de las personas respecto de la predeterminación impuesta por "fuerzas superiores", la "providencia", "dios" o la acción irreversible de las leyes de la realidad que nos rodea, a las que las personas deben subordinarse incondicionalmente. El fatalismo se basa en el escaso desarrollo del conocimiento científico, en la solución incorrecta del problema de la causalidad, de la correlación entre necesidad y casualidad. […]. (Diccionario filosófico marxista, Ediciones Armadillo, Bogotá, 1975).

[5] IDEALISMO: Tendencia filosófica opuesta al materialismo […] Las raíces gnoseológicas del idealismo consisten en la absolutización, en la exageración de momentos aislados del conocimiento […] la falsa interpretación del hecho de que los objetos y fenómenos del mundo objetivo se reflejan en la conciencia en forma ideal, subjetiva. Al reflejarse en la cabeza del hombre, pasan a ser parte de su mundo interior. El idealismo exagera el momento de subjetividad de nuestro conocimiento, […] e identifica el mundo exterior con el mundo interior del hombre, y los objetos y fenómenos naturales con sus sensaciones y emociones. […]. (Diccionario filosófico marxista, Ediciones Armadillo, Bogotá, 1975).

[6] Karl Marx y Friedrich Engels, La Sagrada Familia, o crítica de la crítica crítica. Contra Bruno Bauer y Consortes (1844), Editorial Claridad, Buenos Aires, 2ª edición, 1971.

[7] V.I. Lenin, «¿Qué hacer?» (1902), en V.I. Lenin, Obras escogidas en tres tomos, Tomo 1, Editorial Progreso, Moscú, 1981.

[8] Álvaro Cunhal, Un partido con paredes de cristal (1985), Editorial Anteo, Buenos Aires, 1986.

[9] «Línea Política», 14º Congreso del PCV, 4 al 7 de agosto de 2011.

[10] «Intervención en el 29º Pleno del Comité Central», 13 de diciembre de 2015.

[11] «Tribuna Popular», Nº 3.021*, Febrero de 2021.

[12] V.I. Lenin, op. cit.

[13] V.I. Lenin, «Las tareas del proletariado en nuestra revolución» (23 [10] de abril de 1917), en V.I. Lenin, Obras escogidas en tres tomos, Tomo 2, Editorial Progreso, Moscú, 1981.

[14] Álvaro Cunhal, op. cit.

[15] OFG, en el 36º Pleno del CC (20 al 22 de enero de 2017), en intervención de 34min, con tiempo establecido de 10min.

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