Conociendo desde la ignorancia
Por: Franco Orlando
Lunes, 24/05/2021 10:36 AM
Con Morín, ciencia no es una acumulación de verdades verdaderas, sino un campo siempre abierto en el cual se combaten teorías y principios de explicación. Combate con reglas claras y respetuosas, datos para conformar una visión superior frente a otros saberes. Son paradigmas fundamentados que se establecen como modelo universal, un patrón de comportamiento sobre la realidad, predictivo y predecible, de cómo se comportará la partícula, la cosa que se observa y estudia de la realidad, al menos en cuatro aspectos básicos, clasificado, explicado, predicho, y controlado; para entonces mantener un comportamiento objetivado partiendo de un modelo desde el cual se actúa, y actúa aquel objeto. Conocer, fundamentar con método científico con cargo a corroborar con los elementos y medios disponibles y adecuados atados a la realidad. Téngase presente que un primer modelo fue la hipótesis, y el método científico lo comprueba, de ahí su fundamento. Son planteamientos sobre conocimientos abstractos que se conocen y tienen término, parque cese la diversidad de conocimientos a ciegas, que precedentemente tuvieron desarrollo abriendo múltiples posibilidades a la inteligencia, aunque no al entendimiento desde los estados elevados, el saber y la comprensión, como ésta a la que nos enfrentamos hoy, en el siglo XXI de la cuántica.
Y es que como todo pareciera haberse llevado a la cosificación sin más, y de opiniones está saturado el mundo, no pareciera sencillo llegar a explicaciones de por qué, habiendo avanzado tanto, como lo hemos hecho en millones de años, seguimos haciendo las cosas que hacemos, sabiendo que no justifican el esfuerzo, el sacrificio, y la entrega, de millones de seres, que además de medrar, como es natural, con su lógica supina, que se manifiesta porque sí, escrito en el ADN y ARN, pero sobre todo referido a un aspecto orgánico y somático. Aquí se abre un paréntesis entre los creyentes, los ateos y los agnósticos, frente a las distintas interpretaciones sobre lo real de la realidad y la existencia y trascendencia de la vida como eternidad o no. El existencialismo por su parte proclamó lo finito del hombre, reducido a una existencia terrena, propenso a la autoaniquilación, anestesiado, tomando su poco de veneno a diario, para al final tomarlo todo, como diría Nietzsche; como evasión ante la realidad y al libre albedrío. No es falso que sea nuestra naturaleza como seres vivos, pero tampoco es cierto negar que lo más importante, lo fundamental es lo que no sabemos, lo que no se ve, lo que algunos intuyen, lo que la mayoría desconoce, porque estando en medio de una difusa y permanente búsqueda de lo que permanece oculto, lo que se nos ha olvidado, lo damos por perdido.
Requerimos volver a ser seres integrados, alcanzar lo que somos, y para ello es fundamental que sepamos que ante todo estamos, puesto que lo que somos es temporalidad ocupando un espacio en un planeta entre los habitables, como éste en el que nos hallamos. Sí, pensamiento complejo y complicado en su constructo, dijimos al principio conocimiento desde la ignorancia, el solo sé que no sé nada socrático, por decir algo al respecto. Requiriendo un nuevo método, nuevas ideas surgidas de la mente, conjugadas por el pensamiento humano, político, social, filosófico, cultural, pero inspirado por la divinidad que hay en nosotros, reclamando la necesidad de que cese la ignorancia, que nos incorporemos todos y todas explícitamente desde cargas subjetivas y reflexivas, desde todas las disciplinas si prefieren, pero sin otorgarle demasiado peso al sujeto pragmático, pero huérfano de formulaciones metodológicas y epistemológicas sanadoras y más humanas. Bueno, una petición que obviamente no va dirigida a los no humanos, ellos ya tienen lo suyo, aportando o reservándose de intervenir. Los ángeles y demonios de ayer son los alienígenas y extraterrestres hoy, a decir de algunos curas de la madre Iglesia de la fe.
Sabemos cómo, cuándo, dónde, por qué, para qué, y demás interrogantes que surjan, sin refutación ante la posibilidad de los hechos actuales que van más allá de la duda, mirándonos en el reflejo de lo que apenas si es conocido por un porcentaje que se ha dedicado en vida a ejercitar y perfeccionar la máquina perfecta en la que habitamos. Nos referiremos más adelante sobre este aspecto, que había sido clausurado en épocas pasadas, cuando se nos impuso la idea de que la separación, la división, los compartimientos estancos eran lo mejor y positivo, implantación sobre los seres inferiores por los superiores, olvidando que se llega desnudos y al final de esta existencia se parte despojándonos del ropaje artificial, y el polvo vuelve al polvo. Leamos el libro al revés y veremos a donde nos conduce esto. Nos disminuye estar en la existencia para darle paso al ser, cumpliendo con lo que son los eventos que marcamos desde lo que observamos, un designio que nuestros ancestros, los dioses, nos dejaron como guía y sendero de ascenso en bienaventuranza y no malevolencia, una vez cruzado el límite entre el Zigurat, el Olimpo o el Partenón. Interpretando las lecturas con una actitud atea, pues como decía Sartre, que literalmente se refiere a una visión técnica del mundo, tratando de pensar en Dios. Y apunta: Dios haría al hombre como quien fabrica un objeto (cortapapeles, un reloj). ¿Cómo se fabrica? 1º tiene la idea del cortapapeles; 2º se propone hacerlo y se ajusta a ciertas normas para que algo sea un cortapapeles; 3º lo fabrica. Dios es interpretado como el artífice superior, representado respecto al hombre, lo que el artesano respecto del cortapapeles. Dios hace al hombre partiendo de su idea. Consecuencia inmediata. Cómo tendría naturaleza el hombre si no hay un Dios que lo pueda concebir. Como conclusión Sartre afirma: pues no existe Dios, el hombre concibe su naturaleza, por lo que no tiene más privilegios que los del ser un ente en un universo de cosas "no naturales". Esto es un "ateísmo coherente".
Tomando a Krishna Buda, ya es un nivel elevado de pensamiento iluminado, que despeja las tinieblas del universo mente, de lo que es apariencia, lo que se aspira y no es. Se han referido por caso a Lucifer el tentador, a Leviatán el rebelde, a Belcebú el colaborador, las tres dimensiones del anticristo, como si cristo no fuera otra invención, otra representación en el imaginario colectivo, que plasma la maldad, la guerra, el desamparo, el caos, las crisis, todos los males que se ciernen sobre las culturas y civilizaciones en la sociedad planetaria. Hasta Nostradamus dejó en código a los tres responsables actuales de los mayores y más horrendos crímenes ejecutados sobre poblaciones indefensas, peores a las guerras desatadas entre el 14 y el 45; las aberraciones son tan bestiales que MABUSH, ha sido mostrado como el tercer anticristo (Centuria 8ª, cuartilla 77). Y estamos planteando ideas sin profundizar demasiado en los temas abordados, cada uno requeriría explayarnos en densos artículos, cada quien ahondará en lo que le interese. Está implícito lo que respecta al orden y la posición que están por asumir quienes pretenden imponernos el Nuevo Orden Global, y nos preguntamos, quiénes, bajo cuáles pretextos, con qué autoridad, bajo qué creencias, principios, valores. Una llamada de atención desde la cual se pide estar alertas, atentos, despiertos, y exigir cuentas claras, pues hasta ahora no cuadran, ya no nos satisfacen los cuentos que sobre todo los políticos nos quieren seguir contando.
Los grandes avatares de siempre, los de inmensa sabiduría, los que han trascendido a su tiempo en vida, la mayoría ya no está en este plano por lo menos, han mostrado fehacientemente, lo que sólo podemos entresacar de sus mensajes, pues como los filósofos, nadie sabe cómo, ni cuando, ni donde surgieron, pero lo que sí es cierto es que una vez presentes, cambiaron para siempre la época. Nos han referido que enfrentamos una profunda oscuridad espiritual, son los tiempos del no tiempo, del cese de la moral, del ocultamiento ético, del ateísmo generalizado, aunque nadie sepa en realidad cómo se conceptúa, muchos creen que con tener la palabra se tiene al objeto, craso error; el individualismo consumado, el pesimismo hecho pensamiento intolerante y dogmático. Acaso no nos basta saber que desde 1945 hasta hoy, no ha pasado un solo día sin que haya habido guerra en algún país en el mundo. Continuas guerras donde se busca con cualquier subterfugio, de cualquier tipo, justificar la muerte, esa antropología negativa para separar a los hombres entre sí, ponerlos en contra de los dioses, referencia obligada en un mundo en el cual se le rinde pleitesía a traés de sacrificios, de holocaustos, inmolaciones para que salga de nuevo el sol, reñidas desde todo punto de vista, sobre todo el racional, con los derechos del hombre, humanos, planetarios y cuanto hemos bautizado en el nombre de Dios de los hombres no de las mujeres, Dios es mujer, y estaremos en el mismo dilema. No son datos suficientes que enjugan estos asertos ocurridos en todo el mundo con la inoculación del coronavirus y la pandemia que se resiste ya hace 730 días continuos con sus noches de terror, un enemigo público y global, del que se valen unos y otros para mantener las tensiones necesarias imperialistas.