Contradicciones revolucionarias

Lunes, 31/05/2021 09:41 AM

Vivimos en la República Bolivariana de Venezuela, que desde 1999 pregona la Democracia Participativa y Protagónica, la cual ha sido la manera como los bolivarianos que hoy ejercen gobierno han dado respuesta a una aspiración muy sentida por amplios sectores de la sociedad desde los años ochenta.

Esta democracia de nuevo cuño, ha incorporado en su discurso propuestas novedosas en el abordaje de los difíciles inconvenientes de exclusión e injusticia social de las mayorías del país. Por ir a contracorriente del pensamiento hegemónico mundial, ha sido vista con desconfianza y franca aversión, tanto por algunos actores sociopolíticos y factores de poder en la sociedad venezolana, como por parte de factores hegemónicos del sistema capitalista mundial. También despertó inicialmente gran desconfianza entre grupos y actores políticos de izquierda, entre otras razones, por provenir principalmente de actores distintos a la izquierda tradicional —sectores militares—, y porque sus bases filosóficas hunden sus raíces en fuentes distintas a las del pensamiento marxista tradicional.

Sin embargo, es inconcebible el hecho de que un país que asume una posición firme y determinante, de ser una nación anti imperialista, bolivariana y socialista y además está siendo objeto de un bloqueo criminal, de unas medidas unilaterales coercitivas, de unas sanciones económicas y financieras por parte de un país imperialista, supremacista y hegemónico, permita, incluso; hasta avale la usanza, el movimiento y la circulación de una moneda (el dólar) perteneciente al imperio más genocida de las últimas décadas. Como es posible que nuestra patria sea tan permisiva con esa nación supremacista que tanto daño nos ha causado. Y con todo y eso el gobierno permite la comercialización con el dólar, le abre las puertas a la hegemonía del dólar y a la deculturacion del bolívar. Es inconcebible que gremios, grupos y grupúsculos del comercio en nuestra patria venezolana son los que impongan y decreten la circulación de la moneda el Bolívar en Venezuela. Son ellos los que dictaminan las normativas, pasando por encima del gobierno revolucionario y las instituciones del Estado venezolano. Decretaron que los billetes de 10, 20 y 50 salieran de circulación y se cumplió. Porque ahora nadie acepta estos billetes, solo aceptan de 200, 500 y de un millón. La gran pregunta es ¿qué está haciendo el gobierno? Absolutamente nada. Está permitiendo que la naturaleza de las cosas se abra camino. Que la economía marche por sí sola. No hay control, no hay supervisión, no hay fiscalización, no hay vigilancia, ni inspección de ningún tipo. La revolución bolivariana se está convirtiendo en un gobierno permisivo, endeble, pusilánime y hasta falta de carácter y personalidad. Aquí todo el mundo hace lo que le venga en gana. Estafan y roban al pueblo, aumentan los precios cuando quieren e incluso hasta sacan decretos pasándose por el forro al gobierno y a las instituciones del Estado venezolano.

Ante esta realidad circundante la deculturacion o la pérdida de la cultura del bolívar es inminente. El pueblo venezolano está perdiendo la identidad cultural y está adoptando la contracultura del dólar en todas las facetas de la vida societal. Es difícil de asimilar como nuestra revolución logro avanzar desde 1999 y a partir del 2014 comenzamos a retroceder de forma pavorosa en todos los ámbitos posibles. Por eso es apremiante que nuestro gobierno revolucionario asuma medidas contundentes para erradicar la ascendencia del dólar. Ahora, todas las herramientas políticas están en manos de nuestro gobierno revolucionario para solventar absolutamente todas las penurias que está soportando nuestro pueblo. No hay excusas para no atender las necesidades básicas primarias del pueblo venezolano. No hay excusas para no solucionar la economía del país y enrumbar a Venezuela hacia la prosperidad, garantizando la mayor suma de estabilidad social del pueblo para vivir en condiciones óptimas, vivir bien.

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