Si bien es cierto que el epígrafe de este aforismo no me pertenece, ya que fue extraído a hurtadillas de un texto (Comunicación y cultura de masas), que me obsequió una colega, por los alrededores de San Bernardino, Caracas; no es menos cierto a pesar que el ejemplar fue editado en el año 1977, el espíritu de su significado se mantiene vigente cuarenta y cuatro años después; atrevo a decirme con más fuerza, por el surgimiento de innovadores recursos e instrumentos de comunicación e información.
Ahora bien, en el contexto de esos elementos emergidos, se hallan las redes sociales, tan cacareadas en la actualidad e inexistentes a la fecha de la publicación del manual. La televisión, la radio y los grandes medios impresos de comunicación e información, eran los agentes transmisores por excelencia, quienes mantenían idiotizados a una gran parte de la población que no tenía, prácticamente, reciprocidad comunicacional con los amos y dueños de esas empresas hegemónicas de información. No hay que olvidar que estas últimas, eran, en gran parte, propiedad de consorcios internacionales, quienes le daban las instrucciones precisas de lo que había qué publicar o no. De esto hay suficientes testimonios históricos en el libro, según su autor. Existía una verdadera atrofia entre receptores y transmisores. Era una relación unilateral de las élites contra una muchedumbre indiferenciada, convertida en lo que los expertos llaman "Masa". La relación comunicacional no se correspondía con una interacción biunívoca; convirtiendo a los receptores en un zombi automatizado. Sólo el elitismo era el que presumía que sólo él debía informar lo que a ese Lobby le interesaba.
Aunque parezca cursilería, regresando a lo de las redes sociales; con el devenir del tiempo y; con el progreso tecnológico que nos acobija, en cualquier escenario de nuestras vidas, han surgido canales artificiales masivos de comunicación que han hecho que las noticias no tengan el impacto de otrora. Estos canales masivos ya son conocidos por Raymundo y todo el mundo. Estas mallas sociales son medios masivos que se propagan y excitan la capacidad comunicacional de todos los intervinientes en un mismo tiempo y en diferentes espacios del globo terráqueo. Considero oportuno que el meollo está si esa proliferación de mensajes es de credibilidad o incredibilidad. Es aquí donde pienso que se produce el sonambulismo mental; convirtiéndose el receptor, en alguna medida, en un idiota de la tecnología. El vehículo por donde viaja la información no nos ofrece en muchos casos, garantía de veracidad. Sólo en casos muy puntuales. La excepción no es la regla; yo lo pienso así. A través de estas redes, ha ido creándose un fenómeno que yo le llamo el "Dijeronmelonismo" que no es más que esas informaciones del "lo escuché por las redes sociales", "lo vi por las redes sociales", "por ahí andan diciendo las redes sociales", que en mucho casos, convierten a los receptores incautos y no incautos, en una especie de esclavo idiotizado que empieza a deambular, luego, repitiendo cosas que él mismo no sabe si son ciertas o no. Y en esa maraña, entretejen como la viuda negra, a toda aquella alma que caiga en sus redes.
Ya bajando la santa maría, soy del pensar que si el transmisor original, o el elemento que inicia el bombardeo del "me lo dijeron" se acompaña de un mensaje alterado, lleno de vicios y de toda alimaña comunicacional, los receptores que están atrapados en la red, en esa misma sintonía, así lo publicarán o lo retransmitirán, creándose una cadena de zombis, repitiendo hipnotizados los que sus oídos descarnados recibieron y; formando todo aquello en un cementerio de falsas informaciones, donde se crea la confusión. Considero que los significantes y los significados si no llevan una justa proporción, si no están equilibrados, producen una alteración psicológica, social y mental de la sociedad, sobre todo, cuando está repleta de agresividad comunicacional, generando, en alguna forma, el Sonambulismo Mental del Idiota Tecnológico.
¡Muchas gracias! Nos vemos en la próxima producción.