Métodos de resistencia de aborigen venezolano

Reminiscencias de la historia venezolana (parte XI)

Viernes, 04/06/2021 10:04 AM

Durante la Conquista en Venezuela, se produjo en estado de destrucción hacia los pueblos originarios, la explotación no sólo liquida vidas y suprime la libertad de los nativos, sino que destruye con el sistema colectivo de cultivos, mediante el sistema de supresión de las culturas autóctonas, R. Gallegos Ortiz, lo sintetiza con la siguiente explicación:

El Papa hispano Alejandro VI, promulgó las bulas que regalan a su paisana la Reina Isabel, las tierras descubiertas. La misma Isabel –a quien mentaban la Católica- otorgó derechos para reducir a los Caribes al cautiverio, con el audaz argumento de que éstos son caníbales y rebeldes. En 1503, aquella "venerada", toma en Segovia una previsión, mediante la cual da licencia para "capturar a los Caribes y venderlos, tanto en Las Indias como en España y demás lugares donde los traficantes lo tuvieran a bien" (Pág. 50)

Este mismo autor en su obra "EL DESAFÏO A BOLIVAR o los olvidos de Arciniega", hace las siguientes reflexiones al referirse a los atroces actos de los conquistadores en el continente americano, donde hace una comparación entre los pueblos incas y aztecas y los pueblos nativos venezolanos, con las que he querido desarrollar esta entrega:

(…) Atahualpa es asesinado. Francisco Pizarro –analfabeto y criador de cerdos en España- actúa sin escrúpulos ni bagajes históricos. El fraile Vicente Valverde es el fiscal del criminal proceso. El Rey Inca muere por asfixia. (…) El desmoronamiento de Moctezuma y Atahualpa, constituyó para los aztecas e incas –naciones sujetas a la jerarquía de una sola cabeza- un golpe decisivo. Cortez logró dominar a Mexico en dos años y sólo con seis cientos hombres, porque al entregarse Moctezuma –su mente rectora- la organización indígena se quedó a la deriva. En Venezuela, por el contrario, había muchas tribus –ya jirajaras, motilones, timotocuicas, piaroas, sálibas, caquetíos, cumanagotos, palenques, caracas- y también muchas cabezas como Juruma, Chiparara, Tamanaco, Manaure, Guaicaipuro, Mara. De aquí que la pelea fuera tan compleja y larga. Se estaba más allá de la macrocefalia y las cabalgaduras. Los nativos asaltaban a diario los poblados, "devolviendo la destrucción que a ellos se les imponía". (Pág. 64-65).

La lucha de los aborígenes venezolanos contra los conquistadores revistió características diferentes a las realizadas por los pueblos inca y azteca, que habían alcanzado un alto grado de desarrollo previo a la conquista. En el territorio de Venezuela la acción de los conquistadores tuvo mayores dificultades, por la presencia de estructuras, económicas, sociales y políticas dispersa y autónomas, que impedía el control total del territorio, al contrario de las organizaciones centralizadas, en las cuales la toma del centro del poder conducía al dominio de todas las comunidades. La resistencia de los aborígenes venezolanos fue una lucha decidida, durante el largo y oscuro curso colonial. A medida que las tropas europeas avanzaron en la dominación de los territorios habitados por los aborígenes, tuvieron que enfrentar a muchos pueblos que resistieron una obstinada lucha, que se fue manifestando de diversas maneras, abarcando desde la simple obstinación pasiva y desobediente incorporada al quehacer diario, hasta la rebelión armada y organizada.

En Venezuela después de la llegada de Cristóbal Colon a nuestras costas, estalla la rebeldía aborigen sin darle tregua al conquistador, eran los años finales del siglo XV y primeros del siglo XVI, cuando a la llegada de los españoles en las costas orientales de pronuncian las primeras reacciones de rebeldía por parte de los naturales. Los aborígenes venezolanos opusieron resistencia sistemática al invasor, haciendo fracasar la penetración del territorio por largos años, como Puerto Flechado según Magallanes es el primer encuentro armado que se manifiesta entre nativos venezolanos y españoles y las muy significativas rebeliones son la de los Caribes en 1499; los jirajaras y caquetíos en la Sierra de Coro, entre los años 1532 y 1535; la sublevación de los zaparas entre 1538 y 1607; los jirajaras en Nirgua con cien años de resistencia activa; los Gayones en Barquisimeto con más de sesenta años de resistencia, al frente del mando de la Guerrera Ana Soto, la implacable lucha del gran cacique Guaicaipuro, que con su férreo liderazgo logró confederar los pueblos nativos a través de sus cacique en toda el área central; la lucha de los timotocuicas en la región occidental, en Los Andes, que fue la sociedad aborigen venezolana, más desarrollada, que al mando del cacique Juruma, según Magallanes, era de naturaleza

"sedentaria y normalmente pacífica, recibieron sin reservas a los españoles y convivieron con ellos hasta que éstos cambiaron sus métodos de conquista por persuasión y el atropello. Entonces se confederaron con otras tribus y se enfrentaron a los invasores… pusieron cerco a Trujillo, la que tuvo que ser abandonada por el prolongado sitio a que fue sometida..." (Págs. 62-63).

Varios intentos tuvieron que hacer los españoles para fundar nuevamente ciudades y mantenerlas en medio de los ataques permanentes de los indígenas, cuya resistencia duró diez y ocho años, hasta que fue vencido uno de los caciques más valientes y el último de los rebeldes timotocuicas, Pitijai…" (Págs. 39-40).

En la historia de la conquista de Venezuela, son muchas y variadas las acciones combativas realizadas por los aborígenes; entre ellas sobresale por su magnitud, por heroicidad e ingenio, la dirigida por el Gran Cacique Guaicaipuro, estratega militar y caudillo de los nativos del centro del país, organizó y dirigió la resistencia de miles de nativos contra el invasor europeo. Magallanes apunta que,

"Llegó a comandar hasta catorce mil guerreros, con los cuales tuvo en jaque durante mucho tiempo a las huestes españolas, cuando apareció en escena, los peninsulares comprendieron que había una voluntad tenaz y un cerebro lúcido que sabía dirigir la resistencia, su nombre era repetido como un eco en los montes y se hablaba de su valor como algo legendario" (Pág. 43).

En su lucha contra los conquistadores, Guaicaipuro logró unir a todos los caciques y comunidades aborígenes del centro del país, manteniendo en permanente zozobra a los españoles, a quienes derrotó en varias oportunidades. Entre los caciques que lucharon con él se encuentran: Guaicamacuto, Anarigua, Araguaire, Guarauguta, Naiguatá, Prepocunate, Querequemare, Uripatá, Aramaipuro, Chacao, Paramaconi, Parnamacay y Urinare.

Sobre la derrota de la última gran batalla que se dio en el centro, mejor conocida como la Batalla de Maracapana, Magallanes relata que:

"En una acción que pudo acabar con las huestes de Lozada, se presentaron circunstancias imprevistas que hicieron temer a los indios que la conspiración había sido descubierta, por lo cual un grupo numeroso se retiró sin combatir. Ante la noticia Guicaipuro creyó detener la marcha mientras organizaba la acción. Pero en Maracapana estaba la mayor parte de los comprometidos, los cuales ante la tardanza de Guaicaipuro se desalentaron, teniendo esto como mal presagio. Los caciques decidieron atacar de todas formas, pero indecisos, dejaron cundir el desorden y pronto empezaron a ceder; terminaron huyendo en desbandadas. (…) El fracaso no terminó con la resistencia; continuaron la lucha a través de sabotajes, emboscadas, y colocando en los caminos estacas y púas envenenadas". Págs. 48-49.

Ante la férrea resistencia de los nativos a pesar de la terrible derrota que habían sufrido en la Batalla de Maracapana Lozada consideró que para poderlos derrotar y dominar de manera definitiva y poder seguir con la fundación de nuevas ciudades era necesario matar a Guaicaipuro, para tal acometido en contra del más respetado jefe de los aborígenes venezolanos, utilizó a los propios naturales, obligándolos a servir de guías que condujeron a los asesinos españoles, hasta donde se ocultaba el Jefe Guaicaipuro. Y allí le prendieron candela a la choza donde dormía, sin embargo, en medio de las llamas combatió a los enemigos invasores, hasta morir heroicamente junto a los veintidós fieles hombres que le acompañaban. Pero aún la firmeza se mantuvo y aún se mantiene en lo profundo de la conciencia revolucionaria del pueblo venezolano, que no ha renunciado a la resistencia en contra de los dominadores criollos y extranjeros.

Ahora bien, es momento de analizar ¿Cómo estas culturas aborígenes, que no contaban con las armas sofisticadas, pudieron hacer frente al europeo durante tan largo período? Aún cuando los colonizadores contaban con todas las ventajas tecnológicas del momento, en cuanto al armamento y el avituallamiento de guerra del momento. Indudablemente se pueden enumerar varias estrategias elementales para comprender esta situación, tales como abandonar los pueblos, la destrucción de los sembradíos, para cortarles las fuentes de alimentación a los invasores, acción que a estos, los llevó a padecer de hambre, en innumerables momentos, en que los conquistadores se vieron al borde de la muerte por falta de alimentos. La resistencia comenzó a manifestarse con el desafío a los barbaros españoles en diversos terrenos: una de las ventajas del nativo era el conocimiento profundo del territorio, dada su convivencia natural, de la cual carecía el invasor; el nativo fue perfeccionando las estrategias de guerra, apropiándose de elementos materiales, arrebatados con astucia a los conquistadores, de algunas armas, arrebatadas al enemigo

. Las tácticas militares empleadas por los naturales se fueron modificando, adaptándose a una guerra de emboscadas, para evitar la batalla a campo abierto contra las tropas europeas, generando así el método de guerra de guerrillas, que por primera vez fue practicada por los pueblos originarios asentado en la Sierra de Coro: Jirajara, Caquetíos; estrategia que fue seguida también por los Ayamanes y Gayones, lo que sin duda alguna les causó a los invasores importantes bajas en sus huestes, retardando así, la fundación de las ciudades de asiento español en todo el territorio.

Como ya hemos señalado, la estructura socio-cultural de estos pueblos nativos de Venezuela, fue un obstáculo muy importante para el retardo de la conquista, ya que estaba basada en una diversidad de naciones aborígenes, cada cual bajo un gobierno de cacicazgo local, lo que le impedía a los conquistadores realizar convenios y alianzas ciertas, pues, de llegarse a algún acuerdo con alguna parcialidad, cualquier cacique lo podía quebrantar, lo que más bien, produjo con éxito, fue la idea confederativa dirigida por Guaicaipuro en el centro del país.

Otra táctica de resistencia muy utilizada fue la de desafiar a los españoles, en los territorios ya conquistados, desobedeciendo las órdenes doctrinales de los curas conquistadores, continuando con la realización de sus ritos y tradiciones religiosas naturales, que en pueblos descendientes de los Ayamanes aún se siguen practicando en la actualidad como el caso del la Danza de Las Turas.

Otro caso de resistencia narrado por Gallegos Ortiz es cuando el cacique Manaure es ferozmente perseguido y en la huida, –sin la ingenuidad de Atahualpa- arroja sus riquezas en las aguas termales de La Cuiba, para que no cayeran en manos de los forasteros. A estas luchas de rebeldía aborigen, le sumamos, las rebeliones de los esclavos de origen africanos, que se generaron en todo el territorio venezolano durante el largo período de la Colonia, que generaron la simiente para las luchas por la independencia, que se dieron tres cientos años después, encabezadas por el Libertador Simón Bolívar, luchas que aún siguen vigente en la conciencia popular de los pueblos que aún seguimos en resistencia contra expansión imperial, que hoy oprime y sigue dominando los pueblo que anhelan la libertad y la verdadera independencia.




 

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