Algunos autores definen LA VIDA como la energía de los seres orgánicos, vale decir, como la fuerza o actividad esencial mediante la cual obra el ser que la posee, aun cuando, parte de dicha energía este presente en él, en la forma de materia. Esta definición es complementada y enriquecida, por aquellos quienes sostienen que, LA VIDA también es la relación o conjunto de actividades, que establecen la conexión del organismo vivo con el medio circundante o ambiente, por oposición a la vida vegetativa; y que particularmente, LA VIDA HUMANA, no cesa, necesariamente, cuando termina su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno, mediante la transformación regulada de materia y energía al interior del ser que la posee, y de este con el exterior (extinción del proceso homeostático); sino que esta VIDA perdurará indefinidamente en el tiempo, no solo como una consecuencia del infinito e inagotable proceso de transformación e intercambio energía-materia, sino que también persistirá en la misma medida o proporción, en que el ser que la poseía, construyó y consolidó grandes obras naturalistas y humanistas, cuyas huellas son tan profundas, que resultan imposibles de borrar.
Hoy cesó el lapso de la presencia existencial, biológica, entre nosotros, de un excepcional ser humano, de un insigne maestro, de un incansable estudioso y peculiar filósofo, de un profundamente consciente sembrador y cultivador de nuestra particular identidad, de un permanente y ferviente defensor de la propia y particular fundamentación ideológica de nuestra identidad integral abya yalense, de un edificador y perfeccionador permanente de una fundamentación ideológica original y propia con rigor académico y arraigo popular, de un eterno combatiente contra el fanatismo y la esclavitud mental sembrada por el eurocentrismo en todas sus expresiones, de un desinteresado y gran amigo, en fin, de un extraordinario ser humano, quien nunca desmayó en su empeño por definir, mediante la pluma y a través de la acción, la fundamentación cosmogónica del proyecto histórico, original y propio, que conducirá a los PUEBLOS de este continente ABYA YALA a alcanzar la GRAN UTOPIA POSIBLE, la de la EMANCIPACION COSMOGONICA total.
Hoy ese ser biológico y humano que identificamos como ENRIQUE FORTOUL CONTRERAS RAMIREZ, pensador, escritor, educador, edificador y filósofo, cesó en su capacidad biológica de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno, mediante una transformación regulada de energía y materia; pero a pesar de esta natural transformación, LA VIDA HUMANA del hermano y conmatriota abya yalense mestizo, ENRIQUE, perdurará indefinidamente en el tiempo, no solo como una consecuencia del infinito e inagotable proceso de transformación e intercambio energía-materia, sino que también persistirá en la misma medida y proporción, en que él, EL PROFESOR, construyó y consolidó sus grandes obras naturalistas y humanistas, de un contenido tan original, excepcional, propio y de huellas son tan profundas, que su obra resulta imposible de borrar o de ignorar.
Lamentablemente la tragedia integral que estamos sufriendo, dentro de la cual sobresalen, entre otros, la pandemia, los daños de la polarizada colonización y esclavitud mental eurocentrista, y el estrangulamiento socio-político-económico producido por nuestro amátrida e inepto Gobierno Nacional, impidieron un saludo personal de despedida, pero nos quedan los grandes conocimientos y la sabiduría compartida, y los sueños utópicos, pero posibles, por la Matria Grande Abya Yalense y por una nueva civilización, los cuales nunca desaparecerán.
Conmatriota ENRIQUE, dejaste una profunda huella en el pueblo mestizo abya yalense, razón por lo cual tu utopía, ¡LA UTOPIA POSIBLE NUNCA MORIRA!