Reivindiquemos el valor de la acción y del trabajo
La Visión Apocalíptica
Por: Luis Enrique Sánchez P.
Martes, 15/06/2021 11:44 PM
A los muy jóvenes que no saben que es eso, pregúntenle a los mayores sobre los fósforos.
Decía que al igual que en el caso de los fósforos, ya prácticamente en desuso, pero que suelen ser muy útiles en una emergencia, podemos utilizar elementos creados en el pasado que pueden ser de gran utilidad.
Ese es el caso de El Continuum o Continuo.
Es un instrumento de análisis que se grafica a través de una línea recta en cuyos extremos se colocan categorías francamente opuestas como por ejemplo el amor y el odio, la riqueza y la pobreza o la salud y la enfermedad, y en el camino de un extremo al otro aparecen diferentes elementos relacionados a estos extremos, siguiendo una secuencia lógica de transiciones sucesivas.
Instrumento de análisis que nos permite tener una visión integral del objeto que deseamos estudiar, ya sea este un evento o un fenómeno particular.
Existen innumerables y variadísimos continuos en la vida y en el acontecer humano.
Revisemos la primera categoría del Continuum: Visión Apocalíptica-Visión Superoptimista.
La Visión Apocalíptica, ese ver a la vida, a la realidad, al mundo, bajo un prisma oscuro, negativo, pesado, caótico, sin esperanza, aún cuando en muchos casos la situación personal, la del que la padece, no sea la mas nefasta, se afianza silente en sus partidarios.
Este grupo que la asume como bandera es muy diverso, tienen en común que solo captan la información negativa de lo que observan, solo ven lo que no sirve, lo que no funciona, está constituido este poderoso grupo de dolientes de la realidad por aquellos que se quejan de todo y compiten en sus comentarios pesimistas, no se les puede preguntar nada porque una respuesta desalentadora siempre está a flor de labios.
Vivimos en un mundo convulsionado y algo caótico donde las noticias, sobre todo las malas, porque las buenas no son noticia, se conocen casi al momento de producirse, guerras, catástrofes, accidentes, violencia, están a la orden del día, esta atmósfera noticiosa violenta y este ambiente agitado alimenta la visión negativa de la existencia.
En nuestro país, en Venezuela, siempre hemos tenido la costumbre de quejarnos por algo, es como un rasgo nuestro, costumbre que hemos visto crecer de manera exponencial en estos últimos tiempos.
Tal vez sea una influencia andaluza, árabe o del cante jondo, está ahí, es parte de nuestra herencia cultural.
Este efecto de la queja continua es contagioso, se pega, también es pandémico y se transmite a través de rayos invisibles que se incrustan en el corazón y en la mente de los que caen bajo su seducción devoradora.
Hay como un placer en su ejercicio, quienes lo practican sueltan su veneno, se miran las caras, ven sus efectos erosionantes y se sonríen internamente.
Cuidado con ellos que se disfrazan de realistas, de analistas inmaculados y de consejeros brillantes, mucho cuidado con esa categoría perniciosa que nos circunda.
Tal vez lo hagan inconcientemente, pero eso no disminuye su daño, es un mal habito muy arraigado, un vicio del cual muchas veces ni se dan cuenta quienes lo practican.
Esa Visión Apocalíptica tan arraigada en mucha de nuestra gente, sobre todo, ha aflorado en estos tiempos de pandemia y de crisis económica donde prácticamente nada sirve y vivimos en un mundo sin esperanza y sin salida.
Podríamos hasta pensar que existe algún sector del mundo dominador, de los que nos quieren ver aplastados como cucarachas, que se regocija ante esta epidemia de pesimismo que nos sofoca y que se constituye en la mejor forma de desarmar a un pueblo sembrándole la desesperanza.
Cuidado con ellos.
Los paladines y avanzados en esta visión suelen pensar en como correr y salir lo antes posible de esto que estamos viviendo, ya no se puede, dicen, hay que irse y suelen preguntarse ¿pero para dónde nos vamos a ir?, si todo está igual o peor en todas partes, además, ya estamos muy viejos para andar en esos trotes.
Correr con pesadas piedras en los bolsillos nunca ha sido fácil, pero insisten en cargarlas y cada vez de mayor peso, parece que fuera un alud que se los devora pues van perfeccionando sus técnicas de queja y su visión catastrófica de la existencia.
La Visión Apocalíptica no es la mejor socia que podemos adquirir para superar toda esta situación seria que nos ha tocado vivir, cuidémonos de ella y tratemos de seguir adelante con nuestras vidas.
Reivindiquemos el valor de la acción y del trabajo, mantengamos los ojos abiertos y la voluntad en alto y sigamos luchando.
Cuidado con la Visión Apocalíptica y sus nefastas consecuencias.
Basta de quejarse.