La droga, su anarquía, versus la gobernabilidad democrática

Viernes, 02/07/2021 07:35 PM

La Anarquía es una filosofía de lo abyecto, la estructura de la droga la promueve y, ya promovida, sincrónica o asincrónicamente la sostiene, es su oxígeno.

La anarquía, usa para el constructo de su realidad sus emociones reptilianas, en sus ingredientes de : Fe, piedad, pensamiento crítico, despotismo, misticismo, fascismo, nepotismo, democracia, bases populares, fascismo, bolivarianismo, creyentes de la bola negra, la muerte y la santería, apareciendo una campana en donde se mezcla, desde lo más santificado, hasta lo más abyecto del pensamiento universal, pregonando y. creándose mundos reales e irreales, bases del delito, en donde la neurosis y la paranoia, dibuja peligrosas consecuencias

La Anarquía da cabida a extremistas, de la izquierda o de la derecha, da cabida al anticomunismo y al anticapitalismo, se asoman franquistas, militares, clero; abundan contrabandistas, estructura de la droga, burguesía, pobres y zarrapastrosos, mezclados de tal manera, que hace, que uno entienda, porque Venezuela, es un País Paradigmático, con demasiada riqueza y poca sustentabilidad política.

Una anarquía buscada, promovida desde los años ochenta por intereses foráneos y la droga, ha creado en nosotros un país paralelo, que todos los días, en el postigo de la noche enfrentamos con nuestro imaginario. Ante la no comprensión de lo que ocurre, hemos puesto nuestra semiótica operativa, al servicio de radio bemba o vías electrónicas; símbolos, llenos generalmente de paranoias. Algunos seguimos a las elites del "Burguecatolicismo", muchos a los "boliburgueses", algunos seguimos a los Marianos y otros a las santerías, o si no, ha ambos; otros a "los ilustrados universitarios", menos, al "pensamiento crítico", algunos, colgados al nepotismo, y bastantes, a la promesa o la posibilidad del mundo de lo posible. Frecuencias y símbolos, que suben o bajan, de acuerdo al sentido común.

Al igual, que el proceso de minado utilizado en la creación de las criptomonedas, los internautas y radio bemba, se lanzan a las redes y a la calle, para vengarse de uno u otros; base necesaria de la Anarquía.

Todos se parecen, en pensamiento, palabra y obra, el menos que uno cree, tiene su posición bien precisa y sale con cualquier estupidez. Hasta el clero, con su escolástica rancia, proclama la guerra a muerte y nos recomienda entre confesiones y pecados, el modelo político al que tenemos que reglamentarnos.

Los ilustrados, en todos los bandos, se caracterizan por su diversidad ideológica. Encontramos frecuencias bajas de la ultraderecha fascista; a los que mandan a derribar puentes en la frontera, a invadir tierras, y otros y otras, que mandan a quemar muchachos, a matar a dos jóvenes porque se metieron con mi mucama o le huele a comunista. En igualdad de condiciones, vociferamos de la guerra, como si el asunto de la muerte, fuera un "baby shoguer". manera inequívoca de expresarse la filosofía reptiliana de lo abyecto, gritamos: "que nos invadan, que nos invadan"; la droga no se conduele, de tanta miseria.

Lograda la ingobernabilidad, en donde cada uno de nosotros ha puesto su granito de arena, nace entonces lo abyecto, nace allí una vieja forma, en donde el yo es el centro del mundo, una filosofía que destiempla el musculo y hasta silencia el cantar de los grillos.

En los caminos de esta Frontera del sur, los valores del trabajo se han disgregado, los valores de uso y cambio, se han mezclado, donde los alambres se han roto, dando visualización clara, de un mundo, que aun con esperanza, cada segundo, se hace pobre, hombres y mujeres que mueren cada noche, más que de hambre, o falta de medicina, agonizan en la mengua espiritual de un cristo que nos falló y unos libertadores que nos mintieron.

En el mundo de la anarquía como base de la droga, se entreteje un largo sopor de tragedia, llena de espejitos de papel y corazones de hojalata, en nombre de la libertad o de la igualdad.

La ingobernabilidad, sólo brinda, una vocería, que, en una larga guerra fratricida, llena de paranoia, nos han ido eliminando las esperanzas. Cada uno, a su manera, pintan en sus canticos, el mundo de lo salvaje, el sálvese quien pueda. Ambos y todos, tienen una misma reglamentación, buscan lo mismo, una armazón de dominación, en donde se privilegien los diezmos, las ferias y fiestas, el clientelismo, la dedocracia, el contrabando, el enroque vil, los monopolios, la burocracia oligárquica, reglas que buscan, sus beneficios personales y aseguren su permanencia en el poder, en un estatus establecido o, en el por establecer, tal cual como lo plantea el mundo eurocéntrico, único triunfador en la guerra independentista.

La ingobernabilidad y quien la haya promovido, a como están las cosas, busca confiscar en términos de elites, los valores de la democracia.

La ideología implantada hace 200 años, nos brinda una espaguetada política, que permite la anarquía. Es importante recordar, que, desde la guerra independentista las bases populares, los pobres de siempre, los primos, los cuñados, los compadres, los parientes, pusieron los muertos y ahora también,

La sincronía entre la ingobernabilidad y la anarquía es difícil detectarla, pero la ingobernabilidad se inicia cuando la democracia se entiende como una mera conveniencia, como una añadidura, enmarcándola y substrayéndola a la participación en la elección, participar en la libre votación, una votación adjetiva. La democracia se esfuma, cuando la elección general se desentiende de la verdadera democracia, del protagonismo horizontal aguas abajo: de la democracia en lo económico, lo recreacional, lo cultural, lo político, lo organizacional, una democracia que promueva un auténtico desarrollo como derecho de los pueblos. La sola participación en la elección general, hace de la democracia, una democracia adjetiva. La democracia adjetiva, esconde, enmascara y destruye la verdadera democracia; el protagonismo horizontal aguas abajo. Entonces la democracia pierde su importancia sustantiva, en el orden global y nace la Anarquía.

En forma asincrónica o sincrónica, nace la dedocracia, la ingobernabilidad: Un SAIME cobrando 260 dólares por un pasaporte, embajadas que no pueden resolver una cedula, vacunaciones selectivas, Guardia Nacional asaltando a la ciudadanía en todas las carreteras y calles, escuelas públicas abandonadas, Universidades sin saber sus caminos a seguir, protectorados que son verdaderas dictaduras, Hospitales sin médicos y medicinas, barricadas como instrumento político, presidentes interinos, prensa basada en noticias operativas; todo ello como base de la Anarquía, que busca romper el significado de la democracia e implantación de la estructura de la droga.

La Anarquía parece iluminarnos a todos, ya que horizontalmente nos hemos puesto de acuerdo, para desconocer los valores de la democracia, olvidando lo sustantivo, centrándonos en caprichos pendejos, en añadiduras, en lo adjetivo, que, al final, no han resuelto el problema de los venezolanos, sino los profundizan.

La democracia sustantiva, como sistema horizontal del quehacer, como mecanismos de dialogo social, tiene en sus manos, la posibilidad de desatarnos de esta hoguera, metiéndole frecuencia popular, deslastrándose de lo abyecto.

Con independencia de lo abyecto, de la vieja historia, en esta Frontera del Sur, no entendemos, lo que pasa, ya que todos los venezolanos somos gente buena, que, curando las heridas de cristo, luchando cada segundo, salen a trabajar hasta que les duele y cada mañana, siguen luchando hasta que les deja de doler.

Venezuela, desde hace rato, ha estado convulsionando "filosóficamente", ante el pregón, de una ilusoria paz, en un país, quebrado en pedazos, cada pedazo manejado bajo la perspectiva mediática, en un mundo, entre la discusión de lo posible y la realidad, en un Word Disney político. Vivimos en el dolor, por efecto de las sartas de errores de ambos y de todos, en donde cada uno habla por nosotros.

Los venezolanos, en esta situación, estamos dando tiempo y espacio para el resurgir de la esperanza, esperanza en el valor a la democracia como orden global, que ella inunde, cada calle, cada vericueto, cada escondrijo, cada perrera, cada partido político, cada consejo educativo y de obreros.

Los venezolanos somos gente llenos de generosidad, que no nos dejamos arrodillar, derrotando así, al sentido común, ingrediente que se encierra en la Anarquía. en el dedo índice de cualquier estúpido ilustrado, dedos índices que dan paso a la estructura de la droga.

El venezolano posee corazón de libertadores; en este 2021: prefieren morir en transportes que parecen perreras y llenarse de COVID, cobrar en prestaciones un huevo, hacer deporte con el sosiego de sus hermanos; maestras, enfermeras, que prefieren caminar horas para cruzar la ciudad para cumplir con la generosidad que le enseñaron sus padres, prefieren huir de su terruño e historia; prefieren volver a morir en los páramos andinos en 1819 y firmar en 1821 la primera Constitución la Republica de Colombia, para darle su libertad, prefieren todo ello, antes que el ancho que da la droga. Prefieren acostarse aullando ante la puerta de los cielos, como única esperanza de lo posible.

No debemos perder la esperanza. La anarquía y quienes la promueven, por más que vayan con su cristo en el pecho; ya ese cristo les abandonó, ya que la generosidad y la confianza no es base de la Anarquía-

La droga, busca imponerse a costa de los pobres; vorágine, que, si desata, no habrá quien la contenga.

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