Nicolás antes de que suceda, venga acá ese abrazo

Domingo, 04/07/2021 01:13 AM

Toco madera para que nunca pase lo que estás alertando a la población: que el gobierno de Joe Biden ya decretó y autorizó tu asesinato. Y yo sí creo eso posible, ejemplos abundan en toda América Latina y no hace falta ser muy perspicaz para entenderlo. Además, nuestras Fuerzas Armadas, particularmente la Dirección General de Contrainteligencia Militar, así como la Guardia De Honor Presidencial, ayer festejados, es excepcional, lo hemos constatado ya varias veces.

Han fallado una y mil veces contra este país que diriges, amenaza inusual para el Imperio. Y SÍ es una "amenaza", desde el punto de vista de ellos, porque Venezuela, desde hace ya 22 años, da ejemplo en la región y en el mundo de una gran dignidad. Ejemplo de ser un país independiente, de erguir la cabeza, de no permitir la violación de nuestra soberanía, tan duramente conquistada.

Y al levantar la cabeza se entiende que los estamos retando, a ellos y a cualquiera que "ose profanar el suelo sagrado de la Patria".

Y así observamos, claro los que sabemos ver, no los ciegos que se hacen los tontos, cómo este Gobierno Bolivariano hace de tripas corazón y se desvela buscando las mil y una maneras de que el país sobreviva contra tanta infamia, sanciones, bloqueos, y hasta amenazas como ésta de magnicidio.

No lo dudo. Lo intentarán, seguirán haciéndolo y sabemos que son poderosos. Sabemos también que hay muchos traidores, esos cercanos que sueñan con Disney World y las chucherías que ofrece el Imperio.

Por esta razón urge cuidarse, proteger a nuestros dirigentes, seguir trabajando por esta Revolución. Confieso mis momentos de incertidumbre, cuando soy pesimista y temo ver a mis hijos y nietos dentro de varios años, en un país que los vio nacer, aún bloqueado, acosado, difamado, cercado por todas sus fronteras de tierra y de mar.

Entonces esperamos el milagro, que la parte buena de la historia se imponga, que los malvados perezcan, sean desenmascarados como poco a poco, ¡ahimé! aún demasiado poco, está ocurriendo.

Pero los milagros no llegan solos. Como decía Alí Primera, no basta rezar. Y quiero llamar la atención de todos aquellos venezolanos de buena voluntad, que aman a su a país, sobre todos aquellos que vivieron cerca de Hugo Chávez, y que ahora andan por ahí tonteando, tal vez ansiando un poco de la popularidad que un día tuvieron, exigirles que se ubiquen. Por ejemplo, la Mari Pily Hernández, tan cercana a nuestro líder, al cual miraba embelesada y acompañaba en las carrozas electorales, ahorita pegando gritos desafinados al Ministro de Petróleo y Minas, pidiendo gasolina. Totalmente distorsionando nuestra cruda realidad y las razones de ello.

Le pido a Nicolás, antes de que ocurra cualquier evento de aquellos que andan volando en el aire sobre palos de escobas, que me permita pronto darle el abrazo que le ofrezco.

Cuando lo abrace, emulando a Chelique Sarabia y su famosísima canción Ansiedad, le musitaré al oído al Presidente Maduro que no incite a la furia bolivariana que ahora predice, si llegase a sucederle una desgracia. Furia bolivariana que nos llevaría a una guerra civil que ninguno deseamos, ni él mismo.

No la desea el Presidente Maduro pues siempre ha buscado y llamado a la paz del país, haciendo innumerables esfuerzos para ello, tendiendo la mano a quien se acerque, buscando siempre la armonía y el bien común. Su espíritu noble invita al amor y no a la guerra.

Por ahora, y ojalá para siempre, que la furia bolivariana quede en nuestros corazones, en los sentimientos y anhelos para defender nuestro país, pero que rogamos nunca nos haga levantar las armas entre hermanos venezolanos.

Como siempre, invito a los intelectuales del Gobierno Bolivariano a buscar las noches de insomnio que llevaban a Chávez a las grandes ideas, a vislumbrar con sabiduría las mil y una maneras que permitan continuar el esfuerzo manteniendo los canales de la paz, como hasta ahora se ha hecho.

Un abrazo para ti Nicolás, lleno de paz y gratitud.

Nota: Ah, por favor, pídele a Ricardo Molina mi pequeña Constitución que te mandé para tener tu autógrafo, visto que, tristemente, nunca logré tener el de Chávez.

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