Al Estado Bolivariano de Mérida se le está presentando la gran oportunidad de hacer un cambio radical en su estructura política para dejar El Chavismo de estar perdiendo elecciones y pasar a convertirse en una verdadera fuerza revolucionaria que desplace a la vieja godarria santandereana que gobierna a éste Estado desde 1830. El proceso eleccionario que se inicia este domingo 27 de junio es el primer paso.
Aun cuando en vida, El Comandante Chávez, logró que los merideños eligieran a tres gobernadores identificados como chavistas, ninguno de ellos logró aprovechar esos triunfos para desplazar del poder a la godarria enquistada en la iglesia católica, en la Universidad y en la estructura feudal empresarial y comercial que ha venido reinando y gobernando la región después de guerra de independencia. En Mérida el tiempo se detuvo y los avances son muy lentos en cuanto a cambios en lo político, en lo social y en lo económico.
En la capital del Estado lo que se respira no es aire de cambio, sino de conservación de las costumbres, tradiciones y formas de hacer política, en la cual no se toque nada ni a nadie que tenga o haya adquirido algún poder o bienes materiales, obtenidos sin importar la procedencia. Aquí moral y ética revolucionaria, son conceptos desconocidos.
Si algún Estado de Venezuela tiene su población mentalizada para aceptar la tutela y dirección externa es Mérida. Les encanta lo que viene de fuera y desprecian lo autóctono. La larga historia de relación y dependencia de los poderes políticos y comerciales con Cúcuta y Bogotá; de los profesores universitarios de otras latitudes y el uso del peso colombiano y ahora del dólar, hace proclive a la mayoría de la población a aceptar con facilidad la influencia externa.
Los únicos cambios significativos que se han producido en Mérida, fue cuando la capital estuvo en manos de los estudiantes venidos de otros Estados del país, eran mayoría y sostenían económicamente a la ciudad. Con la llegada de Chávez al poder, los estudiantes que se definían como revolucionarios pasaron a ser conservadores para defender al gobierno y los que eran conservadores se transformaron en revolucionarios para tumbar al gobierno de Chávez que ponía en peligro los privilegios de clase que ancestralmente tenían. El igualitarismo y la masificación de la educación no eran para ellos algo a soportar.
Todo lo anterior es lo que podría explicar por qué El Chavismo no ha ganado ni una elección en el casco urbano de la ciudad de Mérida, donde está asentada la población de la llamada clase alta y media alta, detentadora del poder político, social, religioso y económico del Estado desde hace siglos. Si no fuera por la población del Municipio Alberto Adriani (El Vigía) y la que vive en la Zona Panamericana, el PSUV no habría logrado llevar a uno de los tutorados por Chávez al palacio de gobierno de la Plaza Bolívar.
Excepcionalmente los políticos, identificados con El Chavismo, que han logrado obtener alguna cuota de poder en Mérida, durante los últimos 22 años, pueden servir como modelos a lo que Chávez y su proyecto revolucionario enuncia. Los cambios en sus modos de vida y la poca realización se ven a simple vista. Es tal que todavía hoy, después de veinte años de Revolución Bolivariana haya municipios, carreteras y escuelas que llevan el nombre de Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, para poner unos ejemplos.
Si las postulaciones de candidatos, para elegir a los próximos Legisladores y gobernantes en el Estado Bolivariano de Mérida, se cuelan los de siempre, que además son responsables de que la Revolución Bolivariana no se haya encarnado en el pueblo, por el mal ejemplo que han dado, la culpa no se la podemos echar al imperialismo norteamericano.
Dijo Einstein, que "quien hace siempre lo mismo, obtiene los mismos resultados", es por ello que debemos postular candidatos que en el pasado no hayan ocupado puestos públicos y no se le conozca alguna obra dejada para concientizar y servir a los más pobres. El argumento de no haber podido hacer nada porque no había las condiciones no es válido, pues si así era, deberían por honor haber renunciado. Es hora de darle paso a la gente con principios y capacidad y eso no se obtiene por decir que se es más chavista que Chávez, y menos por vestirse de rojo-rojito.
Debemos decir ¡!NO!! a la Adequisacion del PSUV. Quien no esté con El Estado Comunal y El Plan de la Patria, legado por Chávez no debe ser electo, pues nada tendrá que aportar para construir El Socialismo Bolivariano del Siglo XXI.