Diario de una Cuarentena: Capítulo Doscientos Veintisiete:

Juan Guaidó y su “trapo rojo” de su Acuerdo de Salvación Nacional

Domingo, 04/07/2021 09:33 AM



Escribo estas líneas del domigo 4 de julio de 2.021, en medio de una lluvia que incita a escribir poesía, versos que nos reconcilien y reencuentren con la vida. Porque evidentemente como leí en algún pasaje: Siempre la vida derrota a la muerte.

Pudiera expresar que esta inspiración que me motiva a escribir viene dada por la conmemoración de los 245 años de la Declaración de la Independencia de EEUU por parte de los verdaderos padres fundadores de un país que lamentablemente con el devenir de los años se ha convertido en imperialista y se ha convertido en la más grande amenaza para la humanidad en los últimos tiempos. De igual manera, nos encontramos a la víspera de la Conmemoración de los 210 años de la Declaración de la Independencia de nuestro país: Venezuela.

Pero como lo expresó acertadamente en alguna oportunidad la hoy vicepresidenta de la nación Argentina, Cristina Fernández de Kirchner: “Del ridículo no se vuelve”. Hay dirigentes políticos en el país que no tienen el sentido de la vergüenza.

Pero, indudablemente que esto no lo hacen motu proprio, sino que es parte del guion que le han dado dentro del nuevo reparto conspirativo que, acertadamente, ha denunciado el Presidente Nicolás Maduro en reciente acto de ascenso de oficiales de la Guardia de Honor Presidencial, donde reveló que las recientes presencias del Jefe del Comando Sur en Colombia, Almirante Craig Faller (quien de paso incluyo una visita a Cúcuta, capital del Departamento del Norte de Santander, fronterizo con nuestro país), y del Jefe de la CIA, William Burns, es para afinar planes para atentar contra su vida y de importantes dirigentes políticos en el país.

Cabe destacar que previas a las advertencias formuladas por el Jefe de Estado venezolano, este servidor de ustedes se permitió concatenar y enlazar una serie de eventos que a mi parecer pueden estar perfectamente relacionados con ese plan recientemente denunciado por el presidente Maduro.

Y como parte de ese análisis que nos permita entender la actual coyuntura, y de actualización de la información, es que me permito escribir sobre este tema.

Es evidente el fracaso a nivel político de Juan Guaidó, donde está sumamente desprestigiado dentro de su propia base social y su capacidad política es nula. Ciertamente éste carcamal de la política ha procedido, de acuerdo a las líneas que sus jefes del norte le han dado, a convocar para el día de mañana, fecha de Declaración de la Independencia de la República Bolivariana de Venezuela, a un acto público en el que la ciudadanía firme lo que él ha denominado el “Acuerdo de Salvación Nacional”, donde busca lograr, según él, la realización de elecciones parlamentarias y presidenciales en Venezuela “creíbles y transparentes”.

Esto ha sido así, ya que Guaidó ha sido obligado por los nuevos integrantes de la actual administración estadounidense, y para guardar las apariencias, a sentarse a entenderse con voceros del gobierno del presidente Nicolás Maduro, pero sin renunciar a que, si se le da la oportunidad, dar un zarpazo que logre la salida violenta del poder del actual Primer Mandatario Nacional.
Sin embargo, y lo vuelvo a repetir ad nauseam como lo señala ese extraordinario periodista y corresponsal de guerra, Walter Martínez (quien sin duda debería volver a las pantallas de VTV) la capacidad logística y de accionar mercenario y paramilitar de la extrema derecha que sujetos como Leopoldo López, Juan Guaidó, Antonio Ledezma, Iván Simonovis, María Corina Machado, entre otros, no puede ser subestimada en ningún momento.

Ni tampoco caer en un triunfalismo ni en excesos de confianzas ante la estabilidad política y la tranquilidad que desde hace un buen tiempo para acá ha logrado el gobierno del presidente Nicolás Maduro y el Alto Mando Político y Militar de la Revolución, hasta el punto que no permita avizorar a ciertos actores, peligros y posibles amenazas que subterráneamente pudiesen haber por allí.

No obstante, esa estabilidad política no se traduce en una estabilidad económica y que se replica en lo social, producto no sólo de las políticas de asedio y bloqueo al país sino de las contradicciones internas entre los anhelos del pueblo y lo que la clase dirigente introduce dentro de la agenda político mediática; entre la necesaria eficiencia y eficacia en la solución de los problemas de la gente y flagelos como la corrupción, el minimalismo y la indolencia, que parecieran la norma en buena parte de las estructuras de la Administración Pública y del Estado como un todo. Forman parte de las tareas pendientes que todas y todos tenemos que asumir dentro de nuestras cuotas de responsabilidades y de las trincheras que a cada uno de nosotros y nosotras nos toque.

Pero, con todo y ello no podemos olvidar que la contradicción principal es con el imperialismo, que buscará a como dé lugar acabar con la Revolución Bolivariana, bien a través de las vías constitucionales y políticas, o bien por los atajos de la desestabilización y la violencia.

Es evidente que hay sectores de la oposición venezolana que apuestan a darle “un palo a la lámpara” para que los comicios previstos en el país para el próximo 21 de noviembre no se celebren, porque su apuesta es a un baño de sangre cuya consecuencia sea la salida del poder de Maduro. Otros apuestan a participar electoralmente para lograr espacios de poder dentro de gobernaciones, alcaldías, parlamentos regionales y municipales, como expresión de un proceso de acumulación y articulación de fuerzas de cara a un eventual referendo revocatorio contra el presidente Maduro, como ya lo he explicado en anteriores entregas de esta columna.

De ahí que la convocatoria para mañana de Juan Guaidó tiene que ver con esa Operación Psicológica de manipular las percepciones a nivel internacional de que él tiene la voluntad y de presentarse como opción además, de ser la persona que debe regir los destinos del país una vez se logre “la salida” de la Revolución Bolivariana del poder.

Pero además de esta, y de cualquier otra consideración que se pudiera hacer a este respecto, también tiene que ver con la batalla simbólica y cultural, que muchas veces descuidamos. Y esto tiene que ver con la utilización de la fecha patria para estas operaciones de propaganda. Así lo hicieron un grupo de jóvenes estudiantes en la conmemoración del bicentenario de la batalla de Carabobo con el show que pretendieron armar en las cercanías del Palacio de Miraflores, que también en ese momento se celebraba una Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA). Sin duda apenas eran 20 jóvenes sin mayor incidencia y sin comprometer de mayor manera la seguridad y el orden público, pero mediáticamente lograron un cierto efecto, que no se puede desdeñar ni subestimar.

Pues bien, es esa la pretensión que tiene Juan Guaidó para el día de mañana, además de minimizar los esfuerzos realizados por el Ejecutivo Nacional en sus esfuerzos por preservar la estabilidad política que ya señalé párrafos más arriba, y de la agenda político electoral que sigue el país y que esto se traduzca, a su vez, en una flexibilización de las mal llamadas sanciones, para hacer menos gravosa la situación de la mayoría de nuestros y nuestras compatriotas.

Ese es el “trapo rojo” o “distracción” que pretende Guaidó para el día de mañana, además de distracción para un plan mayor que podría estarse dando, de manera más subrepticia y no tan evidente, por lo que habrá que mantener los ojos bien abiertos y mantenernos alertas.

¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!








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