El Negro Miguel y los primeros alzamientos de resistencia

Reminiscencias de la historia venezolana (XVIII)

Miércoles, 07/07/2021 08:02 AM

"La historia no se equivoca.

Quien se equivoca es la torpe sensualidad de los gendarmes.

Donde se asienta la opresión, siempre nace la resistencia".

Rafael Gallegos Ortiz.

Para comprender y entender la historia, debemos estudiar la existencia de nuestros antepasados. Es necesario asimilar los acontecimientos históricos de significativa importancia que plasmaron los elementos que constituyeron la conformación estructural del ser venezolano; el desarrollo sociocultural y nuestra idiosincrasia, independencia y construcción de la patria desde la naturaleza original de los sucesos que nos revelan nuestros orígenes y principios socio-culturales, destacando en esta ocasión el estudio de los alzamientos de los esclavos en tierra venezolana, valorar desde el punto de vista patriótico de acción revolucionaria, los momentos de sacrificio y dolor que vivieron los aborígenes y esclavos de descendencia africana, que al respecto, Oscar Beaujon refiere la siguiente anotación:

"Los agravios repetidos y las vejaciones frecuentemente motivaron en la escondida dignidad de los esclavos, reacciones de aparente lucha de clases que se "expresó con la sublevación en Coro, hacia 1532 de 80 negros sangrados por el trato inhumano de los conquistadores". (Pág. 136).

El citado autor, mencionando a Demetrio Ramos narra los acontecimientos sobre las primeras rebeliones en la ciudad de Coro, refiriéndose puntualmente a la llamada revolución de Coro de 1553, que, aunque fue dirigida por españoles en contra del gobierno de los Welser, significó un paso importante para el inicio de las luchas por la justicia y la dignidad, que con el paso del tiempo, fueron realizando los aborígenes esclavos, donde dice:

"La inicua explotación de los indios y de los esclavos negros, los atropellos y abusos de toda clase, sufridos por la población, de manos del Teniente General de Alfinger, Bartolomé Sayler, mejor conocido como Bartolomé Santillana, a quien pintan como un hombre cruel, lujurioso, desvergonzado que, fácilmente encuentra clasificación en los cuadros más bajos de la delincuencia humana, quien combatía la resistencia con la horca y el poco rendimiento de sus fundos con el hambre, y a quienes por desesperación trataban de saciarla de alguna manera, hacía castigar con ensañamiento(…) el dos de noviembre de mil quinientos cincuenta y tres la noticia de la muerte de Ambrosio Alfinger, (…) derrocan violentamente al Teniente General Santillana, lo hacen prisionero, lo pasean por las calles de Coro con los mismos grillos que colocaba a sus víctimas, (…) eligen como Gobernadores a los alcaldes Francisco Gallegos y Pedro de San Martín, regidores a Antonio Vásquez Acuña y Antonio Naveros y Procuradores de Coro en Madrid, primera y simbólica representación diplomática venezolana en Europa a Luis González de Leiva y Alonso de la Llana (…) logrando Cédulas Reales con disposiciones para el notable mejoramiento de la vida de la población, debilitamiento del poder y del monopolio comercial de los Wersel, y sobre todo es el valor histórico de la revolución de Coro de 1553" que se trataba de establecer ahora el régimen municipal como salvaguarda de las poblaciones frente al abuso de los Welser y de garantizar la gestión contra sus interferencias". (Págs. 136 y 137)

La explotación, la violencia y la dominación imperial por parte del gobierno realista del momento, produce en los oprimidos, la reacción de repudio y odio a sus opresores, organizando acciones de rebeldía en diversos lugares de la Provincia de Venezuela, para el historiador Reinaldo Rojas, en: REBELIONES DE ESCLAVOS NEGROS EN VENEZUELA ANTES Y DESPUÉS DE 1789:

"Es evidente que la lucha de los esclavos por su libertad se inicia apenas implantado el sistema esclavista en nuestro territorio. Aquí nos referimos especialmente a los esclavos de origen africano, pero también nuestra afirmación se puede extender a la esclavización de la población aborigen, la cual culmina legalmente para la Provincia de Venezuela o de Caracas en 1552, cuando Juan de Villegas dicta en Nueva Segovia de Barquisimeto las primeras Ordenanzas sobre el Régimen de las Encomiendas.

Efectivamente, el primer movimiento de rebelión antiesclavista la encontramos en la zona de Buría, cuando apenas se implanta el régimen de esclavitud de la población negra traída del África. Para el siglo XVII encontramos la sublevación de los negros perleros de la isla de Margarita, en 1603. Después de levantarse contra sus explotadores, según nos relata Manuel Vicente Magallanes:

"Los negros abandonaron la isla y, pasando en frágiles embarcaciones el brazo de mar, se unieron a las gentes de su clase que habitaban Costa Firme, internándose con ellos en la zona boscosa de las montañas. Aquí establecieron un cumbe, nombraron reina a una mujer de su raza y fortificaron los alrededores, preparándose para la defensa". (Pág. 152 y 153)

Magallanes relata que la primera rebelión de negros, fue la de Miguel que al decir del padre Aguado era "muy ladino en la lengua castellana y aún resabido y entendido en bellaquerías". (p. 36). Respecto a la primera rebelión antiesclavista, en nuestro territorio de la Región Cento-occidental, liderada por el Negro Miguel, en la zona de Buría, Gallegos Ortiz (1985), lo describe así:

"En las sabanas de Buría, "desde la Navidad de 1552, el negro Miguel se ha convertido de esclavo fugitivo en monarca" lucha afanosamente, con rebeldía hidalga por cumplir una misión reivindicadora para los indios y esclavos, bajo la consigna ¡"La tierra se hizo pa´toos. Y el cielo es también de toos"! -¡Ha llegado la hora. Vamos a liberta a toos los esclavos!, pero es combatido por la expedición de los diegos: Diego García de Paredes, Diego de Lozada, Diego Hernández de Zerpa, Diego Ortega y Diego Escorcha, utilizan a un negro traidor para seguirlo y Miguel cae en la trampa y es derrotado, pero no muere, se convierte en leyenda para los esclavos que siguieron afirmando "¡No ha muerto! Está en el monte para seguir la guerra" (p.94).

La Rebelión del Negro Miguel fue realmente una acción bélica que le provocó importantes inconvenientes a los españoles esclavistas, le provocó bajas y perdidas, para ellos significantes y avivó el sentimiento libertario de los aborígenes y esclavos de origen africano; podemos decir que fue el inicio de la resistencia organizada, que marcó la senda que condujo los procesos revolucionarios que fueron dando durante los tres siglos de conquista y colonización que vivió Venezuela, y aún después de la Guerra de Independencia, hasta la lucha de resistencia que aún hoy libramos contra el imperio gringo. Gustavo Pereira (2007), citando a Oviedo y Baños, apunta que:

En 1553 un negro ladino nombrado Miguel, que había llegado de La Española en un lote de esclavos destinado a las minas de Buría, en el occidente de Venezuela "viendo que lo querían amarrar para azotarlo, huyendo del rigor de aquel suplicio, arrebató la espada que acaso encontró a la mano, y procurando con ella defenderse, armo tal alboroto, que tuvo lugar entre la confusión de coger la puerta, y retirándose al monte salía de noche, y comunicándose a escondidas con los demás negros que trabajaban en las minas (procuró) persuadirlos a que sacudiendo el yugo de la esclavitud, restaurasen la libertad de que los tenía despojados la tiranía española".

Los contingentes de Miguel se ven pronto reforzados con cimarrones e indios, "de suerte que se halló en breve con ciento y ochenta compañeros, con los cuales se retiró a lo más interior de la montaña". Allí funda un poblado, se hace aclamar rey, corona por reina a su compañera Guiomar, en quien tenía un hijo pequeño y forma "casa real que le siguiese, criando todos aquellos oficiales y Ministros que tenía noticias que servían en los palacios de los Reyes; y porque su jurisdicción no quedase ceñida al dominio temporal, nombró también obispo". "Pág. 67 y 68 libro tercero)

Sobre el tema de las rebeliones de los esclavos en Venezuela, acciones que por muy aisladas que nos parezca debemos aprender a interpretarlas, para entender la razón del momento y aprender a encauzar las luchas que el momento actual nos reclama. Rafael Gallegos Ortiz, (1985) apunta:

"A la noche de la colonia venezolana se había erizado de voces. El eco de los aborígenes que en Puerto Flechado –por allá en 1499- sostiene el primer encuentro armado en contra de los españoles. Los pobladores de Coro –un día de 1534- hicieron preso al Welser y Teniente General Bartolomé Sayler, acusándolo de mal tratos y abuzar del poder. Y en Santa Ana se habían alzado los esclavos por el trato salvaje que se les daba. La intransigente rebeldía de los jirajara y de los cimarrones de los Valles del Tuy, también sacude la monotonía del colonato. Hasta se habla –es inquietante tema de la tertulia de los encomenderos- de que los herejes pretenden organizar una república de zambos y mulatos. Aquellos "chismes" apagaban la risa de los amos. La conversa en los zaguanes se hacía más "mortecina" que la luz del candelero". Los negros cimarrones están "desperdigados" por las sabanas de Buría, los llanos de Uribeque y Cerro Verde. Miguel los encuentra y los comienza a concentrar. Comparte con ellos el rencor contra el blanco y el conocimiento mágico de la naturaleza. (…) La rebelión es el único camino. (…) Las armas las tiene el enemigo. Los cimarrones poseen la decisión. La historia no se equivoca. Quien se equivoca es la torpe sensualidad de los gendarmes. Donde se asienta la opresión, siempre nace la resistencia. (Pág. 87, 88 y 89).

El Negro Miguel clandestinamente fue urdiendo sus estrategias de combate, impartiendo sus manifiestas ideas de liberar a sus hermanos negros, de descendencia africana y la de los aborígenes de Venezuela; a orillas del rio San Pedro con la ayuda de sus seguidores cimarrones y aborígenes, construye un poblado: Cordubare, desde donde logra organizar, durante tres años de rebeldía, un significativo ejército de 200 hombres, con los que ataca y asalta los pueblos donde se aposentan los opresores, imponiendo el terror a aquellos malvados conquistadores, con los que se comporta con rudeza manifiesta, lo cual hace que su nombre se convierta en el terror de los españoles, el mencionado autor dice: "El padre Pío lo biografiaba desde el pulpito: "-Ese negro no es hijo de Dios, es un impío, un ladrón de pueblos, un sacrílego. Tiene el alma maldita. Es la llama que el Demonio sopla desde lejos". Así eran los calificativos que los conquistadores europeos le daban a quienes luchaban por la justicia, la dignidad y la libertad. Epítetos característicos que aún hoy siguen vigentes en léxico hegemónico del sistema capitalista. Es la expresión natural de los explotadores neocolonialistas y de sus tradicionales adulantes, los que siempre han apoyado la opresión y explotación, para congraciarse con los sectores oligárquicos; los que tradicionalmente han sido apologistas defensores del sistema capitalista, declarándose así enemigos de la justica a favor de los oprimidos, que aún hoy podemos apreciar su macabra existencia.

En la época de esta primera Rebelión, quien apoyara la resistencia libertaria del Negro Miguel, la Iglesia Católica lo condenaba como poseedor de ir a parar a las pailas del infierno, según el autor en referencia: "Los piadosos esclavistas celebraban misas pidiendo la muerte de aquel bandolero y petulante enemigo de la religión". Era la Inquisición manifiesta que se empeñaba en destruir los ideales de libertad y dignidad humana, que protegía a los opresores mantuanos, oligarcas de la época.

La historia cuenta que los combates se repetían a diario en las sabanas de Buría, "el negro rebelde a decidido erigirse en el Rey Miguel I, y "Guiomar será la Reina y su Hijo el Príncipe", toma las casas de los encomenderos; los pocos españoles que quedaban en aquella convulsionada zona, huían desesperadamente en estampida, según cuentan los historiadores, desde las adyacencias de la mina, hasta Nueva Segovia de Barquisimeto, hasta donde el rey Miguel decide dirigirse con su ejército de cimarrones y aborígenes,

"A los indios que lo siguen los pinta con yagua para que parezcan negros. Nueva Segovia de Barquisimeto sucumbe al grito de ¡Viva el rey Miguel!. Avanzan hasta el centro de la plaza. Es herido el cura Toribio Ruiz, lo mismo que un centinela, y a don Cristóbal López lo pasan por las armas. Las llamas que salen de la iglesia hablan de la victoria de Miguel ¡A los españoles con candela!. Pero el triunfo lo ha enceguecido. No recuerda que debajo de la confianza solo duerme el peligro". Los soldados castellanos – con mejores armas y en armas infinitamente superior- se han reagrupado. Desde El Tocuyo van llegando auxilios. El temeroso cabildo tocuyano –no hay peor que el miedo a tener miedo- ha autorizado la expedición de los Diego (…) Diego García de Paredes, Diego de Lozada, al fugitivo Diego Hernández de Zerpa, Diego ortega y Diego de Escorcha. Todos olfatean el rastro del "insurgente" que ya ha desocupado a Nueva Segovia. Un negro con alma de Malinche les sirve de guía. Miguel cae en la trampa. Los disparos salen de todas partes. "El derrote" fue en Cordubare. En la emboscada muere lo mejor de su gente. "Sólo la muerte pudo domar la fiereza!". ¡Miguel logra huir perseguido por los españoles! ¿Regresa a la tierra que conoce como su propia mano?... ¿Allí lo tenemos otra vez –quizás herido- en sus montañas de Cerro Verde?. (Ibídem pág. 94)

Miguel arengó a sus tropas que iban a tomar Barquisimeto, con la promesa de que sólo lo "movía la lucha contra los españoles, para conseguir la libertad… pues habiéndolos Dios hechos libres como las demás gente del mundo, los españoles los tenían sujetos y puestos tiránicamente en perpetua y miserable servidumbre". Así, el Negro Miguel, forjó el camino de la libertad, que después de tres siglos de dominación imperial, supieron enrumbar, quienes se propusieron enfrentarse el dominio español, en aras de conseguir la libertad y la independencia de suramericana, lucha que hoy sigue vigente, para los pueblos amenazados y avasallados, por el neocolonialismo impuesto por el imperio estadounidense, que pretende adueñarse nuevamente de los territorios y riquezas de nuestros pueblos.

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