Aquí en Venezuela, nadie quiere trabajar, vivimos de limosnas; tal vez mejor, de "pedigüeños".
¡No producimos nada, todo lo que consumismos viene del extranjero! ¿A dónde Vamos?
Debemos cambiar esta situación, con una activa política social, de conseguir que las tareas de producción se cumplan al mismo tiempo que se satisfacen las necesidades vitales del pueblo.
—Diríase que desde hace mucho se sabe que de cómo trabaja el pueblo depende su nivel de vida. Pero también existe una relación de vuelta: del nivel de vida depende el trabajo. Entretanto, durante un tiempo prolongado, predominaba la idea de que era necesario emplear las fuerzas y los medios principales en el desarrollo de la producción, dejando para más adelante la solución de los problemas sociales. Como dijera Carlos Marx, dentro del sistema capitalista, la ventaja de un Estado va a costa del prejuicio de otro.
¿Cómo sanear la economía de Venezuela? Junto con los Estados de Nuestramerica abogamos por reestructurar las relaciones económicas sobre unas bases justas y democráticas. Se prevé excluir de la práctica toda forma de discriminación, sumar los esfuerzos de todos los países para solucionar los problemas globales, desde luego, el del desarrollo.
En lo referente a la evaluación del trabajo, de los esfuerzos laborales realizados por cada uno, debemos regirnos por la conocida "formula" socialista: "De cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según su trabajo." En esto consiste la justicia social, cuando cada uno percibe la cantidad de bienes ganada por su trabajo.
Debemos luchar, contra la guerra al conservadurismo, al burocratismo, a la indisciplina, a la rutina en todo. Creemos que toda la labor, así como el desenvolvimiento de nuestras actividades, convence de que nuestra política cuenta con la comprensión y el enérgico apoyo de las amplias masas trabajadoras y de los sindicatos.
Es axiomática que el pueblo se desarrolla y avanza cuando se incrementa la productividad del trabajo y se eleva la eficiencia de la producción. A todo ello ayudará la aceleración de la circulación de los recursos. Sin hablar ya de la aplicación de tecnologías ahorradoras de energía. Pero, nuestros planes no dependen de los propósitos de otros Estados con relación a nosotros. Aunque siempre hemos sido convencidos partidarios de las más amplias relaciones económicas con el resto del mundo.
—El imperialismo, al mantener a estos países en una situación desigual, carga sobre ellos las consecuencias de las distorsiones operadas en la economía propia. A ello se debe que los precios de las materias primas sean los más bajos, a ello se debe la caída de los precios del petróleo y la falta de alimentos, todo ello amenaza con hacer mayor la dependencia de los países del Tercer Mundo, que tienen, además, una gran deuda exterior. El imperialismo, al explotar a los Estados emergentes, se lucra y enriquece. Resulta que por una parte está la deuda, y por la otra, las superganancias de las transnacionales y los Bancos.
¡La Lucha sigue!