Chávez en un mismo plano con Simón Bolivar y con Sucre
Por: Guillermo Guzmán
Domingo, 18/07/2021 10:13 AM
A mi modo de ver el Comandante Hugo Chávez en tanto que revolucionario histórico no deja resquicio para descolocarlo del plano en el que, conjuntamente con el Libertador Simón Bolivar y con el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, dieron todo para la libertad continental suramericana.
Creo tener suficiente noción de contexto y también de prospectiva para formular tal consideración; por si poco fuere no me son ajenas las reflexiones de Albert Einstein respecto a la relatividad del tiempo y del espacio y que condujeron al renombrado gran científico a determinar la esencial importancia del observador respecto a cualquier fenómeno, fuese cual fuese la disciplina de que se tratase; en este caso, trato de aplicar dichas reflexiones al tema de la revolución bolivariana pero que tenga éxito es otra cosa, lo cual tampoco me amilana.
Nadie es ni ha sido ni será completamente objetivo, párese donde se pare; todo el mundo -quiero decir, toda persona humana- tiene su corazoncito, cualesquiera pasos que usted dé en ese sentido siempre serán cortos, lo más que por esa vía puede alcanzarse es ser lo menos subjetivo posible ya que a verdad sea uno lleva la subjetividad a modo de un sinapismo por dentro y por fuera como tatuajes indescifrables; la subjetividad, como la cosa íntima inherente a toda conducta humana, es como un bote “celoso”, que cabecea y cabecea al menor soplo de una brisita; sea decir que al uno plantearse buscar, y de hecho hacerlo, la objetividad, lo mejor que ha de conseguir, de seguro, será ser menos subjetivo y de ahí que para yo hablar del Comandante Chávez, procuro observar y discurrir no sólo desde mi lugar sino que por instante, además, lo hago desde la acera de enfrente, de escuálido, aunque esta rigurosa y malhadada experiencia me deje trauma que, por cierto, despojo con un buen trago de ron. Para un revolucionario, asumir la escualidad, aunque experimentalmente, es como tomar un purgante tal que en ese ínterin uno ve al diablo con cachos, rabo y su tenedor, además de sentir el calorón de las 7 pailas en las que se observa a la dirigencia de la MUD y de la Conferencia Episcopal Venezolana urdiendo intercambios de odio y de violencia con sus aliados Fedecamaras, La Unión Europea, los perros falderos de la región y el maestro de ceremonias: el jefe del Comando Sur del ejército gringo.
Mas, con toda esa peripecia yo no veo manera de descolocar al Comandante del mismo plano en el que ubico al Libertador y al Gran Mariscal; estimo que mi consideración no es caprichosa, los hechos están la mar de substanciados y aunque el periodismo sedicente -por solo citar la punta del iceberg que sobrenada en un fango- y otras plagas sesudas analistas pretendan que la realidad se adapte a sus prosaicas descripciones en vez de éstas (pero libres de polvo y paja) adaptarse a la realidad real, lo más posible, la gesta del Comandante Chávez es tangible aquende y allende la República Bolivariana de Venezuela.
No siempre la muerte física es el final de un hombre; si el imperialismo gringo pensó que el asesinato del Comandante Chávez, aunque probablemente con la más refinada tecnología biomolecular de terror, iba a lograr hacerlo desaparecer del mapa, se equivocó de cabo a rabo porque mucho antes Chávez se había metido -en vida física- en el corazón del pueblo, corazón de oro sagrado, así que abrigo la esperanza de que cuando hayamos desaparecido las aproximadamente cinco generaciones coetáneas que existen en cada pueblo, Chávez seguirá vigente en el sentimiento de quienes nos sustituyan, y su obra libertaria resplandezca en todo el continente americano, tanto en el sur como en el norte.
Toda su obra, todavía por hacer, prosigue en movimiento hacia la más trascendente realización.
Pudiese ser mucho pedir a cualquier incrédulo enfermo de noticias tergiversadas, que “no tire la toalla” pero, cómo no hacerlo; contra viento y marea la obra de Chávez prosigue vivita y coleando puesto que Chávez, como Bolivar, miraba en perspectiva profunda y al efecto forjaba las bases sustentables de la revolución bolivariana.
Hubo traspié y quizá, como en toda obra humana, habrá, pero eso no arredra al maravilloso pueblo bolivariano que le dio una patada en el culo al decimonómico imperio español y está dispuesto a hacerle hoy lo mismo al decadente imperio gringo -cuyo correlato de miserias es patético- mientras éste siga pretendiendo esclavizar a Venezuela.
Durante el traspié del año 2015 las hojas y las ramas del chavismo bolivariano estuvieron golpeadas, fueron duramente atacadas, eso se veía a vuelo de pájaro pero a la vez nosotros remábamos -y seguimos remando hoy- con butría y a sabiendas de que las raíces del chavismo estaban -y están- íntegras y creciendo, he ahí la robusteza de la revolución; prospectivamente ha de saberse que Chávez no construyó sobre arena: somos la patria del mundo que se sustenta sobre un Estado tan moderno que puede ser la envidia de otros pueblos.
El Estado Bolivariano forjado por Chávez es contentivo de una Constitución expedita en sus 350 Art., e instituye que la soberanía bolivariana descansa en el pueblo y en apenas dos décadas ha sido sometida a revisión para adecuarla a la realidad, hecho que está por cumplirse todavía; en contraposición está el imperio norteamericano en el que la soberanía reposa en un emporio militar que maneja por mampuesto a un emperador, se basa además en una vetusta constitución que data de más de 2 siglos, contiene 7 Art., y unas cuantas enmiendas que pueden ser un poco más o un poco menos de 40, si no me equivoco. Pero, eso sí, decretos hay como piedras en la cantera.
El Estado Bolivariano se sustenta en 5 Poderes -Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y Moral-, y la elección del Presidente es de primer grado; mientras que la escogencia del emperador se hace en segundo y hasta en tercer grado cuando la cosa se les pone apretada, en tal caso buscan a un juez quien juega al tin marín pipiriwell y escoge emperador.
Mientras el sanguinario imperio gringo hace la guerra, nosotros propugnamos una paz sustentable, pero tampoco somos mochos a la hora de defendernos y gracias al Comandante Chávez ostentamos una fortaleza inexpugnable, la conjunción cívico militar policial.
Chávez es forjador del poderoso humanismo del Siglo XXI, el “Humanismo Chavista”, así lo denomino yo y está plasmado en el “Plan de la Patria 2013-2019” y en el “Plan de la Patria 2019-2025”, planes de gobierno bolivariano y a los que el imperio trata de boicotear.
Si alguien quiere saber por qué yo ubico al Comandante Chávez en el mismo plano que a Bolivar, y es timorato, se la pongo por la goma y bombita para que la saque de jonrón, no le pido otra cosa sino que escarbe el “Plan de la Patria Simón Bolivar” y ahí encontrará las coordenadas del plano bolivariano, tanto sus coordenadas de espacio como las coordenadas de tiempo histórico, de acuerdo a las reflexiones de Einstein respecto a la relatividad general; por supuesto que ese observador tendrá que saber suficiente de Bolivar y de Sucre y, por añadidura, el aforismo de Simón Rodríguez: “leer es resucitar ideas sepultadas en el papel”.
Si bien el Comandante Chávez no tuvo el privilegio de recibir orden alguna directamente del Libertador como sí lo tuvo el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, yo apelo a un ejercicio de diacronía para demostrar que él cumplió muchos mandatos que la posteridad le debía cumplir a Bolivar, la octava estrella de nuestro pabellón nacional, refundar el Estado más allá de los tres poderes clásicos, continuar la truncada lucha por la soberanía e independencia, proyectar y llevar a cabo la felicidad del pueblo y pare de contar compromisos pendientes con el Padre Bolivar, entre otros, que están en marcha.
El Comandante Chávez no se conformó con estudiar a fondo a Bolivar y proseguir con creces su obra inconclusa, también se declaró marxista porque estudió a Marx y encontró acicate en el sensacional planteamiento ideológico de este coloso del pensamiento y de la creación teórica, naturalmente Chávez también estudió a Vladimir Ilich Ulianov -mejor conocido con el alias de “Lenín”- y que es quien lleva a la práctica el marxismo, pero yo creo ver en el discurso y en el desempeño de la obra del Comandante Chávez mucho del poco nombrado revolucionario alemán Ferdinand Lassalle quien palabras menos palabras más, y a pesar de su disidencia con Marx, tuvieron entre si una magnífica cooperación y en parte de su planteamiento, Lassalle le dice a Marx en el año 1859 que “... el instinto de las masas cuando se prende una revolución es siempre más seguro que la razón de los intelectuales, …”; alega Lassalle que es precisamente la falta de instrucción la que protege a las masas contra los peligros de una conducta demasiado razonable y aquí yo meto la cuchara al situar a los demasiado razonadores como los típicos sesudos analistas, muchos de los cuales son muy buenos sobre el mapa pero nulos en el terreno, al punto de que son revolucionarios hasta que comienza el tiroteo.
Para Lassalle, la revolución sólo puede triunfar con ayuda de las masas y en virtud de su apasionada abnegación -lo que Chávez tampoco cesaba de proclamar, le consta a tutilimundi-, alega Lassalle que a las masas depauperadas y faltas de instrucción no les es propio posibilismo alguno, y en ese sentido el Comandante Chávez, guerrero insigne y además paradójicamente un esclarecido intelectual , no obstante fue, a mi modo de ver, un admirable radical contra el posibilismo.
En particular tengo dudas de lo que el Comandante pudo pensar específicamente acerca de la tesis lassallista de oponer el instinto revolucionario de la masa ignorante a la táctica razonable de los calculadores de la revolución porque el instinto bruto, en sí mismo, no me parece ser el más acabado criterio; para Chávez era evidente que el conocimiento de las leyes de la historia y del movimiento de los pueblos era otro criterio y muy superior al de Lassalle, creo que Chávez era más dado al criterio de Marx expresado en su dialéctica materialista, eso es, afianzarse más que todo en el conocimiento y eso él lo puso en práctica con la creación de la Misión Robinson y de ahí en adelante otras misiones para preparar al pueblo.
Pero en todo caso pienso que, dadas distintas etapas del proceso revolucionario, se pudo ir avanzando en la liberación del pueblo pero siempre desechando todo posibilismo y esa debe ser una determinación muy firme de nuestra parte.
A fin de cuentas, eso sí, los que razonan demasiado la revolución se quedan en el aparato, se vuelven generalmente el colmo de la sinrazón.
Si el Comandante Chávez hubiese razonado demasiado el 4 de Febrero de 1992 no hubiese habido revolución en Venezuela.
Si el Comandante Chávez no hubiese sido el más brillante bolivariano de todos los días, meses y años presentes y por venir desde hace más de dos siglos, él no habría lanzado a los cuatro vientos, allá en el estrado de oradores de la ONU, la tan lapidaria como incomprendida expresión que más que tal de él, pienso que la dijo en nombre de Bolivar: “¡Aquí huele a azufre!”
Muchos creyeron que esa frase era dedicada exclusivamente contra el de turno emperador, Bush, pero para un atento observador, más que contra Bush era contra la propia ONU, un parapeto inútil cundido de burócratas y cuya mampostería moral es una trampajaula con la que el imperio juega a placer cada vez que le da la gana y hasta le abre la ventana a los pajaritos allí encerrados pero tan domesticados que no se atreven a salir volando.
Pensar a Chávez y aseverar que tengo noción del contexto contemporáneo de nuestra América, y no evocar a Fidel, sería contradecirme; precisamente no soy dado a razonar demasiado la revolución y por eso os expongo lo que mi cortedad me permite pero estimo que todos quienes pudiesen cambiar impresiones con el tema que ahora expongo al foro, de alguna manera, han de ver implícito a Fidel en cada paso -de siete leguas- dado por Chávez: Misión Milagro, la ALBA, UNASUR...
El Comandante Chávez, nos legó además un partido -el PSUV- que es al porvenir de Venezuela lo que las cabillas son a las paredes; y el ejército más democrático del mundo -la FANB-; pero, eh, por si las dípteras, Chávez sigue picándonos el ojo cada vez que hay elecciones, así que ¿cómo decirle que no?
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