Marx llamó la dimensión donde el lenguaje y los símbolos de la dominación apuntalan el sistema de explotación superestructura, una estructura ideológica que arropa a la mecánica de la explotación capitalista. Mientras el trabajador está siendo explotado, o mientras los más pobres, los que no tienen nada son arrinconados, un manto de palabras, de conceptos y símbolos, un lenguaje enseñoreado limita su percepción de la realidad: lo que es esclavitud se convierte en esperanza, la explotación del trabajo en deber y dignidad, el hambre en sacrificio, el privilegio en inteligencia y buen sentido, la obediencia en lealtad. Más allá de las palabras nada existe, donde manda el capital también las palabras se imponen, terminan aplastando al trabajador y se superponen al valor del trabajo. Esta ha sido la tarea del actual gobierno, revertir el otro lenguaje que Chávez por 13 años intentó empoderar para desvelar la trampa del capitalismo: la lucha de los "sustantivos" simbólicos del poder frente a los "adjetivos" reveladores, podríamos decir; de la Paz, frente a la paz con justicia; el Pueblo frente al pueblo pobre; la Producción frente a la producción capitalista y la producción socialista; la Democracia frente a la democracia protagónica y la democracia representativa. Mientras Hugo Chávez intentó desmontar esa superestructura ideológica enseñoreada y expresada en el lenguaje cotidiano, político y no político, adjetivando, valorando cada concepto, clasificándolos según su sentido ideológico e histórico, desmontando la historia oficial de Venezuela, la hipocresía de la diplomacia, etc. hoy Maduro y el madurismo hace todo lo contrario: nos quiere envolver otra vez en la trampa del lenguaje oficial, del simbolismo del poder: producción, democracia, libertad, propiedad, paz, trabajo, felicidad, prosperidad…: "Producir es vencer – dice maduro – y es lo que necesitamos para construir la máxima felicidad colectiva"
La pregunta que le haría Chávez a Maduro sería –"¿producir qué y para beneficio de quién o de quienes, qué cosa es esa de "máxima felicidad colectiva"?". Maduro parte su discurso embaucador de la idea de que producir es sinónimo de felicidad, saltándose o dejando a un lado lo que define al sistema de producción capitalista – que es lo que ensalza en su discurso –, y que es uno forma cruenta y sostenida de infelicidad y destrucción para todo el planeta. Lo mismo hace con la idea de trabajo. Citando a Bolívar y fuera del contexto donde aplica, es decir, manipulando el sentido de sus palabras dice: "Trabajando, trabajo y más trabajo, constancia y más constancia…". También aquí volvería Chávez a preguntarle a maduro –"¡Espérate ahí! ¿A cuál trabajo te refieres, al trabajo mecánico, alienado que solo enriquece a un patrón gordo, o al trabajo creador que sirve a toda la sociedad?"
Podría decir algún madurista "incondicional" que en las palabras de maduro eso está sobreentendido. Pero en ese uso simbólico del lenguaje nada está sobreentendido, cuando las relaciones sociales (la realidad) imponen, por encima de cualquier interpretación, su sentido definitivo, cuando son éstas relaciones el único símbolo válido, signo de la realidad; cuando tu vida es un infierno, cuando tu sueldo no te sirve de nada, cuando tienes que trabajar y trabajar para poder comer, y continuar trabajando sin descanso, sin alivio, sin tiempo libre, luchando por sobrevivir…; que le exijan a un trabajador en este país ahora "trabajo y más trabajo" , que se lo digan en su cara, resulta un símbolo de la desesperanza, una fatalidad; cuando más positivas estas palabras serían un insulto, un chiste malo. Lo que trata de hacer Maduro con sus discursos es imponerse con su autoritarismo sobre un pueblo domeñado, pisado por la injusticia, convencernos de trabajar para enriquecer a unos pocos ricachones y apuntalar un sistema social desigual, injusto, esclavista colonial.
"la próxima semana vamos a instalar el Congreso Superior de Economía, ya tiene su agenda y como primer punto tendrá el mapa de productos. Estamos produciendo para el mercado nacional, una vez satisfechos, trabajaremos para exportar". ¡Maduro habla como si viviéramos en Alemania!, que cuando se dice "una vez satisfechos" es porque las naranjas también llegarán a la mesa del obrero, no sólo de su patrón. O como si viviéramos en Narnia, donde todo es posible. Realmente nuestro presidente debe estar disociado, como diría Eric, el otro psiquiatra. El país pobre, el pueblo trabajador no puede sostenerse con mentiras y una bolsa de comida mala, rellena de harina de maíz y arroz, sin sueldos, revolviéndolo todo porque se tiene que "rebuscar", para poder alimentarse y alimentar a sus hijos; ¡ese señor pareciera que le está hablando a gente de otro planeta! Sin embargo, su discurso está dirigido a sus socios capitalistas, a los empresarios "nacionalistas", a los mismos pícaros de siempre, que se robaron los ahorros del país junto a burócratas inescrupulosos, indiferentes, fríos como el hielo.
Es un discurso engañoso, que pareciera dirigido al país. Pero en realidad es un mensaje para los empresarios, a los cuales se les está ofreciendo agua gratis, energía barata, tierras, oro, diamantes, petróleo, ¡pueblos enteros!..., grandes negocios libres de impuestos, sin fueros laborales, con la "mano de obra" más barata del mundo (como dice el evangélico)… y dólares. Todo, para sostenerse un rato más en el poder…, porque, lo que no dice maduro "ni de vaina" es que una revolución socialista no se hace fortaleciendo más al capitalismo, ¡al colonialismo! El que no lo entienda así, vive en el topus hiper urano de Platón, en esa otra "superestructura" que se llama la Narnia de los deseos, no vive en la Venezuela de carne y huesos.
No hay esperanzas. De hecho maduro ha trabajado con estos capitalistas marginales desde que está en el gobierno, con los "fedecámaros" disfrazados, o con el Mendoza y los Cisneros, que no se agremian nunca, que cazan solos como los tiburones blancos. Muchos de los afiliados de Fedecámaras estuvieron en la rebatiña de los dólares baratos; el que ahora lo hagan oficial no representa un cambio esperanzador, al contrario, es decepcionante, muestra la ausencia de imaginación de este grupito de arribistas resentidos: "Todas estas conspiraciones ha levantado una fuerza milagrosa en nuestra Patria que es la fuerza de la inventiva, la creatividad, la productividad ¡Venezuela se ha puesto de pie!", dice maduro sin darse cuenta que "poner de pie" al capitalismo no es nada creativo ni nuevo, que en ello no hay nada que puede salvar a la sociedad, que está repitiéndose y repitiendo los discursos demagógicos del pasado adeco copeyano:
(Presidente Maduro anunció que Venezuela instalará el Consejo Superior de Economía: Aporrea | Jueves, 22/07/2021)
¡HAY QUE VOLVER A Chávez! ¡NO MAS CAPITALISMO!