Para los 22 años y medio de la juramentación de Hugo Rafael Chávez Frías como Presidente de Venezuela en febrero 1999, falta apenas una semana cuando escribo esta opinión. Un tema que siempre me ha sido difícil responder con éxito en la argumentación revolucionaria, es la ausencia de políticas para impedir cementerios de automotores de todo tipo, unidades de ministerios, institutos autónomos, gobernaciones, alcaldías, concejos municipales, y demás entes oficiales, a la vista por mucho que traten de guardarlos accidentados o por falta de reparación en locales cerrados, los hay en toda la extensión de la nación.
No voy a pedirles a los disociados de la comunicación social que informen sobre los nuevos planes oficiales para esas máquinas, y acabar con las chatarras o negociar a favor del estado venezolano, porque ese tipo de material tiene sus negociantes privados, algunos por cierto dándoselas de empresarios e industriales impolutos y empleadores, que por costumbre roban chatarra mediante compra de conciencia y comisiones a funcionarios. El cambio de mentalidad que se enmarca en la situación que vive Venezuela por ataques exógenos para satanizarnos, ha obligado a nuevas actitudes, siempre y cuando haya aptitud mental revolucionaria honesta y no la costumbre heredada de la adecopeyanquicracia corrupta.
El Presidente Maduro celebró lo que se había iniciado cuando Chávez y sin pandemia, la recuperación de unidades y equipos militares, ahora nos informa que lo mismo hecho con 450 tanques y todo el sistema de armas, vamos a hacerlo con las ambulancias del país pues hay un cementerio de miles que vamos a recuperar, y agregó textualmente "Si nosotros recuperamos esas ambulancias, Venezuela estaría floreciente en sus hospitales y sistemas de salud", plan de acción para la recuperación del parque automotor sector salud.
En la disimulocracia representativa los blancos se robaron unos jeeps del color del partido y los repartieron entre gobernadores, alcaldes, compañeros de la tolda, etc. Un Diputado al Congreso Nacional, Rafael Clarensio González copeyano, fue descubierto repartiendo dinero que extraía de un maletín comprando votos en elecciones internas de los verdes; hace pocos años fue filmado entregando billetes Ramos Allup en las cercanías de una violenta manifestación anti Chávez. Evelín Trejo esposa del alcalde de la capital zuliana y gobernador del estado, Manuel Rosales, al ser electa alcaldesa marabina, la televisaron lanzando billetes desde una camioneta, descontrol billetócrata que incluía negociazos de ambos.
Nunca investigaban los cementerios de automotores y por el contrario se incitaban entre ellos a robar, perdón a "llevarse la batería, repuestos y lo que puedas de esa vaina ahí botada por el gobierno". Cultura verdiblanca o blanquiverde que no frena ni la Covid 19 en el capitalismo voraz, no creen en las medidas coercitivas y menos en la efectividad posible de la voluntad socialista diferente, hacer a cada quien leal en su compromiso con la patria dejando atrás las tentaciones corruptas, cabe recordar que al hijo menor del presidente Caldera lo llamaban "pimentón", señalado de usar su parentesco en cuanto guiso pudiese.
Pienso que poder describir estas realidades de la hipocritocracia representativa, a la vez que llamarle la atención a bolichicos revolucionarios de pacotilla que piensan es en imitar a la adecopeyanquicracia corrompida en cargos públicos, podemos considerarlo un milagro chavista en contra de los peculadores, a quienes en el decreto de Chuquisaca, Simón Bolívar establecía necesaria la pena capital a quienes robasen al estado gran colombiano. No habrá vuelta atrás si la revolución antiimperialista nuestra, prosigue ejemplarizando, superando los ataques nacionales de la empresa privada disimulócrata y los negocios.