Estamos siguiendo de cerca una luz en el camino en la recuperación de una de las empresas más emblemáticas, vanguardia de Guayana; se trata de SIDOR, nuestra siderúrgica del hierro y el acero, primera por su dimensionalidad en Latinoamérica. Hemos podido observar como en esa factoría se están reactivando varias plantas importantes y donde una masa de trabajadores entre 1500 y 2000 hacen un esfuerzo titánico para que el musculo productivo se fortalezca y se enrumbe por senderos más plausibles. Ya observamos que ha rearrancado, comenzando con un área tan traumática como es el transporte; nuevas unidades han entrado en servicio y de esta manera sus trabajadores dispongan de un digno y seguro servicio.
Otra de las áreas que en estos momentos ha sido puntual en el combate de la pandemia es la puesta en marcha de la planta de oxígeno, que ha sido llevado con mucho éxito más allá de nuestras fronteras patrias. La producción de alambrones y palanquillas, está en plena recuperación e incrementándose su producción, al igual que el suministro de la materia prima. Ante este nuevo reimpulso observamos a una gerencia sidorista planteándose retos en un nuevo potenciamiento no petrolero, que dará como resultado abrirnos pasos para derrotar la agresión imperialista.
Después de tres años de paralización de la industria siderúrgica y ante el arribo de una gestión pulcra dirigida por el Ing. Nestor Astudillo, todo apunta al incremento de su rendimiento y recuperación; unida a una nueva visión de transformación y cambio de país; que el trabajador no sea un ente expectante Nos decía uno de sus ejecutivos, no solo debemos de poner a producir la empresa por encima de la capacidad instalada, sino que ese trabajador tenga conocimiento como clase social explotada, frente a un país agobiado por un criminal bloqueo. El nuevo slogan de SIDOR: trabajar, estudiar e investigar no debe ser un lema meramente teórico; debe ser un instrumento de fuerza en el constante accionar de sus trabajadores.
Recordemos la experiencia amarga que experimentó SIDOR cuando su privatización y aquella infame practica de contratación mentada de los tercerizados, que no era sino una forma de explotación para pagar sueldos miserables y negarle la protección social a los trabajadores.