¡Ay Diosdado! Ahí huele a gato encerrado

Martes, 10/08/2021 09:03 AM

Aquí estoy nuevamente de intrépida, como suelo ser. Pero es que ayer, sin querer y buscando mi novelita brasileña, me topo con Diosdado Cabello, con su camisa roja que suele usar en los actos del partido, explicando y explicando, sin que muchos lo entendiésemos, ese extraño baremo, para poder designar a los candidatos del partido para las mega elecciones del 21 N.

Y por más que me devaneo los sesos, y hasta me sale humo de tanto pensar, no lo entiendo.

Yo lo que sé es que desde que he oído hablar de escogencia de ganadores, vía elecciones por voto uninominal, secreto, el candidato que reciba, aunque sea un solo voto de más, es el ganador. Por supuesto, muy diferente a las elecciones en el imperio que, unos que se supone que tienen más criterio, son los que finalmente deciden. ¿Será que vamos por ahí?

Y recuerdo las difíciles elecciones del año 2013, cuando Maduro hablaba con los pajaritos, al igual que yo hago. Y la batalla por los votos, en un momento tan difícil para los chavistas, cuando la propaganda feroz, insidiosa, efectiva, gritaba que Maduro no es Chávez. ¡Caramba! Al parecer quedó impresa en los huesos y en las vísceras de unos cuantos.

Y en esa otra batalla, nos desgañitábamos todos los que apoyábamos a Nicolás Maduro, para decir que, aunque sea por un solo voto de más, defenderíamos nuestra victoria. Hasta Henrique Capriles tuvo que reconocerlo, aun si mandó a descargar esa arrechera que cargaba él mismo por dentro. Haber perdido por un mínimo de ventaja frente a nuestro actual Presidente Constitucional.

Entonces lo que es igual no es trampa. Elecciones son elecciones, votos son votos. Quien haya obtenido, aunque sea uno más, debe ser declarado el candidato. Ya verán ustedes, las mentes brillantes del partido cómo hacer con esa base que no está del todo conforme. Como se las arreglaran para mantener la unidad, la efervescencia de la próxima contienda, como siempre muy comprometedora, esencial para la permanencia de la revolución bolivariana. Mucho más ahora que la oposición está empezando a usar algo de las neuronas que tenían ya atrofiadas, y buscarán acercarse a su propia unidad.

Ciertamente me ha parecido un buen intento democrático hacer estas primarias. Recuerdo a una compañera articulista Elizabeth, fervorosa chavista, ubicada en Bolívar y quien siempre escribía por estas mismas páginas que el gobernador de ese estado no debía ser el propuesto por el partido, por las altas esferas del poder. Al parecer, se entendía que pocos de la base lo querían. Esto fue hace unos años, supongo que se trataba, si no me falla la memoria, del General Francisco Rangel Gómez, y ahora leo que vive en Lomas de Chapultec, un refugio del poder y de las grandes fortunas en la capital mexicana.

En fin, Diosdado que no se entiende, ni intelectualmente, ni emocionalmente, ni de ninguna forma, que los candidatos deben tener al menos 40 por ciento pero no sólo eso si además un 10 por ciento más que el que le sigue. ¡Naguará!

Lo que se entiende es que será una manera, disfrazada eso sí, de que al final, son ustedes, las cabezas geniales del partido, los altos personajes de la revolución, quienes decidirán por figuras claves, cuando los votantes de esa región no hayan sido lo suficientemente contundentes en sus manifiestos deseos. Ahí entrarán ustedes, a poner orden, a decidir, a tener la palabra final, ¿cómo debe ser? Pues con esto de las primarias observo que pasó algo así "que sí, pero no".

Por mi parte fui a votar, aquí en Miranda, y gracias a Dios que Héctor Rodríguez fue votado sin mayores problemas, ni cuarentas, ni dieces de porcentaje.

Y como vivo en una zona muy escuálida, me tocó votar sola solita, exponiéndome frente a todos los vecinos de la urbanización, y hasta lograron tomarme una foto (sin permiso) por lo raro, excéntrico, y en total desarmonía con mi entorno.

Feliz por Héctor, muy feliz por Lacava, y espero estar feliz por Dante Rivas a pesar de los pesares incomprensibles.

¡VENCEREMOS!

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