En tierra azteca desde el viernes 13 de agosto, quinto intento de diálogo político sobre Venezuela a raíz de la ascensión a la presidencia de Nicolás Maduro en 2013. Los más recientes encuentros culminaron sin acuerdos en 2017 y 2018, en República Dominicana, con facilitación de El Vaticano; y 2019 entre Barbados y Oslo con la colaboración de Noruega. La Venezuela pacífica o engüarimbada pero con deseos de normalidad, intenta de nuevo.
No voy a relatar las condiciones que el gobierno revolucionario ha puesto sobre la mesa de diálogo, tampoco las que aducen los moderados opositores para estas conversaciones civilizadas en Ciudad de México, hoy limito la acidez de opinión, a destacar lo que estimo luego de leer muchas reacciones destempladas y otras reflexiones que si valen la pena, desagradan las confusas versiones de redes sociales, desgaritadas e insoportables.
La complejidad a la que se ha llevado la situación por intereses contrapuestos, y la violencia de varios años adornada con odio visceral adversario al gobierno, tiene que servir de aprendizaje, ceder de parte y parte, repasar los grandes acuerdos similares en la historia, convenidos incluso en medio de guerras que detrás de las conversaciones tenían miles y miles de muertes de lado y lado.
El prestigio internacional de Noruega y México al aceptar sus gobiernos ser testigos principales del diálogo en la capital mejicana, reivindica la importancia de encuentros hasta ahora plagados de percances e incontinencias para impedirlo, por radicales de arteros y descompuestos ataques. Solo venezolanos trataremos las diferencias, sin órdenes imperialistas o intereses exógenos, acostumbrémonos al pensamiento del padre Bolívar y no de quienes anhelan explotarnos económicamente.
El canciller mexicano Marcelo Ebrard al inaugurar el acto oficial remarcó lo que es destacado por la prensa internacional no comprometida, como si lo está desgraciadamente la venezolana que trabaja para ayudar a derruir gobiernos, por no responder a su corporativismo publicitario. Aprendan del Ministro azteca del Exterior que subrayó "el diálogo es el camino, México es anfitrión respetuoso, solidario y siempre dispuesto a cooperar para acuerdos exitosos". ¿Les costará a estos periódicos y periodistas sembradores de odio en Venezuela, asimilar esas lecciones diplomáticas?
Arturo Sánchez Jiménez del tabloide azteca "La Jornada", el 14 de agosto indica que, redactado por Noruega, reino que media el acercamiento, compromete al gobierno de Nicolás Maduro y a la oposición liderada por Juan Guaidó a negociar intensa, integral y pacíficamente, acuerdos que lleven a celebración de elecciones, se levanten sanciones económicas y se establezcan vías para la convivencia social y política.
Habría que invitar a éste y a otros periodistas del mundo, vengan a Venezuela y se den cuenta que su realidad acerca de nosotros, está más pelada que rodilla de chivo, Guaidó ya es una simple briznita de viento, expulsado de la política por impertinente y ladrón, a quien la oposición moderada que en México se sienta al diálogo, lo ha criticado por incompetente y bobo inútil, hecho millonario por sus amos de EE UU y el capitalismo europeo.
El venezolano ahora es más pila en política, se da cuenta de las babosadas que usuarios de redes sociales y poseedores de celulares "inteligentes", los utilizan para dejar huella de sus estolideces, sin embargo, van aprendiendo que en materia nacional o internacional un diálogo no es lo mismo que pelearse entre vecinos, porque el perrito mascota de tu casa se orinó en la puerta de la mía, se trata de política con "P" mayúscula, lo que va mucho más lejos de vulgaridades emocionales.