Estamos al tanto que este 6 de septiembre se cumplieron, 206 años de la redacción de un documento, que es emblemático y de vital importancia, para entender la integración Latinoamericana, nos referimos a la Carta de Jamaica.
Previo a explicar lo o querer dar a entender lo vital de este documento, debemos remontarnos a 1814, conocido como un "año terrible". Es el año que se desata la Rebelión Popular, donde el temible y bestial José Tomás Boves, genera la hecatombe nacional. Sus crímenes, violaciones, muerte y destrucción no tienen nombre. Tiene bajo su mando a los llaneros, negros, desposeídos, campesinos, quienes tienen un odio social, muy afectivo contra los que claman la Independencia: los blancos criollos.
Se puede decir que es una guerra entre hermanos venezolanos, matándose entre ellos. La situación es crítica, de ahí que Simón Bolívar, el 6 de mayo de 1814, genera una Proclama a sus compatriotas, desde el Cuartel General de Caracas: "Terribles días estamos atravesando, la sangre corre a torrentes, han desaparecido los tres siglos de cultura, de ilustración y de industria; por todas partes aparecen ruinas de la naturaleza o de la guerra. Parece que todos los males se han desencadenado sobre nuestros desgraciados pueblos".
Bolívar está golpeado, sumido en su desesperación, por ello decide buscar ayuda, asumiendo que, viajando a la isla colonial inglesa de Jamaica, encontraría la ayuda de Gran Bretaña. Mantiene en su mente asumir el proyecto independentista, pero es claro que sigue siendo un proyecto exclusivamente mantuano. Bolívar viaja a Jamaica y el 6 de septiembre de 1815, escribe La Carta de Jamaica, como una contestación de un americano meridional a un acaballero de esta isla, se trataba de un ciudadano preocupado por el destino de la América Latina: Henry Cullen.
Bolívar traza los fundamentos histórico-políticos de su teoría revolucionaria de la Independencia de América. Ahora tiene una visión con un horizonte geográfico, histórico y cultural mucho más amplio. Allí expone las razones que provocaron la caída de la Segunda República; señala con acierto lo que ocurriría años más tarde en casi todos los países americanos.
Es un documento en el que se fundó la independencia de las colonias españolas en Latinoamérica. Bolívar quiere demostrar la intensión de romper los lazos que existían con la corona española, la cual era la fuente de yugo y opresión para el pueblo de América. Fundamenta su apreciación con la postura asumida por el obispo de Chiapas, el apóstol de la América, Bartolomé de Las Casas, quien ha dejado a la posteridad una breve relación de las barbaridades que los españoles cometieron en el grande hemisferio de Colón. "Barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serian creídas por los críticos modernos, si constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades."
Ahora Bolívar entiende que los americanos son Moctezuma y Atahualpa, esos valerosos reyes que sufrieron tormentos y vilipendios vergonzosos, y muchas otras dignidades indianas que sucumbieron al poder español. Americanos son los independentistas que luchan en todo el hemisferio: Rio de la Plata, Alto Perú, Chile, Perú, Nueva Granada, Quito, Panamá, Venezuela, Nueva España, Puerto Rico, Cuba. Son 16 millones de americanos que defienden sus derechos, o están comprimidos por la nación española. Es una patria afligida por los tormentos que padece, desde su descubrimiento hasta estos años, por parte de sus destructores españoles.
En este fabuloso documento nos encontramos con hombre cultos y valiosos. Hablamos del barón de Humboldt, Bartolomé de Las Casas, el historiador William Waltan, Gengis Kan, Montesquieu, quien había señalado: "Es más difícil sacar un pueblo de la servidumbre, que subyugar uno libre". Así mismo, hace referencia a Bonaparte, Carlos IV, Fernando VII, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Diego Almagro, culpables de la muerte del inca del Perú Atahualpa.
Con frustración Bolívar reseña como los europeos, así como los llamados hermanos del Norte, se mantienen inmóviles y son solo espectadores ante los procesos que se libran en América Latina. La visión de Bolívar es luchar por la integración de estas nacientes Repúblicas en América, se habla allí de 17 países para esos momentos; Bolívar escribe, entonces: "Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria".
Luego agrega "Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tienen un origen, una lengua, unas costumbres y una religión debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse"….. ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!
Los escritos de Simón Bolívar, sus luchas y Proclamas, fueron recogidas por muchos americanos ilustres y guerrero, desde José Martí, Eloy Alfaro, Salvador Allende, Che Guevara, Augusto Cesar Sandino, Emiliano Zapata, Fidel Castro y, en especial Hugo Chávez, quien cristalizó toda esta teoría independentista y de liberación, para darle forma en UNASUR, Petrocaribe, el ALBA TCP, y con mayor profundidad la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños: La CELAC.