La encrucijada de la derecha: oxigenarse del gobierno y del imperio

Lunes, 13/09/2021 08:01 AM

En entregas anteriores he manifestado que existe una Tríada del poder oscuro, que domina al planeta: el capitalismo, la religión y la esclavitud, todas son la antítesis del humanismo y del espíritu. Esta tríada la representa la ultraderecha, el imperio, la burguesía y las religiones. El trabajo de los espectros opositores ha sido casi perfecto, creando una cultura ideal de los sistemas e imponiéndose como única y verdadera. Ellos erigieron una posición y una oposición, con un Dios en el centro y formaron un terrible triángulo colonizador y masificador. De vez en cuando, para camuflarse, hacen grandes actos o cosas poco comunes, como "ayudas humanitarias", o invadir pueblos "en nombre de Dios", otros hacen llamados a elecciones porque consideran que es la manera de salvar la democracia de ellos, pero si pierden objetan las mismas, otros promueven líderes como grandes demócratas, con el apoyo de los grandes medios, para hipnotizar a las masas cuando quieren que perciban u olviden sus crímenes que perjudican a una sociedad, a un país, o al planeta. En América Latina y el mundo los casos son en demasía; sin embargo, Venezuela tiene un amplio prontuario de los artilugios que ha utilizado la oposición para derrotar a los gobiernos de Chávez y de Maduro. Después de los fracasos contra Chávez, por el contrario, estos coadyuvaron a enfatizar más la incidencia del proceso bolivariano en América Latina, como la derrota del ALCA; junto a Cuba, Venezuela tenía una confrontación clara y total contra el imperio y fue junto a la isla, el país que más impuso una relación con los pueblos más de solidaridad humana que mercantilista. La estrategia de la derecha falla al no participar en las elecciones parlamentarias en el año 2010, para hacer ver ante el mundo que el gobierno venezolano era un régimen dictatorial comunista, la cual no tuvo efectos inmediatos porque fue una comedia más para verse como las víctimas del régimen. Con la pérdida de Chávez y el triunfo por poco margen de Maduro en el año 2013, la derecha tiene aún oportunidad de oxigenarse y es en el año 2015 que llaman a votar logrando la fuerza mayoritaria en el parlamento nacional.

El único instrumento que ha utilizado la oposición es tratar de derrocar al gobierno y no haciendo política, ni siquiera la han hecho en las gobernaciones donde han obtenido su triunfo. Todos los sectores de la oposición se han unido con base a la negación de la existencia del chavismo, sin una propuesta de país, sin plataforma política. Bajo estas premisas fue que lograron, todos unidos, destruir al GPP en las elecciones parlamentarias de 2015, el fin justifica los medios y las órdenes impuestas por el gobierno de EE.UU. No obstante, la negación otra vez de la derecha en los últimos procesos electorales, además de ser un error, la ha colocado entre dos aguas: entre un sector que llama a participar y el sometimiento del imperio a no hacerlo, el cual ha sido tan imponente que ha perdido otra vez espacios políticos y credibilidad. La negación de las fuerzas del chavismo y del gobierno legítimamente electo por parte de la oposición ha profundizado las sanciones y bloqueos del imperio contra el país, sometiendo al pueblo venezolano a la no adquisición de medicamentos e insumos básicos, ni de vacunas esenciales, ni de equipos o de tecnología de punta para resolver la crisis de los servicios básicos, la pérdida del poder adquisitivo y la imposición del dólar. No responde la derecha venezolana al triste papel agresivo que ha desempeñado Almagro en la OEA, ni que haya quedado fuera del MERCOSUR, ni de los intentos desestabilizadores para tumbar al gobierno. Nunca dijeron nada de las guarimbas, hubo mutis total contra los mártires asesinados en estos sucesos, por el contrario defendieron a sus verdugos. Hasta un tal Freddy Guevara implicado en estos hechos, hoy se perfila como uno de los candidatos para las elecciones de noviembre. Incluso, idearon un presidente interino para fantasear que tenían la presidencia de la república, a estos efectos en el corto, mediano y largo plazo ha hecho tanto o más daño que los cuatro ataques que tuvo Chávez. Desastres estos que ha cometido el Sr. Guaidó en nombre de la democracia, pero ningún sector de la derecha se ha pronunciado y el "dictador" de Maduro lo ha dejado libre. Muchos han sido los llamados al diálogo por parte del presidente legítimo Maduro. Solo hasta hace poco parece que la insistencia dio resultados, de aquí se desprende que: terminan reconociendo a Maduro como presidente; la participación en este proceso electoral, indica que no haber participado en las anteriores fue un error, que las criminales sanciones y políticas injerencistas del imperio contra el país fueron medidas anti éticas y humanas que jamás debieron convalidar.

La encrucijada en la que está la derecha: oxigenarse del gobierno y del imperio para mantenerse en el poder, muestra la controversial situación en que se encuentra y los caminos que está cruzando para reanimarse obviamente que son para aprovecharse de la coyuntura para resurgir, y lo más lamentable es que el gobierno venezolano alimenta esa situación. En aras de seguir buscando más oxígeno a costa del gobierno, la oposición acude a México para negociar con el gobierno —otros pueden verlo a la inversa, el gobierno va a negociar con la oposición, a la larga es igual—. Pudiéramos preguntarle a un trabajador que devenga un salario mínimo, que no esté de acuerdo con el actual gobierno, si se siente representado en los pactos que está haciendo la derecha con el gobierno; o a un trabajador chavista si se siente identificado con las negociaciones. En cualquiera de los dos casos ambos representan los intereses del imperio, ya que Biden logró lo que quería: arrodillar al gobierno y seguir titiritando a la oposición. Si ya la oposición, por sus planes maquiavélicos, por los errores que ha cometido y su insistencia de negar el chavismo, no tenía más vida desde el punto de vista político, me pregunto ¿por qué el gobierno insistió en darle oxígeno a una oposición que se debate entre dos aguas: enrumbarse al proceso democrático o seguir las reglas del imperio? ¿Para qué el gobierno le sirve de puente si es un enemigo del sistema que aúpa a la burguesía para que sea el verdugo de la clase proletaria? ¿Cuándo y con quiénes han consultado los resultados de los mismos, si cada acuerdo atenta contra la cristalización de un Estado Socialista, Comunal, Antiimperialista y Bolivariano? Este es un pacto de nuevas élites, de la burguesía tradicional con la burguesía "revolucionaria". En México se está entregando un proyecto humanista y socialista de país, originario de Bolívar plasmado por Chávez, para darle paso a un nuevo pacto de "puntos retorcidos" que atentan contra la dignidad no solo del pueblo venezolano que se sacrificó con Chávez contra todas las políticas dictadas por el imperio a la derecha, sino que transgreden y defraudan a toda la Patria Grande, nuestra América, que vieron a Venezuela como su espejo de lucha y guía para alcanzar sus objetivos.

Derrocar este sistema burgués no es fácil, pero no tenemos que elegir entre ética y política, ambas son imprescindibles en esta coyuntura histórica para acabar con la raíz del mal: el capitalismo. Los movimientos radicales, conscientes, despiertos de izquierda deben tomar la iniciativa para evitar el desplome de los avances logrados por Chávez. Es triste la situación del gobierno, el papel entreguista que está haciendo, cediendo ante el enemigo. Es muy débil el gobierno para poder liberarse de los espectros de la tríada; además de estar envueltos y comprometidos con ellos, no despierta de ninguna forma para observar más allá de lo que realmente ocurre, especialmente en el ámbito espiritual. La guerra no es solo por la lucha de poderes, también lo es en el plano espiritual (no tiene que ver con ver religiones). No siguió el camino que se le encomendó, tampoco entendió lo trascendental del proyecto Bolivariano, que va más allá de lo político y Venezuela la causa libertaria.

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