Disección de una «aclaratoria» oscurantista

Martes, 14/09/2021 08:08 AM

Quien suscribe estas líneas, hace unos días, fue arbitraria y ejecutivamente eliminado de los mecanismos oficiales de información para miembros del Comité Central (CC) del Partido Comunista de Venezuela (PCV), a pesar de continuar teniendo dicha condición, la cual sólo se pierde producto de decisión voluntaria o por resolución del CC –en aplicación de los Estatutos del PCV– mediante la sanción de «destitución de la responsabilidad», y ninguno de esos dos supuestos se ha dado hasta ahora.

Luego, el pasado viernes, Oscar Ramón Figuera González, en un intento de «aclarar» –pero que nuevamente sólo terminó clarificando su oscurantismo–, sobre la eliminación señalada, escribió a los demás miembros del CC: «el Buró Político […] resolvió excluirle de los grupos orgánicos de la dirección nacional (en WhatsApp y Telegram)».

Más de uno dijo: «Bueno, si lo hizo el Buró Político (BP) y lo dice el secretario general, entonces debe estar bien».

Es francamente penoso cuando cobra dolorosa actualidad la frase que Shakespeare, hace poco más de cuatro siglos, le asignó a Gloucester, uno de los personajes de sus famosas tragedias: «Tiempos de plagas son, en que los locos guían a los ciegos.»[1]

Y peor al constatar reiteradamente la vigencia de una de las correctas alertas de Bolívar, acerca de cuando los más se acostumbran a obedecer a un ciudadano que se ha acostumbrado a mandarlos, «de donde se originan la usurpación y la tiranía.»[2]

No sólo Oscar Ramón –quien este próximo mes de octubre, conjuntamente con su cumpleaños 67, celebrará 25 años en la Secretaría General–, sino también los miembros de los organismos de dirección y sobre todo los camaradas de base, deberían tener claro un principio que muchos hemos defendido a lo largo de los años y que volvimos a patentizar recientemente: «cuando un colectivo asume normas de funcionamiento –llámense Constitución, reglamentos o Estatutos–, la discrecionalidad en su aplicación lleva a la arbitrariedad, y de ahí hay tan solo un paso para el autoritarismo[3]

Así, efectivamente, los Estatutos del PCV pretenden, entre otras cosas, evitar la actuación caprichosa o despótica de cuadros individuales y de organismos colegiados (como es el BP). Pero, claro está, no basta con la mera existencia de la norma si no se garantiza su correcta y oportuna aplicación, para, por ejemplo, impedir el previsto peligro de que un «dirigente concentre en la práctica tanto poder de decisión, que de hecho le coloque por encima de la dirección colectiva y del Partido.»[4]

BASES ESTATUTARIAS

Seguramente no sobrará señalar, de manera puntual, que los Estatutos del PCV tienen todo un Título y un Capítulo en especial dedicados al tema de las sanciones[5], donde se especifican las causales de «medidas disciplinarias» (art. 63) y las sanciones aplicables para quien «incurra en falta debidamente comprobada» y «de acuerdo con la gravedad de la misma» (art. 64).

Sin embargo, ninguna de esas sanciones ha sido aplicada aún a este miembro del CC. Entonces, ¿con qué base estatutaria el BP tomó una medida disciplinaria y «resolvió excluirle de los grupos orgánicos de la dirección nacional»?

Ah, por cierto, el artículo 66 prevé que «Los Miembros principales y suplentes del Comité Central, sólo pueden ser sancionados por decisión de las 2/3 partes del Comité Central o por el Congreso»; de ahí que, entre las «atribuciones» exclusivas del CC, se especifica: «Aplicar medidas disciplinarias a los Miembros del Comité Central que incurran en faltas que así lo ameriten, según lo establecido en el Artículo 66 de los presentes Estatutos»[6].

De hecho, el artículo 68 puntualiza que: «Las instancias correspondientes a las apelaciones […], son las siguientes: Conferencia de Célula, Comité Local, Conferencia Local, Comité Regional, Conferencia Regional, Comité Central, Conferencia Nacional y Congreso Nacional.»[7]; y, como se notará, no se menciona el BP porque, a pesar de ser un organismo de dirección, no está facultado para decidir sobre medidas disciplinarias.

Adicionalmente, los Estatutos dictan que los organismos del Partido «deben informar oportunamente a la Comisión Nacional de Disciplina y Control de Cuadros» acerca de «las sanciones disciplinarias aplicadas», porque si «la Comisión considera inadecuada, insuficiente o injusta la sanción aplicada, recomendará la revisión al nivel correspondiente», y «de no corregirse la decisión en referencia, adoptará directamente una resolución que presentará a la consideración y decisión del Comité Central»[8]. Aunque sé que esto sería mucho pedir.

Algunos, con su superficialidad característica, únicamente alcanzarán a vociferar: «formalista», «legalista» o, con cierto tono burlón, «estatutólogo»; pero, a menos que quieran seguirse pareciendo cada vez más al CNE, a la Junta Directiva de la AN y al TSJ que tanto critican ahora, deberán empezar a actuar, cuando menos, un poquito parecido a como dicen los Estatutos.

¿MEDIDAS PREVENTIVAS?

Por supuesto, tanto Oscar Ramón como sus acólitos, del escrito a los demás miembros del CC, resaltarán la parte en la que dijo que es «una medida preventiva».

Más de un lector dirá: «Ah, okey, entonces sí está bien, porque el BP no decidió una medida disciplinaria sino "preventiva"».

Ciertamente, las «medidas preventivas» están consagradas legal y legítimamente, por ejemplo, tanto en la Constitución de la República como en el Código Orgánico Procesal Penal venezolano; aunque también el expresidente George W. Bush estableció la muy cuestionada doctrina de los «ataques preventivos».

Pero, en cualquier caso, lo concreto es que la figura de una «medida preventiva» es absolutamente inexistente en los Estatutos del PCV, por ende, ningún organismo puede aplicarla, a menos que sea de manera arbitraria.

Lo que disponen los Estatutos para todos los organismos del Partido, es ejercer «una permanente vigilancia revolucionaria», para, entre otros aspectos, «detectar los problemas que amenacen la estructura y unidad del Partido, para impedir que se creen y se desarrollen situaciones que puedan descomponer al Partido»; y, en circunstancias de cierta gravedad: «El Comité Central está en la obligación de informar oportunamente sobre la vida interna del Partido cuando en un momento determinado, se presente una situación que amenace la unidad del mismo, y tomará las medidas para garantizar que esta información llegue a todos los organismos de base.»[9]

SOSPECHOSOS ANTECEDENTES

De todas maneras, después de dejar de ser «funcionario» del PCV en diciembre de 2019[10], ya se podían constatar hechos que permitían suponer la aplicación fáctica de «medidas preventivas» por el estilo, tomando en cuenta la inhabilitación, por parte del BP, de instancias orgánicas designadas por el CC –y de las que forma parte quien suscribe– o bien la ejecutiva exclusión al susodicho en las convocatorias –y que sería la menos grave de las dos–.

En el primero de los casos, inicialmente se baipaseó la existencia de la Comisión de Propaganda del CC –cuya última reunión se realizó en octubre de 2019, como consta en el informe que me correspondió redactar[11]–, y casi un año después, en septiembre de 2020, se informó que «el Buró Político acordó conformar la Comisión Auxiliar Especial para el diseño e implementación de la estrategia de comunicación política-electoral nacional del PCV, bajo la coordinación del camarada Oscar Figuera», la misma que, a las pocas semanas, el BP rebautizó como la «Comisión de Comunicación Política», y que hasta hoy dirige «la guerrilla comunicacional del PCV».

¿Y la Comisión de Propaganda del CC?, «bien, gracias».

En el segundo de los casos se encuentra el Consejo Editorial de Tribuna Popular designado por el CC, y cuya necesidad urgente e imprescindible –sobre todo en la segunda mitad de los casi 11 años que me correspondió ejercer la Dirección de TP– era recurrentemente esgrimida por tres de quienes en su momento fueron escogidos para integrarlo.

Incluso hasta finales de 2019, durante los dos meses y medio en que me mantuve apoyando al nuevo director de TP para una «transición ordenada», luego de la sustitución aprobada en octubre por el 15º Pleno del CC, el Consejo Editorial se reunió con regularidad (24 de octubre, 6 de noviembre, 13 de noviembre).

Es de destacar que en los 20 meses transcurridos de enero de 2020 a agosto de 2021, se han publicado 12 ediciones –es decir, una edición cada 1,67 meses–, de las cuales sólo las dos primeras de manera impresa y las otras 10 digitales.

Pero, lo que se trae a colación es que durante todo ese tiempo únicamente me han llegado dos convocatorias a reunión, y ninguna respuesta, observación o comentario acerca de las «consideraciones y propuestas» consignadas hace casi 15 meses y cuya vigencia es palpable[12].

Quizá la explicación se encuentre en el planteamiento acordado por el Secretariado Administrativo del BP, a principios de abril de 2020, en referencia a que «las decisiones en cuanto al contenido, editorial, titular principal y otras de tipo operativo para ésta y futuras ediciones, […] en última instancia serán resueltas por la Secretaría General del Comité Central, con base a las facultades que le asigna el Estatuto del Partido, en conjunto con el Director de TP»; enfoque rubricado por el BP menos de tres semanas después, resolviendo que «la dirección de Tribuna Popular […] elabore la pre pauta, la cual será considerada en forma definitiva con la Secretaría General del CC-PCV.»

«EL CASO»

Un tercer aspecto que destaca en las breves líneas que Oscar Ramón envió a los demás miembros del CC, es una frase lapidaria: «El caso del cda. Carlos Aquino está a cargo de la Comisión de Disciplina y Control de Cuadros del CC-PCV.»

Eso por si alguno de los destinatarios todavía no tuviese claro que el «cda. Carlos Aquino» es persona non grata.

Pero, bueno, vamos al punto. El primer registro que consta de dicha información está en el «Boletín informativo» de la reunión del BP, del 12 de febrero de 2021, en el que menciona:

«[…] la resolución del XIX Pleno del CC-PCV, que establece: "El XIX pleno del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (PCV), reunido en Caracas los días 12 y 13 de diciembre de 2020, al conocer de las actuaciones y opiniones políticas que el camarada Carlos Aquino, miembro del CC-PCV, viene haciendo públicas al margen de las instancias orgánicas del PCV, a través de las redes sociales y portales de Información digital (Aporrea / Contrapunto), referidas a la aplicación de la línea política del Partido, acordó remitir a la Comisión Nacional de Disciplina y Control de Cuadros del Comité Central del PCV, la evaluación y análisis sobre estás actuaciones públicas del camarada Carlos Aquino." […]».

Entonces, queda claro que el 19º Pleno del CC –del que nunca se envió «Boletín», «Informe» ni «Resoluciones»–, culminado el 13 de diciembre de 2020, acordó pasar al «camarada Carlos Aquino» a la Comisión Nacional de Disciplina y Control de Cuadros para «la evaluación y análisis» de sus actuaciones públicas.

Es de acotar que en dicho Pleno incluso se leyó –aunque torpemente por una persona semianalfabeta con inexplicables título de Licenciatura y currículo magisterial– un artículo publicado ese mismo fin de semana y que produjo encolerizada urticaria en unos cuantos[13].

LAXITUD PARA CUMPLIR

En todo caso, efectivamente, entre las atribuciones que los Estatutos le asignan a la Comisión Nacional de Disciplina y Control de Cuadros está el elaborar, por mandato del CC, «los expedientes de los miembros del Comité Central que hayan incurrido en falta o violación de lo previsto en los presentes Estatutos», para lo cual «realizará todas las gestiones necesarias a la averiguación de la verdad.»

Y taxativamente los Estatutos dictan que: «El informe correspondiente debe ser presentado ante el Comité Central en un lapso no mayor de tres meses del inicio de la averiguación.»[14]

Sin embargo, resulta que desde el 13 de diciembre de 2020 han transcurrido nueve meses completos y se han realizado cuatro Plenos del CC, pero «el caso del cda. Carlos Aquino» sigue «a cargo» de la Comisión Nacional de Disciplina y Control de Cuadros, la cual no sólo tiene seis de retraso en presentar ante el CC «el informe correspondiente», sino que, de hecho, al día de hoy, como parte de la elaboración del expediente y de «las gestiones necesarias a la averiguación de la verdad», tampoco ha considerado necesario notificarme ni convocarme a un careo, entrevista o algo parecido.

Claro, tampoco podía faltar el inusitado apoyo proactivo del BP, que en el mencionado «Boletín informativo» reportó que:

«[…] teniendo en cuenta la resolución del XIX Pleno del CC-PCV, […] el Buró Político del CC-PCV procede a remitir en la presente fecha (12 de febrero de 2021) a la Comisión de Disciplina y Control de Cuadros del CC-PCV, el informe preliminar contentivo de los anexos que dan cuenta del caso, a los fines de que dicha Comisión realice la evaluación y análisis correspondientes, con base a lo establecido en los Estatutos vigentes del PCV y presente posterior informe al Comité Central del PCV.»

De todas maneras, siendo flexibles y tomando este nuevo hito, desde el 12 de febrero de 2021 han transcurrido siete meses completos y se han realizado tres Plenos del CC.

LA DISYUNTIVA Y LOS PRINCIPIOS

He de confesar que ante lo que Oscar Ramón denomina como «continuo ataque público», más de un buen camarada, con honesta preocupación, me ha dicho: «Cuidado, no vaya a ser que te expulsen».

Pero tengo la convicción de que quienes se dejan amilanar o atemorizar por un estilo de dirección personalista y autoritario no pueden construir, transformar ni revolucionar; que son tres componentes intrínsecos del ser comunista.

Además, en la vida, toda meta realmente significativa conlleva riesgos, pero su consecución los hace valer. Al menos quienes vindicamos los fundamentos y las banderas del marxismo-leninismo, no podemos olvidar que tenemos delante una clara disyuntiva:

Por un lado, está seguir defendiendo la gestión, las concepciones, las prácticas, los enfoques y los referentes del proyecto socialreformista de Hugo Chávez; y continuar sosteniendo a la camarilla que por más de dos décadas ha infectado al PCV con diversionismo ideológico, seguidismo acomodaticio y silencio cómplice, y que nos ha circunscrito a «las bases populares chavistas», obviando incluso la enunciada contradicción principal «nación-imperialismo» y más aún la contradicción fundamental «capital-trabajo».

Y, por el otro, está asumir sin complejos la descarnada y desapasionada autocrítica acerca del papel indigno al que –como militantes, cuadros y dirigentes, por acción u omisión– arrastramos al PCV durante sus últimos cinco lustros; para aplicar sin temores los imprescindibles correctivos, depurándonos de políticas equivocadas y de dirigentes funestos, y recuperando nuestro perfil clasista; dando así los primeros pasos para la reconstrucción revolucionaria del PCV, sin la cual no podrá cumplir su misión histórica como combatiente de vanguardia y se alejará más todavía la perspectiva del triunfo de la revolución proletaria y popular.

Hace poco tiempo, uno de los primeros camaradas con los que hace algo más de tres décadas me inicié en este camino, tuvo la gentil iniciativa de enviarme la foto de la dedicatoria que escribí en un libro que le obsequié justamente también un mes de septiembre, pero de 1995, años antes de ingresar al PCV: «[…] ten siempre presentes, y llévalos a tu propia vida, los principios revolucionarios: "Odio al enemigo, firmeza ideológica, disciplina, superación constante y disposición al sacrificio sin otra ambición ajena a la satisfacción del deber cumplido"…».

Esos mismos principios, dentro o fuera del Partido, son los que he procurado y procuro que sigan guiando mi conducta cotidiana, porque luchar en defensa de los intereses de la clase obrera, del fortalecimiento del PCV y del objetivo histórico comunista, no es patrimonio de los actuales militantes, sino una necesidad de todo el pueblo trabajador.

A quienes están obsesionados con sumar anexos al expediente en «el caso del camarada Carlos Aquino», seguramente les servirá el resumen que se encuentra en un artículo de hace tres meses («Batallas que vale la pena librar»).

Y, a quienes en la disyuntiva que tenemos delante optan por la segunda opción, les sugiero que pongan énfasis en el contenido de lo que se está planteando, que lo analicen y lo debatan, porque si definen que tiene sustento, es veraz y perentorio, deberán actuar en consecuencia.

 


 

[1] William Shakespeare, El rey Lear (1605), Ediciones Continente, Buenos Aires, 2010.

 

 

[2] Simón Bolívar, Discurso de Angostura (1819), Centro Nacional de Historia, Caracas, 2019.

 

 

[3] «Desnudando a la «nueva» Asamblea Nacional», 2 de abril de 2021.

 

 

[4] Estatutos del PCV, Título II «De la vida interna del Partido», artículo 2, aparte 1 «Dirección Colectiva», literal «b». 15º Congreso del PCV (22 al 25 de junio de 2017).

 

 

[5] Título V «Del régimen de sanciones y de apelaciones», Capítulo I «De las faltas y las sanciones».

 

 

[6] Título IV «La organización, funcionamiento y estructura leninista del Partido», Capítulo V «Del Comité Central», artículo 38, literal «l».

 

 

[7] Título V «Del régimen de sanciones y de apelaciones», Capítulo II «De las apelaciones».

 

 

[8] Título IV «La organización, funcionamiento y estructura leninista del Partido», Capítulo VI «De las comisiones auxiliares del Comité Central y las fracciones de masas», artículo 49, literal «d».

 

 

[9] Título II «De la vida interna del Partido», artículo 3, aparte 2.

 

 

[10] «Comunicación dirigida al Buró Político del CC del PCV», 16 de septiembre de 2019, confirmándole la decisión de dejar de ser «cuadro profesional del Partido a tiempo completo» a partir del 31 de diciembre.

 

 

[11] «Reunión de la Comisión Nacional de Propaganda del PCV», 11 de octubre de 2019.

 

 

[12] «Comunicación dirigida al Consejo Editorial de Tribuna Popular», 24 de junio de 2020.

 

 

[13] «Insumos para el debate, la autocrítica y los correctivos», 12 de diciembre de 2020.

 

 

[14] Título IV «La organización, funcionamiento y estructura leninista del Partido», Capítulo VI «De las comisiones auxiliares del Comité Central y las fracciones de masas», artículo 49, literal «a».

 

 

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