¡Legitimidad! o ¿Legitimidad?

Una simple vergüenza en todas sus palabras

Lunes, 20/09/2021 04:08 PM

PREÁMBULO

La respuesta a mi artículo https://www.aporrea.org/ideologia/a305894.html, en un número superior a un mil lecturas. Su título, por sí mismo, pedagógico: "El proyecto político liberador: La reiterada ausencia de legitimidad", es la expresión de estar persuadido por elementos de convicción donde "defender la democracia es defender la libertad y los derechos humanos".

CONSIDERACIÓN PREVIA

Ella, en su artículo publicado, https://m.aporrea.org/actualidad/a305997.html, en un número cercano a cuatrocientos lecturas. Su título, espontáneo, nada comprensible: "¿Se atreven a pontificar en nombre de una supuesta ilegitimidad?", el cual me fue imposible terminar la lectura ante tanta mentira y manipulación, no creo que sea por inconsciencia sino por voluntad –omisión impropia le llaman-.

Legítimo propósito el de una estudianta –negrita para denotar el estilo madurista-, quien por vía de excepción leyó supuestamente el artículo por la alerta sufrida tan sólo por la palabra ILEGITIMIDAD -por cierto, yo no utilicé tal expresión-, por lo que se constituye una magnífica oportunidad para el maestro Enrique Dussel para que la mande a leer por completo el artículo y haga un agudo y nítido análisis respaldado en las tres columnas de la razón -los más encumbrados del conocimiento lo saben-:

Primero, el dominio del lenguaje.

Segundo, el rico mundo perceptual.

Tercero, la habilidad lógica.

Pero, ¡que lastima! No hizo eso. No se tomó la molestia de leer el artículo y mucho menos escribir lo que podía haberse convertido en una referencia notable para los cursantes del diplomado "La otra politica".

Desperdició una magnífica oportunidad de entregar a sus compañeros, menos dotados y de nublada mente apasionada, un mapa diáfano de la crisis de legitimidad en la que estamos sumergidos los venezolanos, con las rutas marcadas para salir de ella.

Por el contrario, dejó que algún político de segunda –omito intencionalmente el link citado- hiciera el trabajo sucio, sin mucha atención a su lectura, por un mensajero que junto a ella no cree que "defender la democracia es defender la libertad y los derechos humanos".

Tal vez mientras lo hacía se decía así misma: ¡legitimidad! o ¿legitimidad? No pudo esperar por remilgos literarios! Se metió de bruces en la politica y ¡paf!

ACOTACIONES NECESARIAS

Es que las reglas de la politica son diferentes a las reglas metodológicas, ella requiere de decisiones rápidas, de pronunciamientos contundentes que se miden siempre por la cantidad de hechos denunciados y por el número de personas que se adhieren.

Cuando los acontecimientos se precipitan no hay lugar para los procesos asociados. Esto lo debió entender esta señora, acostumbrada a definir un dominio del trabajo y un aislamiento de esa potestad para poder estudiarlo sin afectaciones emotivas.

Entró en un ámbito en el cual son los eventos y no los argumentos lo que priva, pero, -arrogancia de por medio- lo hizo no asumiendo su rol de manifestante movilizada por el listado de tropelías cometida por el gobierno madurista, sino pretendiendo darle, con sus títulos académicos, valor argumental a ese listado.

Y, como mi artículo era "a favor de la legitimidad de la democracia", quien elaboró la respuesta asumió –según las reglas de todo buen político-, que cuando se trata de "democracia", la legitimidad se obtiene por la suma de voluntades y la consagración de lo cuantitativo.

De ahí la larga lista de tropelías relatadas y el amplio número de adherentes reunidos para darle veracidad a las denuncias: ¡más de mil lecturas contra cuatrocientos!

POSDATA

Por lo que le pregunto:

¿No sentirá algún rubor por un artículo donde le dice a sus colegas de las ciencias y las artes, que sus opiniones responden al manejo torpe de algunos estereotipos a la costosa campaña de desinformación adelantada por su gobierno madurista?

¿No le parece penoso haber hecho volar el papelito propagandista de la ILEGITIMIDAD del G4?

¿Es verdad que usted es una halada madurista?

Caramba: ¡Que bochorno!

¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento¡


 

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