El periodista Juancho Marcano observaba como el destello del sol iba descolorando el rojo intenso de las flores de ixoras, mientras que un Colibrí trataba de chuparle la última gota a una flor que moría bajo los fusiles del batallón del astro rey.
El perro Pipo que había llegado jadeando del conuco, observó a Juancho acalorado por el clima reinante y, antes de contarle sobre el paisaje mustio del sembradío, preguntó:
- ¿Juancho por qué hace tanto calor?
- A ciencia cierta no lo sé, pero te puedo decir que este mes en Margarita, ha sido siempre caluroso, pero, claro, ahora se siente más por el daño que el hombre, por su inconsciencia y terquedad, cada día le hace al medio ambiente,
- O sea Juancho que se puede decir que el calor es una bofetada dada a los hombres por la naturaleza por su manera de actuar tan indiscriminadamente contra élla, dijo el perro.
Juancho se limpió una gota de sudor que le bajaba desde la frente a un ojo y luego contestó: "Bueno si Pipo, se puede decir así, y ojalá que la madre natura, pudiera sacar unas manos y pudiera darle más bofetadas a todos aquellos indolentes que no tienen piedad contra seres tan indefensos e inocentes como lo son los animales y las plantas, y de paso no conforme con eso, también contaminan el aire y las aguas y le causan daño a los terrenos fértiles, de ahí que surjan esos fenómenos que amenazan con acabar con los hombres, pues la naturaleza no sólo reclama sus espacios, sino que defiende sus derechos de una u otra forma. Por eso, en estos días, hasta hubo un tornado por primera vez en Margarita que causó determinados daños a las viviendas".
- Según dicen, Juancho, vendrán grandes catástrofes, dijo el perro.
- Si Pipo, pero ojalá que así no sea, y si vinieran, ojalá que ya estemos en el otro mundo, pues eso por lo que dicen va a ser terrible.
El periodista comentó eso, y convidó a su perro a echarse en el garaje y a esperar ahí el almuerzo, que le traería una vez que su esposa lo sirviera.