Pensamiento Robinsoniano a la carga

Sábado, 02/10/2021 02:23 AM

Las crisis bio-ambiental, económica, civilizatoria y sanitaria experimentadas durante estos años por toda la humanidad han desenmascarado la perversión del sistema capitalista y las nefastas consecuencias de la globalización de sus contradicciones "capital/trabajo, capital/naturaleza, varones/mujeres (patriarcado) y étnica/racial (racismo)" Marcelo Colussi dixit. Antagonismos inseparables e imposibles de resolver dentro del mismo sistema.

También ha quedado claro que esas crisis son estructurales, no producto del neoliberalismo una etapa más del sistema capitalista, y que cualquier intento de maquillar las relaciones desiguales que genera el sistema mediante mecanismos como el reseteo global, planteado por el 1% más rico del mundo y sus adláteres, solo traerá más violencia, pobreza, destrucción y muerte.

No hay capitalismo bueno y la mayoría está cada vez más consciente de ello. A su manera y desde distintas perspectivas, derivadas fundamentalmente de experiencias y reflexiones colectivas, quienes luchan por diversas causas intuyen que las mismas son piezas de un rompecabezas vagamente identificado como un Mundo Mejor, a ser armado por hombres y mujeres mejores, a ser estimulados y formados por sistemas educativos también mejores. Hombres y mujeres cuestionadores de principios, valores, conductas "normales" y verdades "universales" soportes de todo tipo de dominación.

Materia en la cual nuestra agredida, cercada y saqueada Venezuela debe y puede hacer un aporte sustancial. Debe, porque está en el ojo del Huracán, porque nuestras incongruencias educativas han expuesto crónicamente a los pequeños venezolanos a formaciones obedenciales que responden a intereses y objetivos antagónicos, y porque estamos obligados a dejar un legado coherente a las futuras generaciones. Puede, porque el proceso bolivariano cuenta entre sus raíces con el pensamiento del gran Maestro Simón Rodriguez -Samuel Robinson- quien hace casi 200 años pregonaba la importancia de la primera escuela forjadora de sociabilidad (no de egoísmo) orientada por el lema "piensa en todos para que todos piensen en ti".

Desdeñaba las "escuelas políticas cubiertas bajo el pretexto de la religión, disfrazadas con el seductor título de Educación Popular...que enseñan a "obedecer ciegamente"...Y proponía escuelas donde maestros dispuestos a asumir el papel de padre común enseñaran a "Niños libres! ...de padres, tías y madrinas." a ser preguntones, a obedecer a la razón no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Autoridad y costumbres transmitidas por la familia, engañosamente presentada como célula básica de la sociedad.

 

 

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