Orientar no es fácil
Lo que pasa es que tú a mi no me entiendes
Por: Luis Enrique Sánchez P.
Miércoles, 06/10/2021 06:44 AM
La cuestión es sencilla, más bien simple.
Déjame explicártelo de nuevo y presta atención, no te distraigas, espero que esta vez y para siempre me entiendas, lo comprendas y pasemos a otra cosa, para cerrar este asunto, acabar con este temita de una vez por todas, que ya se está convirtiendo, por lo repetitivo, en algo fastidioso.
Presta atención y escúchame atentamente.
Cuando yo te digo que algo es así, de la forma en que te lo afirmo, cuando te expreso algo, cuando te lo garantizo, sea lo que sea, con plena certeza, es absolutamente lo contrario.
Es sencillo, simple, nada complicado.
Es una fórmula, que matemáticamente, aun cuando sé, que no eres muy bueno en eso de matemática, puedes simplificarlo, multiplicando por menos uno (-1 ) todo lo que te digo, lo que te explico y lo que te afirmo y como producto obtendrás todo lo contrario.
A buen entendedor pocas palabras bastan.
Claro, que tienes que añadirle a este ejercicio de comprensión un elemento de selección de temas que puede complicar la cosa, si no lo descifras adecuadamente.
Por eso debes permanecer atento, alerta, despierto.
Te voy a poner un ejemplo, para ayudarte un poco a entender lo que te pretendo explicar, veamos por ejemplo, cuando afirmo con vehemencia que un asunto, cualquier asunto del que estemos hablando es de determinada forma, se trata seguramente de lo opuesto, de lo contrario.
Caminamos por la empinada cuesta de la vida, caminamos a veces, muchas veces, sin saber a dónde vamos y en qué dirección nos lleva nuestro esfuerzo de locomoción.
Imagínate esa caminata y si piensas que bajas o que subes, recuerda pues, de acuerdo a lo que te intento explicar, que seguramente si hablas conmigo, se trata de lo contrario.
Todo depende de ti, de lo despierto que estés para interpretar adecuadamente lo que ves y lo que se te dice y no equivocarte con falsas interpretaciones, abre tu mente y tu corazón y sigue adelante en este transitar claro y despejado.
Déjate llevar de la mano.
Y recuerda, se trata siempre de lo contrario a lo que se afirma.