El abogado Livio Agüero y la teoría marginal del voto a la gobernación de Lara

Viernes, 08/10/2021 07:39 AM

Suponemos que, así como en la Ciencia Económica existe la llamada teoría de la "utilidad marginal" (Escuela Austriaca) puede también haber algo similar en otras disciplinas sociales y humanas como la Ciencia Política. Rama novedosa que en otro contexto habla del denominado marketing electoral o "Cómo hacer un presidente" (Theodore White, ganador del Premio Pulitzer por su libro Making of the president, 1960, según se puede googlear). Inclusive ya se va imponiendo el llamado nuero-marketing. Una estrategia comercial que antes que, a la racionalidad en las decisiones en materia de economía, apunta al condicionamiento neuronal con fines de obtener una respuesta desde lo afectivo. Tiende a mover la subjetividad, los sentimientos y actitudes de aceptación, rechazo, satisfacción o insatisfacción frente a un producto o hacia quienes gobiernan, que normalmente buscan ampliar su legitimidad, dominio y continuidad. Ya que, en palabras del sociólogo alemán-venezolano Heinz Rudolf Sonntag (Neheim, Alemania, 1940-Caracas, Venezuela, 2015) la noción sociopolítica de legitimidad: "versa en tono a cómo garantizar la estabilidad y la continuidad de los sistemas de dominación, cuya "existencia necesaria" es el axioma fundamental para poder indagar acerca de la problemática, al igual que la "existencia necesaria" de los que mandan y de los que obedecen" (Sonntag, H. R: "Acerca de la legitimación", en: "El proceso electoral de 1978. Su perspectiva histórico-estructural". Editorial Ateneo de Caracas. Caracas. 1979. P. 9).

Por otra parte, hay que tener presente que en sociedades abiertas (y sus enemigos, diría Karl R. Popper), suelen existir otros competidores frente al eje dominante, más aún hasta surgen actores políticos en los márgenes e intersticios del consenso social que "para no perder la tarjeta" organizaciones que tradicionalmente juegan a servirse del "cociente electoral". Por ejemplo, históricamente en Venezuela lanzan candidaturas sorpresivas. Si bien con figuras muy especiales, pero como recurriendo digamos a "la teoría marginal del voto". Así, con más o menos éxito han podido hacerse de diputaciones o concejalías, ayer como hoy, así en la "Cuarta" como en la "Quinta o Sexta República". Son aparte de los actores políticos que disputan fracciones de poder y, paralelamente, horadan la legitimidad del instrumento político principal o partido que aglutina a quienes detentan el poder en un momento determinado. O, paradójicamente, también se pudiera pensar que lo fortalecen dado que los destinatarios óptimos de aquellos vendrían a ser una franja mínima (o amplia, dependiendo de la estabilidad y legitimación) de los no alineados con los bloques dominantes. Ese universo que en Venezuela hoy sería el PSUV-Polo Patriótico, MUD y otros denominados por los mismos sectores opositores, enfrentados entre sí, "mesita" y "alacranes".

En fin, que "Los mercaderes del voto" como titulara uno de sus libros el gran polemista que fue Domingo Alberto Rangel (Tovar, estado Mérida, Venezuela, 1923-Caracas, 2012), tienen diversas estrategias con fines de vender sus programas electorales y, menos que esto, sus candidatos. Cosa esta última que aplica sobre todo a los aliados internos de EE. UU, CE, Grupo de Lima o Panamá Papers pero que no sé si entra allí también hoy el PCV, como sospechan algunos: aliados del imperialismo. Vieja organización que sabe mucho de luchas sindicales, trabajo de base en antiguas células, aunque dizque también de "pactos extraños": entradas y salidas de procesos cívicos y hasta militares otrora en los años de la década de 1950 y 1960-70, 1993, con "El Chiripero" de Caldera II, poco más o menos. Caso que al parecer repite el PCV con respecto al proceso de la Revolución Bolivariana, nunca bien reconocidas por ese grupo conservador y cupular aún en tiempos cuando era liberada por el comandante Chávez.

Sabihondos y dogmáticos, ahora dizque miran por encima del hombro a los otros líderes (civiles y militares, por cierto) que han dado continuidad al Proyecto Bolivariano, con quienes difieren de forma y fondo. Esto es, en los métodos, tácticas y estratégicas acerca de cómo conducir una revolución el siglo XXI, supuestamente dominada por grupos corruptos, como se les ha oído decir en foros, la tv o en su Tribuna Popular romper lanzas por mejores salarios para todos los trabajadores. En efecto, el PCV hoy no respalda al presidente Maduro. Figura escogida por Chávez como muy valiosa que sortea hoy diversos avatares, pero a ellos no les gusta porque se ha salido del dogma, según. En el Poder Ejecutivo se ha mantenido impertérrito y lo acusan de no atender las demandas de los trabajadores en tiempos de "inventar o errar" y de otros extravíos del poder: pactos también con la derecha liberal trasnacional y, en fin, que le han quitado el apoyo. Montan tienda aparte sospechosamente.

Al menos su diputado Oscar Figuera que como ánima en pena en el Palacio Legislativo no se la lleva bien con el médico especialista en psiquiatría Jorge Rodríguez. Es una pena en honor a la pluralidad y la democracia participativa ¿No habla lo políticamente correctos? Un amigo dice que realidad se ha desdibujado el hombre de la eterna chaqueta y que se parece más bien al adeco Ramos Allup que a los hermanos Machado, el pobre. Aquí regionalmente no se sabe bien si los diputados del PCV al Consejo Legislativo del estado Lara, son dos y tampoco sé lo que discursean o hagan algo por las comunidades, como no sea una vez que propusieron la interpelación de un militar encargado de la seguridad pública del estado, quien al parecer amenazó con poner presos a quienes convocaran a manifestaciones públicas en tiempos de pandemia covid-19. Lo cierto es que andan como extraviados. Rabiosos. Vociferando con espumarajos contra Maduro, quien es sabido que viene de orbitar la vieja izquierda venezolana. Esa que nunca ha tenido verdadera vocación de poder y unidad en las luchas. No fue sino el presidente Chávez que dio cohesión a esa izquierda irredenta. Son "egositos" como decía el papá de nuestro amigo Rafael Meléndez y han lanzado como candidato a la gobernación del estado Lara a "un buen gallo".

Es el abogado Livio Agüero, excelente profesional del derecho, juez probo, asesor jurídico de instituciones del estado y luchador social de larga data, ex concejal del municipio Iribarren (MAS, 1980); con ello quieran recoger cierto descontento de todas las víctimas de la guerra económica, el daño que ha generado toda esta "crisis antropológica" en los circuitos electorales más populares; aunque no significa que sean no necesariamente mayoritarios, pero que en todo caso los sectores descontentos pueden ser motivados a participar electoralmente, puesto que no se sienten representados en los "grandes" partidos. Dado que la legitimación de la coalición de poder no suele ser total, como sería el caso que actualmente gobierna en Venezuela. "Eso se siente", dice su hermano Luis Agüero, con quien discutimos recientemente en la Plaza Pedro León Torres de Barquisimeto o de libros usados. ¿Cómo es que nos pone en esa disyuntiva el amigo Livio? le digo; pero él responde que puede ser un batacazo por ser persona honesta y correcta, que lo respaldan algunas organizaciones de base descontentas tanto con el gobierno nacional como con la gestión del actual gobernador de Lara Vicealmirante Adolfo Pereira; y que no atiende las demandas de las comunidades en sus clamores por el agua potable, el gas y demás servicios públicos colapsados. Le refuto diciéndole que en las televisoras regionales se le ve por diversas comunidades haciendo gestión de gobierno, pero no atiende a razones. Me despido y lo dejo hablando de las bondades de su hermano, moralmente superior a los otros como candidato, que dizque antes de dividir, une las fuerzas revolucionarias. Le expresé mis dudas.

Para cerrar, me permito una distracción ya que, si aún tiene vigencia la entrada "Escuela Austriaca" de un viejo diccionario, una joya bibliográfica que valoramos, porque recordamos haber cursado Economía Política en el Departamento de Ciencias Sociales del Instituto Pedagógico de Barquisimeto en los primeros años de la década de 1990, cuando hallar cupo en las universidades era un milagro, así como la prosecución; no como ahora que hay más cupos y universidades que estudiantes. En fin, que allí se abordó el asunto de la utilidad marginal, y al respecto dice el libraco en sus páginas en sepia que ésta se opone al enfoque deductivo histórico, también hace a un lado el método deductivo. Propone en cambio, "la teoría subjetiva del valor", así dizque habría de surgir "la teoría de la utilidad marginal" (Arthur Seldon y F. G. Pennance: "Diccionario de Economía. Una exposición de conceptos económicos y su aplicación". Oikos-tau-ediciones. Barcelona. España. 1980. P. 240). ¿Existe también una teoría marginal del voto que favorezca una candidatura que no pare mientes en el enfoque objetivo-positivista, sino sólo a los aspectos subjetivos del comportamiento electoral? ¿Se puede arañar voluntades electorales al Psuv-Polo Patriótico, MUD-Mesita, ¿alacranes? Una vez oímos decir a Chávez que en Venezuela la población marginal no votaba hasta que él apareció en el escenario electoral, (algo así como lo que un sociólogo denomina: El chavismo salvaje (2016) de Reinaldo Iturriza-Memoria… disponible en http://www.memoria.fahce.edu.ar> …PDF). Ese chavismo salvaje, ¿ya no vota al Psuv? Barry Cartaya, presentador omnipresente de VTV, diría que ello es expresión de diversidad de opciones que tiene ante sí el elector venezolano, la electora venezolana, este próximo 21 de noviembre de 2021.

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