Una semilla o espora traida por el viento o por algún animalito, se posa junto a un árbol ya formado, un arbol jecho y derecho como dicen. Allí junto a el, germina, comienza a crecer y rapidamente se adhiere al tronco del árbol que inocentemente lo deja abrigarse bajo su sombra. Asi comienza la historia de un abrazo mortal. El Mata Palo comienza a abrazar el desdichado árbol convirtiendose en su compañero para toda su vida, o mejor dicho para toda su muerte. De esa manera una vida comienza a acortarse desde la llegada de aquel Mata Palo que se posó junto a él, ofreciendole su mortal compañía.
Esta planta parásita inicia su vida a expensas del alimento que extrae del cuerpo del árbol al que se adhirio desde aquel momento en que se poso junto a él para ofrecerle su mortal compañia. Poco a poco va creciendo y dominando el excenario hasta lograr la muerte del árbol nodriza y ocupar su lugar. La vida del Mata Palo depende del árbol al que se arrimó y nutriendose de éste logra dominarlo, doblegarlo y llevarlo a una muerte lenta y segura.
Es el abrazo mortal de una minuscula semilla que se hace poderosa y dominante parasitando y absorbiendo todos los nutrientes necesarios de aquel infausto árbol que comienza a ser extrangulado hasta la muerte. Este es el retrato, la mas viva imagen de lo que el imperialismo hace con los pueblos dominados y colonizados. Así abraza el imperio a los pueblos pobres del mundo, le ofrece su amistad y su ayuda que se convierte en una maldicion de la que es muy dificil de safarse.
Son muchas plantas parasitas conocidas, la malanga, el pajarito. Todas ellas causan severos daños a la planta pero el Mata Palo destruye el árbol y progresivamente lo asfixia hasta ocupar su lugar.
Hay abrazos mortales que arropan y ségan una vida. El capitalismo te abraza y te domina, te convierte en su esclavo y fuente permanente de nutrientes. Deshacerse de él es casi imposible. Así es el Mata Palo, abraza y condena al árbol a una muerte lenta y segura, como el imperialismo lo hace con los pueblos del mundo.