Cuento o razón

Un látigo de sed que azota a los habitantes

Miércoles, 20/10/2021 10:00 AM

El fin de semana pasado estaba pronosticado como el período más caluroso del año y en verdad que quien vaticinó ese factor no fue como muchas veces, sino que acertó, pues el calor, el domingo, por ejemplo, era como un dolor de muela que se precia de darle a un alumno en un examen de matemáticas, para el cual ni sabe ni ha estudiado tampoco y por tanto la molestia es bien grande.

El periodista Juancho Marcano con su perro Pipo, a pleno mediodía, buscaban la brisa fresca que sopla de la montaña que está cerca de su vivienda en el sector de El Portachuelo de la población de la Tacarigua de Margarita, que de paso, aparte del sofocante clima, no aparece ahí la alegría de la lluvia y el servicio de agua potable ha sido siempre una puñalada de sed en plena garganta del lugar.

El reportero revisaba los mensajes de su celular, mientras que el can estaba echado bajo los helechos buscando el frescor del piso. En eso estaban cuando Juancho leyó en un grupo de washat lo siguiente: Siempre sed en el pueblo/ como todos los años/ En cuadros lastimeros/ Hombres, mujeres y niños/ Tristes y macilentos/ Andan por los caminos/ Y trepan a los cerros/ Hurgando la existencia/ Del vital elemento/.. Al terminar de leer esta estrofa de un poema de Francisco Lárez Granados, se impresionó y se la leyó a Pipo, quien al oírla, preguntó:

- ¿Quién es ese señor y porqué tan lastimera poesía, Juancho?

- Pipo, ese señor fue uno de los más grandes poetas que tuvo Margarita que más bien le cantó al mar y por eso se le conoció como el Poeta del mar, pero no por ello dejaba de plasmar sus versos otros temas que también representaban su angustia, al igual que el dolor que sentían aquellos hombres que se aventuraban y viajaban por el océano, y lo cual él los dejó plasmado en la página azul y límpida del mar.

- Eso quiere decir Juancho que la escasez de agua en esta isla siempre ha sido un látigo de sed que azota a los habitantes, dijo el perro.

- Qué comes que adivinas, Pipo; así es, dijo el periodista, y se dispuso a atender una llamada de su amigo Evaristo, quien también hizo alusión del calor y la falta de agua en Margarita.

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