En noviembre se cumplen cinco años de la firma del Acuerdo de Paz en Colombia, entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la FARC; una paz metida en un saco roto. El narco presidente de Colombia Iván Duque, no tuvo el menor escrúpulo en lanzar al cesto de la basura el tan mentado documento. El primer punto del Acuerdo que era la Reforma Rural Integral se convirtió en un buchipluma, el cual era, creación de un Fondo Nacional de Tierras y ser repartidas en forma equitativa entre los excombatientes. Nada de esto se dio. El programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos, fue reemplazado por siembra la coca y, ha sido precisamente en estas zonas donde se han ajusticiado más excombatientes. Las reformas políticas y la representación democrática, contempladas en el Acuerdo fueron mancilladas. Iván Márquez que había salido electo Senador, rechazó a su investidura ante el constante asedio de amenazas de muerte, otro tanto lo hizo el parlamentario Jesús Santrich; desató toda una persecución para criminalizar de cuanto delito estaba en la mente del uribismo, renunció y posteriormente fue asesinado. Es decir, las FARC entregó las armas, fue desmovilizada y su incorporación a la vida civil ha sido traumática, progresivamente han sido masacrados. Según cifras publicadas por la ONU, se estipula el asesinato de 292 excombatientes. De un total de 13.000 miembros, 7.000 combatientes que estaban en las montañas, depusieron sus armas, para dedicarse a la vida privada y cuya intención era crear un partido político. Algunos tomaron caminos distintos reñidos con la ley y otros alrededor de 2.500 regresaron a la guerrilla pero sin un mando unificado.
Recordemos que durante el gobierno de Rafael Caldera se dio la pacificación, no estigmatizando a nadie; muchos de ellos ocuparon posteriormente posiciones relevantes. En Colombia se efectuaron, largas y tediosas discusiones, hasta un premio nobel fue otorgado al supuestamente mentor; que prácticamente se metió en ese tinglado bajo presión del pueblo. Fue el presidente Hugo Chávez que logró quitarles el estigma de terroristas y cambiarla por insurrectos políticos y el padre de la criatura de la pacificación. El ELN tal vez más curtidos en la lucha, miraba con suspicacia las discusiones y no quisieron formar parte del acuerdo. Razón le asistía al secretariado de ese movimiento no haberse acogido a la pacificación.