Luis José Marcano

Domingo, 14/11/2021 08:12 PM

Algo muy sencillo para hablar de un gran amigo.

 

Un modelo distinto de gobernar —en este momento—, resulta difícil al no repetir los mismos eslóganes y consignas como catecismo. Para que acceda el nivel humano al poder, debe formarse la generación que reconozca en su defensa la añadidura que contribuya a su protección en cuanto a las comodidades y servicios que deben ser aptos para la población en sus sitios de convivencia.

Explorar sin privilegios y la vez ser austeros en el cuidado de sus servicios debe crear valores orientados hacia un sentimiento donde no se abandonen las constantes necesidades de la gente con sus atribuladas ciudades.

La política dejó de ser un cliché, una moda absurda o el habitual sonido de la lluvia al caer. Ese concepto novedoso —pero antiguo en su rescate—, debe estar apartado de un complot o acuerdo para ir a vencer a los custodios de la vieja clase política que desinflaron la esperanza de las grandes mayorías desde 1958 a 1999, y transformarse ahora en esa nueva sociedad sin dolencias, distante de un modelo cómodo, dilapidador y falso.

Hablo de una nueva forma de plantar el concepto tergiversado y aplastado de hacer política sin P mayúscula, porque descubrimos que oculta intereses mal sanos. Queremos hablar de algo que pueda ser un arte capaz de insurgir venciendo dificultades y sembrando de ideas elevadas a una adolescencia sana, empleando para ello una fuerza inagotable que asuma, sin crear nuevos problemas, dirigiéndose a solucionar la vida ingrata de sus habitantes.

Esta juventud no exenta de experiencia política que se empeña en gobernar integralmente uno de los estados más importantes de Venezuela (como lo es Anzoátegui), se sostiene sobre un equilibrio que intenta no ocultar los problemas para hacer de ellos un negocio. Hablamos entonces, de un equipo con las herramientas indispensables para construir el funcionamiento de su estado.

Resulta inaudito, que un estado —el más importante de los premiados por la naturaleza por albergar parte substancial de La Faja Petrolífera del Orinoco—, productor de gas por excelencia, estado bisagra, paso obligado entre el oriente el sur y el centro de la nación, asiento de un gran número de refinerías, petroquímicas más importantes para la extracción y el procesamiento de hidrocarburos, propietario de infraestructura marítima capaz de albergar buques de gran calado, baluarte de la agricultura a gran escala, etcétera —por desavenencias políticas—, sea relegado a la hora de incorporarlo a los planes de desarrollo de la nación.

Proponemos entonces la estructuración de un equipo capaz de detener el crecimiento de las penurias que, como un ferrocarril sin nombre o número, pasa a toda velocidad sin percatarse de los mínimos problemas que impiden a las comunidades el poder cambiar. Necesitamos de la experiencia de un gobernador con un equipo aplomado, justo en su lenguaje, capaz de reconocer necesidades y orgánico en la producción de soluciones.

Luis José Marcano tiene el privilegio de contar con el pueblo que va hacer posible esa manera distinta y diferente de presentar y ejecutar soluciones. El cambio no vendrá de esa actual gobernación, el cambio irá a la gobernación de manos del pueblo y con un bloque capaz de develar las exigencias de la población y aplicar una gerencia superior a las necesidades que injustamente padecen.

Sin enfadar al pueblo, sin presionarlo, hablamos de restañar heridas y de sanar cicatrices con el bálsamo de la victoria. Esas palmas de esperanza que a lo lejos mece el viento revolucionario desvanecerán el viejo estilo que condicionó las soluciones en la espera de prebendas y caerá en el suelo fértil de la prosperidad.

La simiente de la diferencia, se aproxima esparciendo soluciones, identificando necesidades, con ojos bien abiertos para otear los difíciles caminos que irán en la búsqueda de un mejor momento.

Hasta más pronto…

Noviembre 2021

 

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