El Ministro de la Defensa, el General Padrino, informa la desactivación de 23 regimientos de la Guardia del Pueblo, un componente de la Guardia Nacional Bolivariana. Se justifica la medida en el deterioro moral del cuerpo, se habla de matraca, extorsión. De un plumazo se desmovilizan miles de efectivos. No se dice nada de sus comandos, sus Generales, y demás oficiales. La noticia, en este momento, en estas circunstancias, llama a la reflexión, no es algo de rutina.
En este momento, cuando las encuestas dan un alto porcentaje de rechazo al gobierno, y un más alto aun repudio a la dirigencia de oposición, en la proximidad de unas elecciones que no han cumplido su papel de opio del pueblo ni consiguieron emocionar a la gente, en medio de poco creíbles denuncias de saboteos a las elecciones, de suspensión de las clases una semana antes del acto electoral, con un país sometido a la más terrible crisis económica y moral que registra la historia. Todo esto nos autoriza a pensar que hay algo más que un extraño y repentino prurito moral en contra de la matraca centenaria y la extorsión consuetudinaria.
En medio de la falta de información, de lo intempestivo de la medida, nos preguntamos: ¿Es posible que el descontento, el disgusto que se manifiesta en la población, como es, inevitable ya haya permeado a las filas militares? ¿Es posible que esta inusual desactivación sea en realidad una medida contra un golpe de Estado, un mensaje a otros componentes? ¿Dónde están, que pasa con los comandos de estos regimientos, fueron desactivados también, están detenidos? ¿Quién sigue en la desactivación, hasta dónde llegará?
Todas son conjeturas, sostenidas por el desequilibrio de la situación política, con un gobierno tarambana, que todos los días inventa un disparate nuevo, como ese de "liberarnos" del petróleo, con una oposición cómoda que espera que del cielo le caiga el llamado a Miraflores para gobernar, con el partido de Chávez secuestrado por una camarilla, que lo convirtió en una patética maquinaria electoral, incapaz de movilizar, atrapada en las plataformas y en un deprimente 1x10 que pretende sustituir al pueblo en la calle llenando siete avenidas para oír a sus líderes que hoy son sólo un recuerdo.
Podemos concluir diciendo, si no está pasando, es inevitable que pase, pasará, la situación del país tarde o temprano parirá una solución al margen de la legalidad del madurismo, de la oposición gringa y de la cuarta. Una solución basada en la Constitución de Chávez, o, y esto sería lamentable, la situación de miseria moral y material que padecemos será aprovechada por el fascismo para irrumpir como abanderado del orden y sumir al país en una noche tenebrosa.
Los tiempos se acortan, la nación sufriente se aproxima a un desenlace, todo lo que hoy pasa anuncia un cambio. La Patria hoy clama por el concurso de sus mejores hijos.
¡CHÁVEZ ES LA SOLUCIÓN!....