Me levanté temprano sediento de información sobre los resultados de las famosas mega elecciones nacionales 2021, y finalmente conseguí un mapa de la geografía política nacional teñido nuevamente de rojo y con algunas mudanzas de los logros políticos de la oposición hacia el Zulia, Cojedes y Nueva Esparta, valorando especialmente la fuerza para conseguir gobernaciones. Todo lo demás quedó subsumido en esa forma de concentrar el poder con tres jerarquías, la presidencia, las gobernaciones y las alcaldías de las grandes ciudades, siendo todo lo demás relegado como soporte para la transformación real del país. Fue entonces cuando recordé una histórica placa existente en la ciudad de Trujillo, que recuerda que para una fecha en especial ¡AQUÍ NO PASÓ NADA!
Esa expresión tiene sustento en varios aspectos:
1/ Ratifica que la alta prioridad que el gobierno le da a la organización política le permite contar con al menos cuatro millones de personas dispuestas a dejarse ver votando.
2/ Bajo estas capacidades, la abstención constituye una fortaleza para las fuerzas políticas del gobierno, y de allí que la promoción general del voto es una deuda política en nuestro país. Es una movilización amorfa sin contenidos de gestión a futuro.
3/ La oposición sigue fragmentada en grupos de altas pretensiones por el poder y poco seso para explicarle al país sus propósitos, inclusive explicar sus errores previos.
4/ El triunfo político del gobierno no causa alegría, pero tampoco tristeza. Es un desgano inercial para seguir soportando gestiones pobres de contenidos y de acciones transformadoras.
5/ La ratificación de la alta abstención es una muestra repetida de que hay grandes dudas de los liderazgos regionales y locales, saben que es un desperdicio afincarse allí, cuando el centralismo y las actitudes discrecionales del centralismo y del militarismo, son las que marcan la pautas de las inversiones y las prioridades.
6/ El debate sobre la corrupción regional y local se trató como un lío de comadres, y su explicación es simple. la corrupción está centrada en el poder ejecutivo nacional que maneja lo poco pero útil del presupuesto nacional.
7/ El desmadre de las estética de los municipios, y de sus capacidades y potencialidades, no fue un factor importante para la decisión del voto.
En realidad, aquí no pasó nada. La derrota de la Negra Antonia en Portuguesa es la evidencia que no son las ideas las que ganan; ganan las maquinarias aceitadas desde el poder central.
Un amigo me contó la siguiente historia por WhatsApp, con sustento fotográfico: "Vine a votar como siempre lo he hecho desde 1968, cuando perdí la virginidad política, y decidí -cuenta el amigo- seguirlo haciendo. No me he perdido ningún proceso comicial, de esta mi vida. Solo que nunca había detallado la escuela donde voto actualmente. Su infraestructura está en pésimas condiciones de pintura y salubridad, repararla debe costar tanto momo rehacerla. Las paredes dan asco y no hay, a pesar de disponer de patios grandes, ni jardinería ni siembras. Los representantes no están organizados para cooperar con el mantenimiento, ni las autoridades de la escuela puede salí a buscar donantes para paliar el mal aspecto de la infraestructura. Me han dicho que los varones hacen sus necesidades en el patio lleno de malezas, y el baño de las niñas, es una podredumbre séptica. La Alcaldía queda a unas cuatro cuadras, y el Alcalde estaba caminando por allí, buscando votos para su reelección, y creo que logró reelegirse".
Si este mensaje y esas fotos son ciertas, ¡AQUÍ NO PASÓ NADA!
Hasta tanto no haya una posibilidad real que aquí pase algo seguirá el discurso vacuo llenando de paja los medios pero nunca será tarde para un jalón de orejas.
Es posible que en el plano de la geopolítica internacional si puedan verse logros de los 42 % de votantes que fuimos a votar por la paz.