En Barinas, para quienes poco sabemos cómo transcurren allá las cosas, pues aparte de lo que uno experimenta, es válido saber, más por la experiencia que por razonar filosóficamente, lo que no es pertinente en tipos como uno, del montón y simple maestro de escuela, que debe haber sus particularidades y, además, los barineses, las "sienten en carne propia". Y esas particularidades, de la naturaleza que sean, han venido influyendo de manera contraria al interés del gobierno nacional y quienes han ejercido hasta ahora la administración en esa entidad federal. Pues en cada elección, desde 1998, donde también habían ganado, el número de votantes en su favor disminuye ostensiblemente, hasta llegar al domingo 21 próximo pasado, cuando para decir lo menos, el candidato del gobierno terminó, por ahora, empatado con el de la oposición.
Nuestro interés no está en dilucidar quién ganó, pues eso corresponde al CNE y estoy entre quienes creen y han creído siempre en las cifras de este ente, desde las primeras elecciones realizadas bajo la presidencia del presidente Chávez y mediante el sistema que se ha venido usando para ellas.
Lo importante, digno de llamar la atención, son otras cosas, esas que comentaré. Quizás, el mayor enredo, frustración para gente partidaria del gobierno, no está en los resultados, ni siquiera en el candidato ganador, un individuo de la extrema derecha, como Rosales mismo, que de paso resultó electo gobernador de un Estado por demás importante, hasta por lo geográfico, sino que eso haya acontecido en Barinas, el Estado natal de Chávez y siendo el candidato un hermano de éste, quien a su vez, venía ejerciendo lo gobernación, es decir aspiraba ser reelegido, lo que parece como una doble frustración; es decir, de un heredero de carne y hueso. Eso tiene mucho de simbólico. Pero no es en verdad tan sustancial, significativo ni de tanto valor político, como haber perdido en el Zulia y con un candidato tan inestable como Manuel Rosales. Si alguien pudiera pensar que Superlano es un riesgo, Rosales, como mínimo es lo mismo, pero es el gobernador del Zulia.
Hay algo también significativo, digno de tomar en cuenta, al analizar este asunto y es que Argenis Chávez, el candidato del Psuv, dada la situación, ha optado por renunciar al cargo de gobernador y a repetir como candidato. A eso le doy un enorme valor porque implica que estaría reconociendo su responsabilidad en lo acontecido. Pues sin duda, las causas de esos resultados están en muchos espacios y uno de ellos es el dónde él se movía como gobernador y en su actuación. No sé si Chávez, con ese gesto, de manera deliberada, estaría llamando a una revisión global, lo que sería por demás inteligente y pertinente, dado su vínculo con el comandante, pero es merecedor que así se le tome. Pues haber perdido en Barinas o ganado de manera pírrica, ante una oposición dividida y con un candidato no sólo de la ultraderecha, sino con un historial nada digno de elogio, ni para convertirlo en líder, es una advertencia que las cosas no andan como para sentirse satisfechos, pese el mapa pinte de rojo.
Recordé a Cantinflas en aquella creo, si mal no recuerdo, su segunda película, después de "El circo", "No me defiendas compadre", por la intervención del TSJ en la discordia; pues lo de los resultados en Barinas eso parece, una discordia. Pareciera, digo así porque nada sé con certeza sobre eso, pero lo supongo, que Superlano ganó por una mínima diferencia, en eso que los hípicos llaman "en la raya".
Alguien en el TSJ, aprovechando lo dudoso del resultado, desempolvó un asunto del archivo, puesto allí por el nuevo rumbo que tomaba la política y el deseo mismo del gobierno de abrirse espacios y darle oportunidad a quienes intentan insertarse en la legalidad, creyendo que con eso ayudaba al gobierno a curar la honda herida recibida en Barinas, consultó con otros y todos terminaron asumiendo el asunto como el abogado defensor de Cantinflas en la película mencionada. El acusado tenía un discurso, su verdad, era inocente, aquellas acusaciones nada tenían que ver con él y su supuesto defensor pensaba otra cosa por estar muy mal informado.
Estos del TSJ pudieron creer que el "triunfo" alcanzado por el gobierno de Maduro en estas elecciones del 21-11, al margen de las cifras y el color del mapa, quedaría totalmente anulado por lo sucedido en Barinas.
Pues si algo es digno de resaltar es que las elecciones del 21-11 constituyeron, antes de la intromisión del TSJ, un particular triunfo de Maduro, quien fue reconocido como presidente por la oposición casi toda, salvo un reducido grupo de obnubilados y persistentes fracasados, de los venezolanos que ratificamos el derecho a elegir, vivir en paz y concordia. Y fue una derrota contra la injerencia extranjera y quienes privilegian lo violencia e ilegalidad.
Si Superlano ganó las elecciones, que es lo que uno ha terminado creyendo, lo que aparte de una derrota vergonzosa y hasta triste para los del gobierno, lo es también para muchos de nosotros, pues resultó ganador un hombre que tiene muchas cuentas que rendir y arrastró el voto popular, el de los desencantados, la intervención del TSJ, nos hace decir como Cantinflas, "No me defiendas compadre."
Es posible, uno está obligado a creerlo, que los del TSJ sepan mucho de derecho, por algo están allí, y uno de eso nada sabe, pero sin duda, políticamente hablando, han cometido un garrafal error y le hacen daño al gobierno, pese hayan pensado lo contrario.
Si Superlano había sido inhabilitado, para lo que razones sobran y hasta son del dominio público, es difícil entender que el CNE, quien inhabilitó por un asunto fútil a Eduardo Samán, uno supone que en el caso de aquél lo admitió, no por descuido, sino deliberadamente, por un acuerdo político, en función de desatar ciertos amarres y hasta provocar entusiasmo en ciertos sectores para generar confusión, desorden en la oposición y derrotar el abstencionismo. Nadie advirtió ni reclamó lo relativo a la obligatoriedad de acatar aquella decisión. Hubo como un hacerse el loco, pensando que nada extraño pasaría, como no que se llegaría al estado que llegamos.
Entonces, no sé de derecho, repito, no sé si el responsable de aquello es el ente que lo inhabilitó, el CNE que se hizo el desentendido por un acuerdo convencional.
Lo que sí parece como muy oportunista y poco saludable es la decisión del TSJ, organismo que con decisión "muy "ajustada a derecho", pero desentendiendose de la política y la necesidad de contribuir con la paz y concordia en Venezuela, toma esa decisión de ilegalizar las elecciones.
El TSJ le ha dado un espaldarazo a quienes dicen que en Venezuela no hay independencia de poderes y si una dictadura y hasta fortalece las posiciones de quienes llaman a la abstención y privilegiar la guerra. Nunca imaginamos que el Departamento de Estado, la UE y la delegación de este organismo enviada a Venezuela de veedora, encontrarían en el TSJ un aliado accidental para descalificar el exitoso proceso electoral del 21-11.
Los resultados de Barinas en nada cambian con esa decisión del TSJ. El daño ya estaba hecho. Que Argenis Chávez ganase o perdiese, era insustancial, bastaban los resultados y la tendencia e historia que encarna el candidato que a él se opuso.
La repetición de las elecciones en Barinas, dadas las circunstancias, la antipática intromisión misma del TSJ, pudieran vaticinar un triunfo de la oposición, ahora sí, de manera contundente. ¿No me defiendas compadre!