Diario de una Cuarentena: Capítulo 315: Conclusiones de mis análisis post electorales y prospectivas de cara al 2022 y siguientes

Sábado, 01/01/2022 07:39 PM

A 657 días del inicio de la contingencia en la República Bolivariana de Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en la finalización de la semana 94, y siendo el sábado 01 de enero de 2022, me resta señalarles a todas, todos y todes que tengan un feliz año, y que el mismo sea infinitamente superior al año 2021 y que esté cargado de amor, dicha, luz, libertad y mucha paz y prosperidad.

La edición con la que abro esta columna en el primer día del año 2022, que lo arrancó temprano es con la presentación de las conclusiones de los análisis post electorales que realice, 26 de 24 entidades federales, con muchos retos de cara a este año que recién inicia.

Sin más preámbulos, entremos en materia:

1.- Se ha registrado un proceso importante de despolitización en la sociedad venezolana. Si bien es cierto que el PSUV desde el punto de vista táctico logró el cometido de preservar importantes espacios de poder, que le permitan garantizar gobernabilidad, y que desarrollada con la mejoría económica, podría consolidar esta tendencia, no es producto que cada vez mayor cantidad de venezolanas y venezolanos están menos interesados en la política. De ahí los altos niveles de abstención, que además del tema de las políticas de asedio y bloqueo que por parte de EEUU se impulsan contra Venezuela, el tema pandemia de la Covid 19 ha incidido en el tema de la movilización de cara a los comicios, además del tema de que unos comicios regionales o municipales no despiertan tanto interés como, por ejemplo, una elección presidencial, donde evidentemente los niveles de participación se incrementan.

2.- Pese al triunfo del PSUV a nivel de espacios de poder (20 gobernaciones versus 3 de la oposición) a nivel de alcaldías tuvo un retroceso (de 305 que ganó en 2017, obtuvo 209 en 2021 y a oposición avanzó de 30 alcaldías que obtuvo en 2017 a 126, además de importantes espacios en cámaras municipales y parlamentos regionales). Es decir, de 91, 04% del control de alcaldías se pasó al 62,39% y la oposición de 8,96% pasó ahora a controlar el 37,61%, y esto porque fue dividida en estos comicios. Indudablemente si aplicáramos la jerga parlamentaria, el PSUV es la más grande minoría que tiene el país en estos momentos, aún y cuando ganó en entidades federales que representan el 60% de la población o padrón electoral del país.

3.- Si sumáramos la cantidad de votos totales en una hipotética polarización, encontramos que la oposición unida obtiene 4.488.112 votos para un 52,87% de los votos versus 4.001.137 votos que obtuvo la alianza PSUV-GPPSB para un 47,13%. ¿Saben de dónde viene la diferencia o la brecha de 486.975 votos de diferencia entre los que no apoyaron al PSUV-GPPSB? Por lo menos 400.000 son de los votos que se perdieron en el estado Zulia. Hay que tomar debida nota de esto.

4.- Como complemento del análisis del Zulia, importante es que señale que desde Caracas se ignora el significado de un estado como Zulia y su trascendencia geopolítica, y esto me lo ilustró mi tocayo el diputado Juan Romero mediante un ejemplo sencillo: Traer una bolsa Clap al Zulia cuesta el equivalente a 4 bolsas de Caracas. Es decir, que, para atender a la población de ese estado, son necesarias 8.500.000 bolsas y jamás se recibió de Caracas más de 4.200.000, es decir, ni la mitad de lo necesario. Lo mismo sucedió con la gasolina, y ni hablar del tema eléctrico, donde el Zulia siempre quedó en la cola del SEN. Lo otro sería un tema del modelo de gestión, del cual sería bien interesante aperturar un debate.

5.- De los 4.001.137 votos que obtuvo el PSUV, los mismos se distribuyeron de la siguiente manera: 3.530.041 del PSUV; 210.166 de TUPAMARO, 50.080 votos de Alianza para el Cambio de Ricardo Sánchez, 48.903 de la gente de Somos Venezuela, 37.795 del PPT, 36.281 votos de PODEMOS, 28.754 votos del MEP, 19.624 de UPV y 14.589 votos de ORA. Y aquí cabría la pregunta: ¿Dónde están los 1x10 que se pidieron? ¿Son reales o simplemente son puro papel para cumplir requisitos de los jefes políticos pero que no se materializan en la movilización al voto? Por qué de 8 millones de militantes del PSUV, apenas se movilizó el 44,13% de su militancia? ¿Dónde están los otros 4.469.959 militantes? Reflexiones necesarias que en algún momento espero puedan tener algún tipo de respuesta.

6.- En cuanto a la participación femenina e igualdad de género, para las megaelecciones se postularon 70.244 personas, de las cuales 34. 729 fueron mujeres para un 49,44% y 35.515 fueron hombres para un 50,56%, y esto para 3.082 cargos que se disputaron en esos comicios. De ahí resultaron electas dos gobernadoras de 23, lo que representa un 8,69%, 61 alcaldesas de 335, lo que representa un 18,21%; 95 legisladoras a Consejos Legislativos estadales lo que representa un 37,55% y de los 2471 concejales de los 335 municipios, fueron electas 1260 mujeres para un 44,60%. De los 3.082 cargos que elegimos el 21 de noviembre, 1260 mujeres en total fueron electas a los cargos de gobernadoras, alcaldesas, legisladoras y concejalas para un 40,88% del total de los cargos. Sin duda tener equidad en los cargos de elección popular por parte de la mujer es una tarea pendiente que tenemos, en una sociedad que aún sigue siendo patriarcal y que tiene que ver mucho más con que se postule x número de mujeres o de que sean electas.

7.- En cuanto a algunos datos del voto opositor tenemos los siguientes: la Plataforma Unitaria tuvo 2.139.543 votos para un 26,24% del total, con dos gobernaciones y 63 alcaldías; la Alianza Democrática obtuvo 1.363.003 votos en estas elecciones para el 16,72% del total de votos, 1 gobernación y 40 alcaldías; Fuerza Vecinal con 10 alcaldías, Unión y Progreso 4 alcaldías, Alianza del Lápiz 2 alcaldías, COMPA 1 alcaldía, Movimiento Centrados en la gente 1 alcaldía, otros 3 alcaldías y sin adjudicar 1. Es decir, ocuparon su espacio político en estos comicios, y que de haberse unido podían haber ganado más de 10 gobernaciones y el número de alcaldías, curules en parlamentos estadales y municipales hubiese aumentado ostensiblemente (esta cifra de parlamentarios nos queda pendiente y en algún momento podría darla).

8.- Ahora bien, ante un escenario de la posibilidad de la activación de un referendo revocatorio de mandato contra el presidente Nicolás Maduro el cual podría activarse a partir del 10 de enero del presente año, hay que hacer las siguientes consideraciones previas: primero, se deben recolectar 205.553 manifestaciones de voluntad (firmas) para validar la organización convocante del referendo de acuerdo a resoluciones vigentes del CNE. Esto en el actual sistema está planteado que sea 1% en cada estado, lo cual ya le representa una dificultad para los promotores de esta solicitud. Posteriormente, se requiere, una vez legitimada la organización convocante y que el CNE determine los puntos de recolección de manifestaciones de voluntad para el 20% del Registro Electoral tal y como lo ordena el artículo 72 del texto constitucional y defina el cronograma de esa actividad con su horario y días de duración, y que las partes coloquen sus testigos y veedores de la jornada, es que viene lo bueno. En ese caso y de acuerdo a simples cálculos, la oposición requeriría 4.120.000 firmas para solamente activar el referendo revocatorio del mandato del Presidente Nicolás Maduro. Pero una vez realizadas estas recolecciones de firmas, debe darse el proceso de verificación de las mismas por parte del CNE, para determinar que cumplen con los requisitos y así activar el mecanismo de referendo revocatorio. Suponiendo que logran ese número de firmas y es entonces que el CNE procede a definir el cronograma y la fecha de ese hipotético referendo revocatorio, el cual, para ser válido, debe reunir dos supuestos: Que igual o mayor número de electores o electoras que eligieron al funcionario o funcionaria hayan votado a favor de la revocación y que en ese referendo haya concurrido un número igual o superior al 25% de los electores inscritos y electoras inscritas.

El caso que para revocar efectivamente el mandato del presidente Nicolás Maduro se requiere un mínimo de 6.248.865 votos para revocar su mandato. Si aplicamos la suma que coloqué en el punto 3 de estas conclusiones, no son suficientes para revocar el mandato del actual Jefe de Estado venezolano.

Pero el meollo del asunto está en que de acuerdo a los lapsos de la Resolución que regula esta materia por parte del CNE, los lapsos que el mismo CNE se establece para esta convocatoria de revocatorio puede materializar el mismo cuando mucho en un año. Y cabe destacar que, aun suponiendo que Maduro fuese revocado, la fecha de realización del referendo determinará la forma de cómo se cubriría la falta absoluta del Presidente o Presidenta de la República.

El artículo 233 de la Constitución, y en este caso concreto, en su segundo aparte señala que si la falta absoluta del Presidente o Presidenta de la República se produce durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes y mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o Presidenta de la República, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva.

Y aun siendo revocado Maduro, eso constitucionalmente no le impide que se presente en ese escenario de elección anticipada. Moralmente no debería hacerlo, pero la Constitución ni se lo impide ni prohíbe como si sucede por ejemplo en el caso de la revocatoria de un diputado a la AN. Esto lo planteo solo como un ejercicio hipotético.

Y en este caso, el nuevo Presidente o nueva Presidenta de la República completará el período constitucional correspondiente.

Pero si la falta absoluta se produce durante los dos últimos años del período constitucional, el Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva asumirá la Presidencia de la República hasta completar dicho período. En este caso no hay elección presidencial anticipada.

Por lo que, si en un hipotético escenario el referendo revocatorio logrará convocarse contra el Presidente, pero en fecha 11 de enero de 2023 y fuese revocado, en ese caso asumiría el Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva que se encuentre en esos momentos en funciones y completará el período que resta. Es decir, le correspondería entregar el 10 de enero de 2025 sino decide postularse a la Presidencia de la República. Importante detalle que debemos tener muy en cuenta.

Por eso no es tan fácil ni creo políticamente factible que se dé un referendo revocatorio contra Nicolás Maduro, antes bien, la oposición o las oposiciones preferirán prepararse para las presidenciales de 2024, apostando a un mayor desgaste del chavismo para derrotarlo electoralmente en esa contienda.

Claro, esto también dependerá de los acuerdos a los que se hayan llegado en la mesa de diálogo y negociación con la representación de las oposiciones y de ahí la explicación del grado de "impunidad" con ciertos líderes de la oposición para que estén libres y conspirando. Y esto representaría una gran debilidad para el gobierno por lo siguiente: si la oposición o las oposiciones deciden activarlo, podrían violar posibles acuerdos y se le vería la costura al Ejecutivo si encarcela a algunos de estos dirigentes en plena campaña del revocatorio, lo que podría verse como una retaliación.

En segundo lugar, ganaron alcaldías, diputados regionales y concejales a los que a la vuelta de la esquina se les pagaría con la misma moneda, y en las oposiciones no hay gente tan torpe como para perder el capital político obtenido el 21 de noviembre que podría ser utilizado para ganar una elección presidencial, bien sea anticipada o en el 2024 que es cuando constitucionalmente corresponde.

No podemos tampoco descartar que en el año 2024 podamos encontrarnos encampañados en una megacampaña electoral no sólo para Presidente de la República, sino para gobernaciones, diputados regionales, concejales, alcaldías y hasta diputados de la AN, ante la posibilidad de que a estos últimos se les pueda activar un referendo revocatorio de sus mandatos, y como un elemento para impulsar y motivar aún más la participación electoral tomando en cuenta que en un país presidencialista, la elección de un nuevo Presidente o Presidenta de la República incrementa de por sí este tipo de comicios y los que se realicen de manera paralela a éste. Otro dato importante a considerar y con tendencia prospectiva.

Claro, para el momento en que realice estas consideraciones no se había definido el caso de Barinas, que por cierto el domingo de la próxima semana se darán las elecciones para definir el nuevo mandatario de la entidad llanera por los próximos 4 años en una entidad federal con una importancia semiótica y cultural para el chavismo importante y de la que Guaidó quiere tomar para utilizarla como plataforma, no sólo para promover un eventual revocatorio contra Maduro, sino para reactivar e impulsar sus planes de cambio de régimen en sintonía con las líneas que le imparten desde Washington.

Pero previo a ello, el próximo 5 de enero se reinicia el período ordinario de sesiones de la AN, donde además se elige su junta directiva durante este año. Ahí será interesante determinar si la actual junta directiva del Parlamento Nacional encabezada por Jorge Rodríguez es ratificada, o si por el contrario el chavismo realiza otra apuesta y designa una nueva junta directiva. Dentro de 4 días se definirá este panorama para contribuir a aclarar el horizonte político en el país y reducir las incertidumbres.

Estas son mis conclusiones de los análisis post electorales que realice de las megaelecciones del 21 de noviembre del año pasado con algunas prospectivas de este año y siguientes.

Iniciando el año 2022 con todos los hierros.

¡Bolívar y Chávez Viven! ¡Y sus luchas y la patria que nos legaron siguen!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

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